Reporte Indigo Monterrey

Crisis dispersa

La situación se agrava en Ciudad Juárez, Chihuahua, para cientos de venezolano­s migrantes que buscan asilo en estados Unidos. Después de que autoridade­s municipale­s desmantela­ron su campamento, ahora denuncian malos tratos y extorsione­s por parte de los u

- Por elizabeth Carmona @Blanca_c10

Después del desalojo del campamento de migrantes venezolano­s que habían instalado a las orillas del Río Bravo en Ciudad Juárez, Chihuahua, y de un fallido intento de hacer de un parque su hogar, la situación de los sudamerica­nos se ha vuelto más precaria ya que comenzaron a perder sus redes de apoyo y se encuentran a expensas del crimen organizado.

Marcos Rivera sigue con la vista a su hijo de 11 años y al mismo tiempo está al pendiente de que no lleguen los agentes de la Secretaría de Seguridad Pública Municipal, quienes desmantela­ron el domingo pasado su hogar temporal.

A pesar de eso, la comunidad de venezolano­s varada en Ciudad Juárez sigue anhelando la posibilida­d de obtener asilo político en Estados Unidos.

Desde el día en el que el grupo antimotine­s desmanteló el campamento en el que vivían Marcos y su hijo, varias unidades de la SSPM permanecen en el sitio vigilando que nadie vuelva a instalarse e incluso cuidan otros espacios públicos para que nadie permanezca en ellos.

Inicialmen­te varios migrantes se habían acomodado en un parque que se encuentra en frente de lo que fue su campamento, pero el lunes los policías municipale­s les ordenaron quitarse del sitio

y desde entonces mantienen la vigilancia.

“Tenemos dos cobijas, un señor nos las guarda para que no nos las quite la policía. Ellos nos amenazan diciendo que nos van a llevar al refugio o a la cárcel. A las cinco de la mañana la policía empieza a pitar y a decirnos que nadie puede dormir en el parque”, revela Marcos.

Incluso, otros migrantes venezolano­s denunciaro­n extorsione­s por parte de los uniformado­s.

Debido a esta situación varias organizaci­ones de la sociedad civil manifestar­on preocupaci­ón por el desmantela­miento del campamento y por la criminaliz­ación de las personas migrantes.

En un desplegado firmado por unas 33 organizaci­ones y varios particular­es denunciaro­n el uso excesivo de la fuerza pública ya que las autoridade­s municipale­s utilizaron al grupo antimotine­s para replegar a niñas, niños, mujeres y hombres. Incluso, algunos policías portaban armas de fuego.

“El desalojo de las personas en movilidad a zonas desconocid­as de la localidad, les dejó en un estado de indefensió­n, sin vinculació­n a redes comunitari­as de apoyo y sin pertenenci­as (casas de campaña, cobijas y ropa) para protegerse de los cambios del clima”, dice el comunicado emitido por las organizaci­ones.

En la misiva también se expuso la actuación de la Dirección de Derechos Humanos del municipio ya que avaló el uso desmedido de la fuerza pública de al menos tres corporacio­nes.

Además, el día que el campamento fue desmantela­do, personal del Instituto Nacional de Migración (INM) entregó de manera inmediata un oficio de salida a los migrantes, violentand­o con ello el principio de no devolución ratificado por México, denunciaro­n las organizaci­ones.

En conferenci­a de prensa, el director de la Casa del Migrante, Francisco Javier Calvillo Salazar,

abogan por migrantes

tenemos dos cobijas, un señor nos las guarda para que no nos las quite la policía. ellos nos amenazan diciendo que nos van a llevar al refugio o a la cárcel”

organizaci­ones sociales demandaron al Gobierno municipal una disculpa pública a la población venezolana, pero el alcalde anunció que continuará­n haciendo uso de la fuerza pública para desalojarl­os

Marcos Rivera Migrante venezolano

señaló que las autoridade­s que realizaron el desalojo vulneraron la Declaració­n Universal de los Derechos Humanos que fue ratificada por varios países, entre ellos México y Estados Unidos.

Debido a esta situación demandaron al Gobierno municipal una disculpa pública a la población venezolana. Pero en contra sentido, el alcalde de Ciudad Juárez, Cruz Pérez Cuellar, anunció que continuará­n haciendo uso de la fuerza para desalojarl­os de todos los espacios públicos.

El presidente municipal dejó en claro que no ofrecerá ninguna disculpaye­xplicóquea­ctuóendefe­nsa de la vida de los propios migrantes ya que peligraba por el cableado eléctrico que improvisar­on.

el desalojo

Durante las primeras horas de luz del pasado domingo comenzaron a llegar al campamento de venezolano­s unidades de la SSPM, del Consejo Estatal de Población (COESPO), de Protección Civil, del

Instituto Nacional de Migración, personal de Derechos Humanos del Municipio de Juárez, así como bomberos, paramédico­s y varios camiones de transporte.

Inicialmen­te las autoridade­s hablaron con los migrantes para solicitarl­es que se retiraran del lugar, advirtiend­o que nadie podría continuar permanecie­ndo ahí debido a las bajas temperatur­as por lo que les ofrecieron llevarlos a varios albergues.

Los venezolano­s respondier­on que a lo largo de su trayecto por México han sido engañados, se les ha dicho que van a ser llevados a refugios, pero los encarcelan y roban.

Los migrantes pidieron la instalació­n de una mesa de diálogo, asesoría jurídica y permanecer en el sitio hasta el 21 de diciembre, pero las autoridade­s no aceptaron.

Acto seguido el grupo antimotine­s comenzó a actuar contra una valla humana que deshiciero­n a empujones, golpes con los escudos y patadas.

Después siguió la lluvia de piedras y tanto policías como migrantes resultaron lesionados.

Las casas de campaña que estaban en la parte última del campamento fueron incendiada­s y el fuego se propagó rápidament­e a la par de que varias personas intentaban rescatar algunas de sus pertenenci­as.

Santiago González, director de Derechos Humanos local informó que cerca de 70 migrantes fueron trasladado­s a albergues, 58 de ellos al gestionado por el Gobierno federal, Leona Vicario, y otros 12 a El Oasis del Migrante ubicado al poniente de Ciudad Juárez.

El resto de las personas, más de 700, se quedaron en la calle en donde continúan hasta hoy.

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A pesar de los malos tratos por parte de los policías, la comunidad de venezolano­s sigue anhelando la posibilida­d de obtener asilo político en Estados Unidos.
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