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A siete años de la primera edición de Cuórum Morelia, este festival de cine independiente continúa refrendando su compromiso de traer a México producciones de ficción y documental que visibilicen las inquietudes de la diversidad sexual, pese a que se care
Alzar un festival de cine año cada año es una labor que pocos resisten en México, sobre todo, ahora que los fondos públicos han estado llegando a cuentagotas; la perseverancia y lucha en el arte parecen ser una constante.
Esto le queda claro a muestras fílmicas como Cuórum Morelia, que este 2022 cumple siete años de haberse emancipado del Festival Internacional de Cine de Morelia. Año tras año, el riesgo y la misión son los mismos: sobrevivir para seguir trayendo mensajes incluyentes a través del cine.
Su director creativo Antonio Harfuch dice que a diferencia de otros años, este festival está en números rojos y, aun así, se está sacando adelante la séptima edición, que se llevará a cabo del 28 de noviembre al 3 de diciembre, en recintos independientes de Morelia.
“La vez anterior que hablamos teníamos un presupuesto de alrededor de un millón y medio o dos millones de pesos para, precisamente, apoyar la producción de cine LGBTQ+, la distribución y exhibición, ahora hemos visto una reducción bastante radical, trágica (…) No solamente no hay presupuesto para hacer el festival, sino que debemos gastos del año pasado”, comparte el organizador.
Pese a esto, Cuórum no quita el dedo del renglón y traerá a uno de los productores más reconocidos de España, Luis Miñarro, gracias a que el apoyo al festival ha llegado, no de México, sino de Europa.
“Tenemos el honor de darle la bienvenida a Luis Miñarro, quien es el cofundador de Eddie Saeta, una productora de cine catalán; él ha sido presidente del FIC UNAM y ha producido películas hechas entre distintos países como Irán. Su largometraje Un blues para Teherán (2020) debemos recordar que este tema es muy vigente, por lo que pasa con las mujeres que ya están cansadas de seguir oprimidas, tanto a nivel gobierno como en lo religioso”, agrega Harfuch.
Otros títulos que estarán presentes son Destello Bravío (2021), de la española Ainhoa Rodríguez, cinta que ocurre al sur de la península ibérica, en una localidad rural y donde la mayoría de su población son mujeres de la tercera edad; y Três Tigres Tristes (2022), de Gustavo Vinagre, que se enfoca en tres jóvenes queer que transitan las calles de Sao Paulo en Brasil en momentos de crisis sanitaria.
“Es importante para nosotros reconocer que el cine brasileño sigue estando no solamente vigente, sino haciendo
una denuncia muy particular respecto a cómo las juventudes LGBTQ+ tuvieron que resistir, no sólo la pandemia, sino también discursos de odio y fóbicos que venían desde el poder. Nos parece muy esperanzador presentar este largometraje que se hizo acreedor al Premio Teddy en la Berlinale este año”, resalta el cofundador de Cuórum.
A diferencia de otros años, donde se tuvo oportunidad de exhibir las películas en Cinépolis, este 2022 solamente se utilizarán sedes que están en el circuito alternativo de Morelia, como lo son el Centro Cultural Clavijero o el Teatro Rubén Romero, gracias a una alianza con la Universidad Michoacana de San Nicolás de Hidalgo, y la sala independiente Jeudi 27. Todas las actividades serán gratuitas.
Cohesión entre ciudadanía, gobierno y capital privado
Haciendo un corte de caja, a siete años de haberse ido por el camino independiente, el director artístico de Cuórum reflexiona y considera que todavía hay mucho por hacer dentro y fuera del festival; algo que subraya es que debe existir un modelo híbrido de cooperación entre instancias públicas y la ciudadanía para que la cultura prevalezca.
“Hay que generar modelos híbridos donde sepamos que la sociedad civil siempre vamos a estar, hasta que aguantemos, claro. Porque al final, cada sexenio o cada tres periodos hay cambios, y nosotros seguimos. Creo que es importantísimo apoyar al trabajo de la sociedad civil”, indica Antonio Harfuch.
El director opina que también desde la iniciativa privada se puede seguir apoyando para que proyectos, no solo como Cuórum, sino otros, puedan seguir adelante y año con año no se encuentren en peligro de extinción, porque esto es una constante en México.
“Por ejemplo, Ojo Libre en Morelia, proyecto sociocultural de cine que puede desaparecer, queda pendiente ya un modelo de colaboración entre gobierno, sociedad civil y también empresas, creo que por ahí va esa estrategia, porque al final cada gobierno va a llegar con una nueva agenda, entonces, hay que tener más diálogo e inclusión de diversidad”, puntualiza el director.