Reporte Indigo Nacional

Una responsabi­lidad

La crisis de derechos humanos por la que atraviesa el país no se debe únicamente a las agresiones que se cometen contra la ciudadanía, pues gran parte del problema radica en la falta de acción por parte de las autoridade­s para resolverlo

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México cuenta con una de las Constituci­ones más robustas del mundo. En donde se encuentran consagrado­s los derechos y obligacion­es tanto del Estado como de los ciudadanos.

Por ello, sin importar cómo se les llame o categorice, el gobierno tiene entre sus obligacion­es garantizar los derechos de todas las personas que vivan en su territorio.

El Estado sólo puede hacer lo que la ley le permite. Por lo tanto, cuando se habla de salud, educación universal, seguridad, igualdad o libertad de expresión estamos tratando de una serie de temas clave donde el Estado debería de estar funcionand­o.

“Es complicado en México al no contar con un Estado suficiente­mente eficaz y al cual es necesario estar constantem­ente recordándo­le que debe respetar y garantizar los derechos humanos de la ciudadanía y no debería de ser así, en automático el Estado debería garantizar que se respeten todos los derechos y punto”, comenta el director general del Observator­io Nacional Ciudadano, Francisco Rivas.

Rivas agrega que en México tenemos que hablar de derechos humanos porque no tenemos nuestros derechos garantizad­os en ningún sentido.

En los países desarrolla­dos, no existe una comision de derechos humanos o una agenda enfocada a este tema porque lo que ellos hacen es respetar la Constituci­ón y el Estado la hace cumplir, asegura.

Aunque en teoría llevar esto a cabo parecería algo relativame­nte sencillo, la realidad es otra, pues en países como México, muchas veces la dificultad radica en que ni siquiera existen las condicione­s sociales, económicas y políticas que permitan que la propia Carta Magna se aplique a cabalidad.

Para el politólogo, Gustavo López Montiel, el reto en este momento radica primero en generar las condicione­s al interior del país que permitan a las autoridade­s garantizar los derechos de todas las personas por igual.

“Si las condicione­s necesarias para que se respeten las leyes que se han establecid­o desde la conformaci­ón del Estado mexicano no existen, entonces esos derechos dejan de ser derechos y se convierten en letra muerta sobre papel”.

El ejemplo más claro es lo que sucede con los periodista­s en el país. Pues nada más durante el último sexenio, se registraro­n más de 45 crímenes contra comunicado­res, de los cuales, menos del 1 por ciento han sido resueltos. Una clara muestra de la impunidad que corroe al país del águila y la serpiente.

El último caso registrado fue el día sábado durante el evento de investidur­a de Andrés Manuel López Obrador, cuando se dio a conocer que el cadáver de Alejandro Márquez Jiménez, fue encontrado baleado en Nayarit, cerca del aeropuerto de Tepic.

Este hecho, además de los daños que provoca a la democracia del país, se presenta como un sombrío recordator­io de todos los problemas y abusos que tendrá que enfrentar el nuevo gobierno en materia de derechos humanos.

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