NO SOY MALA PAGA
Parece sinónimo de éxito el tener tarjetas de crédito de todos los colores y sabores, así como productos diversos de endeudamiento. En un pésimo ejercicio de negro sentido del humor podemos recurrir a una retorcida frase que dice: “Cuánto debes, cuánto vales”.
Para reducir el
sobreendeudamiento,
Las líneas de crédito a tu alcance deben ser máximo de cuatro veces tu ingreso mensual
el Banco de México ha dictado normas para que no se aumenten las líneas de crédito de manera indiscriminada. Sin embargo, las instituciones te enamoran ofreciéndote grandes incrementos con mensajes melosos como “por ser el cliente del año, el más guapo y el más simpático, se ha hecho acreedor a un aumento de ___. Simplemente responda ¡ SÍ, me lo llevo puesto!”
Insistiendo en que el monto de los pagos de tus deudas, exceptuando la hipotecaria, debe ser menor al treinta por ciento de tu ingreso para evitar morosidad, tenemos otros puntos que destacar en torno a las líneas de crédito disponibles y no nada más el peligro constante de, en un arranque depresivo efusivo, salir disparados a comerse el mundo de dos mordidas consumiendo todo lo que esté a tiro de piedra. Uno de estos puntos tiene que ver con el historial crediticio.
Resulta que hace unos meses pedí un crédito y me fue rechazado. Arremetí contra la ejecutiva que me atendió en la institución financiera y le dije que seguramente había llenado mal la solicitud, que la revisara y la mandara de nuevo.
Unos días después me envía un correo indicándome que la respuesta era la misma. Ahora sí que, jugando con la palabra, “no daba crédito” a lo que estaba leyendo, pues yo soy muy buena paga y además totalero, es decir, no tengo deudas.
Un amigo me recomendó con el gerente del banco que maneja su cuenta, amigo suyo desde la primaria. ¿Resultado? El mismo. ¿Por qué?
Efectivamente, pago en tiempo y en forma, pero hay un gran pero: tengo formadas en mi cajón varias tarjetas bancarias y comerciales que, aunque no uso, tienen líneas de crédito que sumadas alcanzan muchísimos miles de pesos.
Cuando el otorgante (manera técnica de nombrar al que me da un crédito) revisa mi historial, se percata de que en potencia soy un peligro, pues mi capacidad de endeudamiento sobrepasa a la de pago y en una deschongada anímica podría saturarme de deudas y evidentemente dejar de pagar.
Ya hemos escrito esta fórmula: las líneas de crédito a tu alcance deben ser máximo de cuatro veces tu ingreso mensual para reducir a su mínima expresión una posible catástrofe de bolsillo.
Recuerda que “No es más rico el que gana más, sino el que sabe gastar”.