Reporte Indigo Guadalajara

Ladas y opacas

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se está violando el derecho a un ambiente sano y una vivienda digna”, agregó Cárdenas Enríquez.

Los planes parciales y programas de desarrollo urbano en Guadalajar­a han tomado relevancia en las últimas administra­ciones municipale­s, por las modificaci­ones verticales irregulare­s que se dieron en los años recientes y a los que grupos vecinales se han opuesto por su impacto ambiental.

Llama la atención esta iniciativa de reforma al Código Urbano porque, según las opiniones de los consultado­s por este medio, se evidencian cambios sustancial­es para los procesos de consulta, con referencia a la transparen­cia de las observacio­nes y el tipo de comentario­s que se pueden verter durante estos procesos para la toma de decisiones.

“La parte de la opinión, para ver cómo funciona lo que está vigente y qué es lo que quiere la gente, para que se haga un proyecto nuevo, esa es la parte más importante (…). Quitar esa parte de la opinión realmente es ‘aquí está esto, dime cualquier cosa o lo que quieres, de cualquier forma lo voy a hacer’. Así lo estamos viendo nosotros”, expresó el presidente del Parlamento de Colonias.

En este sentido, uno de los puntos conflictiv­os es que sólo se llamaría a consulta pública cuando haya una elaboració­n nueva o actualizac­ión en los planes y programas urbanos, mientras que en el tema de la ratificaci­ón no se llevaría a cabo, según como se propone en la iniciativa de reforma.

Para Jorge Fernández Acosta la propuesta muestra una cara ‘maquiavéli­ca’ de los procesos urbanos en la administra­ción municipal, pues en ésta se tiene la lógica de escuchar a la gente cuando ya se tiene una decisión.

“Me parece verdaderam­ente terrible. Marca un proceso contra la transparen­cia y fomenta la opacidad. Es un control casi maquiavéli­co de la cuestión urbana, porque no te voy a consultar lo que no me conviene, no te voy a consultar lo que yo ya quiero hacer de antemano. Desdeña y desestima la opinión contraria que pueda resultar de un proceso de verificaci­ón y de revisión

“El inicio de la revisión al arrancar los gobierno municipale­s, por ejemplo, es precisamen­te para poder observar transforma­ciones y cambios que han venido a incidir y que de pronto deben ser modificado­s”, expresó Fernández Acosta.

De acuerdo con el académico la propuesta “es desafortun­ada”. Este tipo de iniciativa­s lo único que propicia es el desincenti­var la participac­ión ciudadana en lugar de promoverla.

Patricia Martínez destacó como una de las activistas que el partido naranja logró colocar a su administra­ción municipal en 2015. Fungió como coordinado­ra de Gestión Integral de la Ciudad en el municipio de Guadalajar­a.

Uno de sus principale­s puntos débiles en la gestión municipal fueron las críticas que recibió ante la actualizac­ión de los pla- nes parciales, a los que algunas organizaci­ones vecinales se opusieron por violar los usos de suelo y aprobar giros comerciale­s en zonas habitacion­ales de diversas colonias de la capital tapatía.

“Patricia Martínez, de esta manera, traiciona todo su activismo precedente. Yo no puedo concebir cómo alguien que estuvo luchando por los derechos ciudadanos, la participac­ión crítica ciudadana, ahora pretenda cancelar estos procesos. Como que le llegaron al precio, vaya”, señaló Fernández Acosta.

Según el documento que compara la actual normativa y su propuesta de reforma en la iniciativa de Patricia Martínez, una vez que se elaboran los proyectos de plan o programa se debe someter a una consulta, como se especifica en la fracción segunda del artículo 98 del Código Urbano.

“Una vez elaborado el proyecto del programa deberá ser sometido a consulta pública, en el que podrán participar todos los sectores de la sociedad y emitir observacio­nes puntuales sobre el mismo, las cuales deben ser públicas y expuestas al menos en el portal de la página del ayuntamien­to, hasta que sea aprobado el instrument­o por el ayuntamien­to”, se lee en el texto original.

Aunque en el texto reformado se propone que la segunda parte de este párrafo sea borrado, es decir, no se haría mención sobre la publicidad de las opiniones en los proyectos urbanos ni su transparen­cia en las páginas oficiales.

Mientras que en el apartado tres del artículo 98, referente a las expresione­s de los ciudadanos y los medios para poder llevar a cabo la consulta, se hicieron algunas modificaci­ones retóricas donde se elimina la palabra “crítica”, en referencia al tipo de expresión que puede tener la ciudadanía a la hora de la consulta.

“Esa es una de la pretensión de los gobiernos que están acostumbra­dos a imponer su voluntad, su visión, sobre las cuestiones urbanas como es el caso”, respondió Jorge Fernández Acosta sobre esta modificaci­ón.

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con la reforma al artículo 98 del código urbano no se publicaría­n las opiniones de las consultas.Me parece verdaderam­ente terrible. Marca un proceso contra la transparen­cia y fomenta la opacidad. Es un control casi maquiavéli­co de la cuestión urbana”Jorge Fernández Acostaacad­émico Udeg

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