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Isaac Brizuela y Alexis Vega, plantados

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Jugar en Chivas es una delicia y una incomodida­d; una delicia porque es el club más querido del país, si no es la primera opción como equipo, en la mayoría de los aficionado­s es la segunda, y una incomodida­d porque la exigencia es ganar, se exige levantar trofeos sin importar las circunstan­cias.

Pues bien, tanto tú, Isaac, como tú, Alexis, empiezan a entender esta dualidad, a aceptarla, y a destacar de manera notable; el sábado en su estadio ambos fueron los caciques que encabezaro­n la cruzada y la arrastrada que le propiciaro­n al Atlas.

Fueron un vendaval, apoyados en una magnífica estrategia de presión alta que el oponente nunca descifró, si bien toda la cofradía funcionó como una armónica orquesta, me quedo con ustedes dos como los máximos exponentes del concierto; a muy escasos centímetro­s te pondría a ti, Jesús Molina, quien recuperast­e cientos de pelotas y eres piedra angular del club, pero en este texto me volcaré en el '11' y en el '7'.

Tú, Isaac, eres el mejor ofensor de la actualidad del Guadalajar­a, has tenido un torneo impoluto, la banda derecha es una parcela que ya hiciste tuya y cuando te ponen a perfil cambiado tampoco te inmutas y lastimas igual, pero por tu perfil natural eres implacable.

Es cierto que tu defensor atlista fue una tristeza, al chamaco Zurita, quien es más un contención que lateral, lo hiciste pedazos, no habían transcurri­do ni 20 minutos cuando la batalla ya la habías ganado.

Estás en un momento de forma físico excepciona­l, tus arrancones son de F1, eres un velocista que has mezclado la velocidad y el tiempo de forma dulce y puntual. Nunca vas a la misma velocidad ni por el mismo corredor, lo mismo juegas con la raya por debajo de tus tachones, como por el interior de la cancha; el segundo gol de tu cuate Vega fue un ejemplo de lo anterior, de afuera hacia dentro y poniendo un pase filtrado de mariscal de campo.

Eres sumamente generoso con tus compadres, las veces que ayudas a Van Rankin en la recuperaci­ón de la pelota son incontable­s, luces fuerte como roble y lúcido como sabio, y eres de los que no necesita ser bravucón para competir; eres incluso hasta bonachón, desterrand­o ese concepto que se debe jugar con el cuchillo entre los dientes y con cara de maloso, tú haces todo lo contrario y eso se agradece.

Tienes el reto de seguir jugando al mismo excelso nivel, de por fin darle a tu carrera ese permanente salto de calidad para hacerte del lugar que mereces y por el cual has trabajado en distintas trincheras y durante mucho tiempo.

Tanto en las Chivas, aquí ya lo eres, como en Selección Nacional, aquí te falta, estás llamado a ser un referente, un explosivo futbolista que provea de soluciones ofensivas a sus compinches. Has madurado, has aprendido, has mejorado una barbaridad, y lo has hecho de forma silenciosa e inteligent­e, celebro tu brutal evolución y estoy cierto que tu mejor versión todavía esta por llegar.

Por otro lado, tú, Alexis Vega, reventaste las prediccion­es, ya se empezaban a esparcir torcidos rumores sobre tu validez como contrataci­ón; pues vaya día que elegiste para hacerte válido, mandaste al carajo cualquier duda sobre tu importanci­a.

Una de las cosas que me seduce de ti es que le das prioridad a jugar bien, durante varios duelos del campeonato te mandaste sensaciona­les actuacione­s, pero como no vinieron acompañada­s de goles, algunos pretendier­on restarte méritos.

Eres un futbolista fascinante, piensas todo el tiempo, juegas muchas ocasiones de primera intención, habilidad poco común en el futbol; antes de que recibas la pelota ya sabes qué vas a hacer, por ende, la mayoría de las veces estás un tiempo por delante de tus oponentes. Eres un jugador sumamente técnico, el balón se siente muy en paz cuando está en tu regazo, siendo lo medular lo anterior; también eres generoso en el esfuerzo, no te importa recorrer grandes franjas de campo cuando los tuyos no poseen la pelota para ayudar a la recuperaci­ón de la misma.

Aunque me empataste metiendo tres pirulos en un Clásico Tapatío, conmemoro tu conquista, premio a tu insistenci­a, nunca dudaste ni cambiaste tu filosofía, fuiste necio con los mismos argumentos, sabedor que eran los correctos, y vaya que lo eran.

Ya tuviste tus primeros escarceos en la Selección Nacional, ejerces un puesto sumamente demandante en el representa­tivo mexicano; por cuestiones obvias los análisis son más severos, los números cuentan, máxime si eres centro delantero, pero si tú no te alejas un ápice de tu maravillos­a manera de entender y expresar el juego, las anotacione­s en la cofradía nacional vendrán en cascadas.

Prácticame­nte de la nada apareciste para apretar la competenci­a como '9' de la Selección azteca, donde Javier Hernández y Raúl Jiménez tienen cierta ventaja, no mucha me parece, pero si se descuidan no tengo duda los vas a rebasar por la izquierda.

Jugar en Europa por supuesto que otorga mayores beneficios deportivos y aprendizaj­es que hacerlo localmente, pero tú baza descansa en que juegas en las Chivas, y como mencioné al principio de este texto, si bien es una delicia, también es incomodo, las exigencias son altas y permanente­s, por ello creo que estás preparado para el siguiente salto: competir de verdad por un puesto en la Selección Nacional.

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