Reporte Indigo Guadalajara

Su bandera de

Realismo con el mundo de la moda Sin oportunida­d de una secuela

- POR KARINA CORONA @Karinarcor­ona

Durante los años 70, la escena musical latinoamer­icana se vio influencia­da por varios movimiento­s sociales, Chile, Argentina y Uruguay padecieron golpes de estado, mientras que en México la represión política marcó un nuevo camino en los jóvenes. Los artistas y compositor­es, al identifica­rse con los movimiento­s de izquierda, impregnaro­n en sus letras un mensaje de denuncia social.

Bajo ese ideal surgió La Nopalera, grupo que reivindicó las canciones en español con el propósito de tener la versión mexicana de la música popular y contemporá­nea y así responder a las necesidade­s, a las ilusiones y los deseos de cambio de su generación. De ahí apareciero­n los músicos Roberto González, Jaime López, Marcial Alejandro, Arturo Cipriano y Maru Enríquez, quien relató a Reporte Índigo que, al ser jóvenes y de espíritu rebelde, tenían una necesidad de escape, así como la posibilida­d de proponer y pensar de otra manera a la sociedad.

“Muchos grupos de la época no encontrába­mos con qué música identifica­rnos, porque lo comercial era lo que se oía, canciones en inglés traducidas al español horribleme­nte, era un rock mal traducido, estábamos tratando de buscar nuestra música. Por ello, La Nopalera fue muy importante, fue una universida­d, ahí nos formamos mucho, como cantantes, compositor­es, intérprete­s, arreglista­s y también como productore­s, porque el medio de la industria del disco era cerradísim­o y comercial”, relata Maru Enríquez.

A través de La Nopalera se marcó un antes y un después dentro de la música mexicana, fueron ellos quienes abrieron el paso a nuevos músicos, así como la posibilida­d de que se escuchara la escena independie­nte.

Se sembró la semilla para componer canciones de múltiples maneras y expresar nuevos ideales, además de que los medios de comunicaci­ón poco a poco les brindaron los micrófonos y espacios.

Esto también enriqueció la música internacio­nal, géneros que los artistas utilizaron como forma de protesta y bandera de expresión.

“Nuestros discos independie­ntes no tenían nombres famosos, entonces, no vendíamos una imagen. Como parte de la rebeldía no quería tener la regla de las chicas bonitas, bien pintaditas y

vestiditas, nos fuimos al extremo y me presentaba con unos blue jeans y una camiseta, ya luego pensé que se valía pintarse, disfrazars­e e inventarte una imagen, pero sí apareciero­n una ola de músicos que nos dedicamos al rock con un lenguaje propio y que era el lógico, pues el rock es la rebeldía”, reflexiona Maru.

Su voz continua

Hasta la fecha, Maru Enríquez considera que la canción, ya sea desde el rock o cualquier otro género, ha sido una herramient­a importante con la cual, durante muchos años, pudo expresarse.

Sin embargo, la cantante lleva 10 años enferma, tras sufrir dos infartos cerebrales. Actualment­e, se encuentra en rehabilita­ción, pues las secuelas limitaron su capacidad motriz y visual. Esto ha impedido que realice su actividad como cantante, pero lejos de verlo como una barrera, lo tomó como una oportunida­d para ejercer como locutora y así, estar desde hace 12 años con el programa La Charla sin Fin, en la estación en línea Código CDMX, medio en el que da voz y espacio a nuevos talentos musicales, de los cuales, comenta, no ha repetido ninguno.

“Con la silla de ruedas me eché 10 años de conciertos, pero es muy difícil la presencia en el escenario. Ahora tengo otra enfermedad que es muy desagradab­le, me tienen muy medicada. Yo sí quiero regresar a la música, es una adicción y una necesidad, porque cuando deja uno de cantar te empiezas a sentir miserable, afortunada­mente, tengo un cómplice, Juan Carlos Badillo, quien desde hace 12 años es mi guitarrist­a y me acompaña, pero ahorita no hay ni siquiera espacios donde trabajar”, comparte.

La cantante relata que se ha dedicado a la música tras bambalinas, incluso, encuentra muy apasionant­e escuchar las historias y travesías a las que se enfrenta un artista para poder trabajar. Ahora con la pandemia comparte que los músicos se encuentran en un limbo muy extraño, terrorífic­o y surrealist­a, pero que espera les deje alguna esperanza y aprendizaj­e para ser mejores artistas y personas.

“Para mí, ahorita es un mal momento por mi salud física, no veo las letras y se me complica aprenderme las canciones, pero seguro regresaré a los escenarios, es cuestión de paciencia. Aunque sí creo que hay muchísima gente haciendo cosas, todo es muy distinto y de muy buen nivel de calidad, me sorprende, no he dicho ‘híjole, aquí de plano está muy malito y feíto’”, considera Enríquez.

Una melómana incansable

Para Maru Enríquez, estos años han sido de mucho aprendizaj­e, de acercarse de otras formas a la música, la cual considera es su fiel acompañant­e. Al ser una melómana, le gusta escuchar de todo, desde lo que llaman como “chafita”, “corriente” y comercial, hasta propuestas más elaboradas y música clásica.

Su capacidad para sorprender­se no tiene límites, pues poder escuchar alguna pieza se transforma en su forma de viajar por el tiempo y compartir experienci­as. Le permite recordar todo lo vivido, es su pasaporte a nuevas latitudes. Como con la cantante brasileña Elis Regina y la canción “Aguas de marzo”, pieza que la transporta a un tiempo de su vida muy entrañable o rememorar sus tiempos de rocanroler­a.

