Año nuevo, conflicto nuevo
Para los primeros mandatarios mexicanos el comienzo de un año nuevo nunca ha sido fácil, una tradición a la que andrés Manuel López obrador dio continuidad al implementar su estrategia contra el robo de combustibles
El mes de enero siempre ha sido complicado para los presidentes en México. A Enrique Peña Nieto le tocó lidiar contra el gasolinazo. Carlos Salinas, en el último año de su sexenio, enfrentó el nacimiento del EZLN. A Ernesto Zedillo en sus primeros días como mandatario le estalló una crisis económica.
Andrés Manuel López Obrador recibió el año nuevo declarando la guerra al robo de combustible, lo que ha provocado el desabasto en varias entidades de la República por el cierre de ductos como en: Ciudad de México, Querétaro, Jalisco, Aguascalientes, Durango, Coahuila, Tamaulipas, Nayarit, Estado de México y Michoacán.
Sin embargo, a diferencia de los sucesos anteriores, éste fue consecuencia de una estrategia desarrollada por su gobierno, cuyo desenlace aún no tiene fecha definida y puede llevarle a perder credibilidad y confianza en caso de fracase sar o puede ser una verdadera transformación para el país en caso de éxito.
Por ahora la mayoría de la ciudadanía lo ha tomado con calma. Los mexicanos le dan el beneficio de la duda y esperan que la solución sea a favor de erradicar un delito que ha crecido exponencialmente en los últimos sexenios, pues nada más durante los últimos seis años se calcula que el número de tomas clandestinas aumentó en el país en un 262 por ciento, de acuerdo con cifras de Pemex.
Petróleos Mexicanos informó hace unos días que el Plan contra el huachicoleo ha disminuido el robo de combustible y han ahorrado alrededor de 3 mil millones de pesos. Mientras que ayer dio a conocer que se han asegurado cuatro millones y medio de barriles, los cuales han sido reintegrados a su patrimonio.
Sin embargo ahora el principal reto son los sabotajes que realizan los huachicoleros en los ductos para atrasar la regularización del suministro, lo que ha obligado al uso de pipas para satisfacer la demanda.
Aunque de acuerdo con el presidente ya se recuperó el ducto Tuxpan-azcapotzalco, el cual abastece a la CDMX, tres más fueron perforados ayer en la madrugada: Tula-toluca; el Tula-querétaro; y el Tulaazcapotzalco.
“Ese ducto estaba tomado y por eso se tuvo que intervenir, se cerró y se estableció un sistema de vigilancia especial, no se puede cantar victoria pero teníamos un acto ilegal de ruptura de ducto casi diario, sabotaje”, explicó López Obrador.
Por ahora 5 mil elementos de la Secretaría de la Defensa, de la Marina y de la Policía Federal resguardan dos ductos y serán vigilados cinco sistemas más, aunque el plan es ampliarlo a todos.
El tabasqueño confía en que pronto se va a regresar a la normalidad el suministro de combustible, aunque se ha negado a dar una fecha exacta para que esto ocurra.
Otro de los desafíos de la actual administración federal es lograr la tipificación del robo de combustible como delito grave, lo cual sería posible de aprobarse las reformas al artículo 19 constitucional en la Cámara de Diputados, pero que enfrenta el rechazo de organizaciones civiles, así como el de la Corte Interamericana de los Derechos Humanos (CIDH) al atentar contra la presunción de inocencia.