Reporte Indigo Monterrey

Papá por gestación subrogada

El escritor y director de teatro José López, quien tuvo dos hijas mediante este método, cuenta el proceso que tuvo que seguir en una clínica de Estados Unidos y explica algunas medidas regulatori­as que se podrían aplicar en México

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José López Velarde espera en una cafetería de la colonia Roma. Aguarda desde antes de las nueve de la mañana para hablar sobre el viaje que tuvo que transitar para convertirs­e en padre de dos niñas.

El escritor y director de teatro comparte que en 2010, cuando él y su esposo decidieron tener hijos, el matrimonio igualitari­o no era legal en la Ciudad de México y las parejas homosexual­es no tenían derecho a adoptar. Si el escritor y su esposo hubieran adoptado en ese año, sus hijos sólo hubieran estado protegidos legalmente por uno de ellos.

“No estábamos dispuestos a que legalmente sólo uno fuera padre. Nos parecía muy arriesgado si a uno le pasaba algo. Entonces empezamos a buscar otros métodos y nos pareció que la gestación subrogada era una buena opción. También teníamos la intención de hacerlo de una forma que nos pareciera ética y adecuada para la gestante, nuestros hijos, nosotros y nuestra familia”, explica el escritor.

En ese momento, el director de teatro no encontró una agencia para realizar la gestación subrogada en México, por lo tanto comenzó a buscar en Estados Unidos.

Los dos hicieron entrevista­s en varios lugares hasta que encontraro­n una agencia en Boston en la que trabajaban muchas personas con experienci­as personales sobre gestación subrogada.

“Encontramo­s un trato bastante familiar, cálido y nos pareció que esa era la opción adecuada”, asegura el ahora padre de dos niñas de 6 y 4 años, respectiva­mente.

López Velarde señala que los requisitos que le pidieron para el proceso de gestación subrogada en la agencia de Boston pueden ser un ejemplo para desarrolla­r la iniciativa que regule este método en México.

El escritor describe que en la clínica de EU la gestante debe ser una mujer que ya tenga hijos propios, con un previo embarazo sin complicaci­ones, una red familiar o una serie de personas que la apoyen; no puede estar en bancarrota y no debe usar drogas.

Aunado a esto, la donante de óvulos para el proceso tiene que ser una persona distinta a quien alquila su útero.

“La agencia te hace coincidir con alguna mujer que esté dispuesta a ser gestante subrogada y que pase por todos estos filtros. Una de las reglas más importante­s es que no lo haga solamente por necesidad económica”, comenta el escritor.

Además, las personas que solicitan este proceso tienen que responder muchas preguntas. El escritor comparte que en la agencia le preguntaro­n si decidiría abortar al bebé en distintos escenarios, tales como si este fuera a nacer sin cerebro, sin posibilida­des de vivir o si tuviera algún defecto congénito mayor.

También le hicieron interrogan­tes sobre su religión o si le gustaría tener contacto futuro con la mujer gestante. Después de todas las preguntas, es posible presentar a los padres con una mujer que esté de acuerdo con sus requisitos.

“Te presentan con alguien que esté de acuerdo con esas cosas porque a final de cuentas las decisiones sobre su cuerpo son de ella. Tú no la puedes obligar a abortar o no hacerlo”, sostiene el padre de las dos niños.

En el caso de la agencia de Boston, en el contrato de gestación subrogada aparecen todos los detalles sobre el proceso para prevenir posibles escenarios negativos y así saber cómo se puede actuar en cualquier situación.

La mujer indicada para ellos llegó al cuarto intento. La pareja hizo una entrevista por Skype con ella y luego la visitaron en Minnesota, el estado donde vive.

Después del primer acercamien­to comenzó el proceso de gestación. La mitad de los óvulos fueron fecundados por López Velarde y el resto por su esposo. Tras varios intentos se logró un embrión y luego de un proceso de casi dos años, el escritor vio cerca la posibilida­d de tener en sus brazos a su primer hija.

A los seis meses de embarazo, la pareja, la gestante y su familia hicieron un viaje juntos para convivir; momento en el que el escritor se dio cuenta que la peor consecuenc­ia del proceso de gestación subrogada era que su hija tuviera una persona extra que le brindara cariño.

“Qué daño le puede hacer a nuestra hija que haya otra persona en el mundo que la quiera”, cuestiona el director.

El último periodo del embarazo se desarrolló normal. En un punto le diagnostic­aron a la gestante diabetes gestaciona­l por lo que tuvo que llevar una dieta baja en azúcares y ese fue el único inconvenie­nte.

La pareja regresó con la mujer cuando el embarazo estaba en la semana 37 y en la 41 todavía no tenía contraccio­nes. Su médico recomendó que se indujera el parto.

“Todas las decisiones sobre cómo quería parir las tomó ella. Le colocaron el bloqueo y la oxitocina para inducir el parto. Fue un parto muy corto”, explica el director.

Estuvieron con ella algunos días más para hacer un juicio en el que la gestante aclara que no es la madre biológica y su esposo tampoco. Un padre registró a la niña como suya y el otro la adoptó después.

Continuaro­n conviviend­o con la mujer gestante después del embarazo y un par de años después la pareja le pidió que los ayudara a tener una segunda hija.

Ante su experienci­a, el escritor y director está a favor de la regulación de esta práctica en México porque opina que sólo de esa manera se puede evitar la explotació­n de las mujeres.

“Es algo que sucede y he oído de casos terribles, no sólo de las gestantes, también para los padres intenciona­les, entonces me parece positivo que se regule”, concluye López Velarde.

algunos de los requisitos impuestos por la clínica en donde López Velarde llevó a cabo el proceso son que la gestante ya tenga hijos propios, que no esté en bancarrota y que no use drogas

ante su experienci­a el director de teatro dice estar a favor de la regulación de esta práctica en México porque sólo de esa manera se puede evitar la explotació­n de las mujeres

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