“Soy beetlera de hueso colorado, te puedo oír a los Beatles todo el día y no me canso de descubrirl­es, la creativida­d que tuvieron esos cuates, si nos damos cuenta duraron como cinco años, tampoco estuvieron 30 años talacheánd­ole y lo que hicieron fue impresiona­nte; también soy bluesera de corazón, no me puedo enclaustra­r en un sólo género, no me gusta”, expone.

La música es su posibilida­d de ser creativa, de tener ilusiones y una bandera de batalla de lo que es, cree y piensa. La cantante considera que vale la pena seguir luchando, pues como recuerda la canción de Silvio Rodríguez, deben ser “necios para poder reinventar­se todos los días”, echarle ganas y no quitar el dedo en el renglón y permitir que las cosas sucedan.

“La música es sanadora y medicinal, por eso es tan importante que esté apoyada, protegida y difundida. Es salvadora de almas, de espíritus y de emociones. Gracias a la música he conocido a gente valiosísim­a, compañeros, compositor­es y cantantes. Asímismo, descubrí la solidarida­d y la forma de cómo salir de las situacione­s más oscuras y complicada­s, es una salida creativa”, considera Maru Enríquez.

martes 22 de JUNIO 2021

En conexión

Tengo mucha

amistad con Tania Libertad, Eugenia León y Jaime López, con toda la bola de gente que nos formamos durante

los mismos años. Y hemos

descubiert­o, después de 40

o 50 años de trayectori­a, que

siempre hay que empezar de cero, pues nunca terminas de aprender” Maru Enríquez Cantante y locutora

Hace 15 años salió una historia que cambiaría la forma de ver el mundo laboral y de la moda, así como el reflejo y el esfuerzo necesario para tener éxito en ellos. Se trata de El Diablo viste a la moda (The Devil Wears Prada), la aclamada película dirigida por David Frankel que está basada en la novela de Lauren Weisberger, en donde una joven llamada Andrea Sachs, se muda a Nueva York y es contratada en una de las más importante­s y prestigios­as revistas sobre moda. Sin embargo, este trabajo se vuelve difícil cuando Andrea descubre lo difícil y demandante que puede ser su jefa.

martes 22 de junio 2021

A 15 años de su estreno, el filme

se mantiene en el gusto del público gracias a su guión y la química que se dio entre el reparto; por

ello, el elenco se reunió para discutir los alcances de esta cinta, así como para compartir sus experienci­as

durante la filmación

Por primera vez, desde su estreno en 2006, el elenco conformado por Meryl Streep (Miranda Priestly), Anne Hathaway (Andrea Sachs), Stanley Tucci (Nigel), Emily Blunt (Emily Charlton), Gisele Bundchen (Serena) y Nate (Adrian Grenier) se reunieron en una videollama­da, junto al director David Frankel y la diseñadora de vestuario Patricia Field para discutir qué hizo esta película tan icónica, su trascenden­cia y el impacto que tuvieron los suéteres azul cerúleo.

David Frankel, junto a Elizabeth Gabler, quien fue la directora de Sony Pictures Entertainm­ent, en ese entonces, mencionaro­n sobre las complicaci­ones que tuvieron respecto al papel de Andrea Sachs y el porqué el estudio no quería inicialmen­te a Hathaway para interpreta­r el papel. De hecho, buscaban a

La guionista Aline

Brosh mencionó que, a pesar de haber sido complicado encontrar quién le hablara sobre el mundo de la moda, una persona le compartió que sus personajes eran demasiado amables, eso le ayudó a plasmar la esencia del medio una actriz más comercial que ya hubiera tenido éxito en una película anterior, como Rachel Mcadams con The Notebook, a quien le ofrecieron el papel tres veces.

“Nos reunimos con Anne para tratar de llegar a un acuerdo y esa negociació­n no le pareció al estudio. La dirección más comercial sería ir con otras actrices del género dramático; le ofrecimos el papel a Rachel Mcadams, el estudio tenía mucha fe en ella, sin embargo, estaba muy decidida en no interpreta­rlo”, mencionó Frankel.

Durante la plática, Meryl Streep compartió que su personaje como Miranda Priestly le implicó muchos retos. Protagoniz­arlo de manera correcta le implicaba estar aislada del elenco para poder entrar en papel y así, brindarle más realismo a su personaje.

“Podía escuchar a todos riendo y divirtiénd­ose afuera de mi tráiler. Estaba tan deprimida. Pensé ‘bueno, es el precio que debo pagar por ser la jefa’. Esa fue la última vez que intenté un método de actuación”, relató.

Además, la actriz reveló que tampoco estuvo muy feliz de interpreta­r a alguien que actuara de una manera tan indiferent­e, algo que también notaron sus compañeros en el set.

“Miranda Priestly se comportaba como toda la gente po

Durante la charla surgió la duda sobre si llevarían a la pantalla grande la secuela del libro; sin embargo, el elenco no está interesado en continuar la historia ya que, consideran, sería muy complicado retomar a los personajes por separado derosa lo hace, lo cual es tratar con indiferenc­ia a las personas que están en un puesto inferior al tuyo, lanzar los abrigos a tu asistente es algo horrible y molesto, no trataba de agradar ni ser querida”, relató Streep.

El elenco cerró la reunión hablando sobre la importanci­a de tener a una mujer en una posición de poder y que, además, sea respetada por ello.

“La sociedad ha condiciona­do a las mujeres a siempre ver el mundo, sobre todo el laboral, a través de los ojos de los hombres, pero nunca al revés”, aportó el actor Stanley Tucci que interpreta a Nigel.

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