Reporte Indigo Nacional

Aumenta seguridad; padecen mexicanos

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previo a las elecciones intermedia­s de este martes, Estados Unidos aumentó la presión contra los visitantes y habitantes en su territorio, tengan o no documentos.

La tensión ha llevado a que, incluso, las autoridade­s fronteriza­s cierren el paso por los puentes internacio­nales para evitar lo que consideran una invasión.

Uno de estos casos ocurrió en el puente fronterizo Paso del Norte, que divide a las ciudades de Juárez, Chihuahua, y El Paso, Texas, donde la semana pasada agentes de la Oficina Aduanas y Protección Fronteriza de Estados Unidos (CBP, por sus siglas en inglés) cerraron la circulació­n en el puente.

Según versiones de diarios locales, fue un simulacro en el que los agentes colocaron barricadas en los carriles del puente y, con armas de grueso calibre, cerraron el paso a los vehículos que buscaban pasar hacia EU, de forma legal.

Este ejercicio ocurrió luego de que hace una semana, decenas de migrantes de diversos países se apostaran sobre la banqueta del puente internacio­nal para pedir refugio en Estados Unidos. En previsión de que pudiera ocurrir una entrada masiva de estas personas, las autoridade­s ensayaron cómo podían frenarlos.

El paso hacia y desde México también se ha complicado para otro tipo de viajeros.

Alejandro, un joven que viajó a Estados Unidos vía aérea la semana pasada para visitar a su familia en Texas, narró que al llegar a la zona de aduanas del Aeropuerto de Dallas Fort Worth, todos los pasajeros de origen latino fueron separados del resto y llevados a una oficina dondelosin­terrogaron­unoporuno.

Tras pasar el control migratorio normal, Alejandro fue conducido a una habitación donde estaban otras personas que habían viajado en el mismo vuelo que él, en la aerolínea American Airlines.

Minutos después, otros pasajeros de origen mexicano que llegaron en un vuelo de la aerolínea Interjet también fueron conducidos a la sala; incluso, en este caso, los miembros de la tripulació­n.

“Yobajédela­vión,pasélamáqu­ina donde se escanean el pasaporte y la visa, y al terminar me formé en la línea para quienes tenemos visa. El agente me preguntó lo normal, cuánto tiempo iba a esta ahí, a qué iba; me tomó mis huellas, me tomó una fotografía, tomó mis papeles y me llevó a la otra oficina, donde ya había muchas personas esperando. Había familias y hasta mujeres solas con niños.

“Me llamaron por mi nombre en una ventanilla y ahí me hicieron muchas preguntas. Que si dónde vivía en México, con quién, si era casado, si tengo hijos, cuánto dinero traía, si tenía tarjetas de crédito; muchas cosas. Lo que me llamó la atención es que éramos todos los latinos que veníamos en el vuelo los que estábamos ahí, incluso, personas con residencia legal. Yo he viajado varias veces allá y nunca me había tocado algo así”, narró.

Tras más de una hora de espera y de hablar con dos agentes diferentes, logró convencerl­os de que sólo iba de visita y lo dejaron pasar.

Otro caso fue el de Itzel, quien entró a EU a trabajar con su visa de turista, y cuyo permiso de 6 meses se venció hace algunas semanas, por lo que necesitaba salir a México para renovarlo y viajó la semana pasada en un auto con alguien que se dedica a transporta­r a personas de Estados Unidos hacia México; les llaman “raiteros”.

Ya había hecho ese viaje varias veces y nunca había tenido problema alguno, hasta que esta vez le avisaron al chofer que había un retén de la Patrulla Fronteriza revisando los autos que buscaban salir de Estados Unidos..

“El chofer se espantó y se paró unas calles antes. No sabíamos qué hacer, porque si nos agarraban, ahí nos iban a detener a todos.

“De repente alguien le llamó al raitero y le avisaron que en ese momento se podía pasar porque los policías (de la Border Patrol) estaban entretenid­os haciendo otras revisiones. Así que se arrancó y nos pasamos; apenas la libramos”.

Al día siguiente, Itzel volvió a entrar a Estados Unidos como turista. Nuevamente, consiguió un permiso que le permitirá estar seis meses en ese país.

Al interior del país, en una comunidad a 800 kilómetros de la frontera con México, también se ha incrementa­do la vigilancia para detectar personas indocument­adas.

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