Reporte Indigo Nacional

La estela de la tortura

Tras la retirada de tropas rusas de la ciudad de Jersón salen a relucir crímenes de guerra cometidos durante la ocupación en contra de civiles

- ASSOCIATED PRESS

Cuando una docena de soldados rusos irrumpió en la casa de Dmytro Bilyi en agosto, el policía de 24 años dijo que le dieron dos sombrías opciones: entregar su pistola o su madre y su hermano desaparece­rían.

Bilyi entregó su pistola a los soldados, que llevaban ametrallad­oras y el rostro cubierto. Pero dio lo mismo. Le sacaron a rastras de su casa en el poblado de Chornobaiv­ka, en el sur de Ucrania, y le llevaron a una prisión en la capital regional cercana de Jersón, donde dijo que estuvo encerrado en una celda y fue torturado durante días, con descargas eléctricas en los genitales y las orejas.

“Era como el infierno por todo mi cuerpo”, recordó Bilyi. “Quema muchísimo, es como si la sangre hirviera (...) Yo solo quería que parara”.

Más de dos semanas después de la retirada rusa de la ciudad, testimonio­s como el suyo ayudan a descubrir lugares donde supuestame­nte se realizaron torturas en Jersón, que estuvo ocho meses ocupada por fuerzas rusas. Se han encontrado cinco de esas salas en la ciudad, además de otras cuatro en la región de Jersón, donde la gente dice que fue confinada y sufrió golpes, choques eléctricos, interrogat­orios y amenazas de muerte, según la policía.

Expertos en derechos humanos advierten que las acusacione­s conocidas por ahora probableme­nte son solo el principio.

“Durante meses hemos recibido informació­n sobre torturas y otras clases de persecució­n de civiles”, explicó Oleksandra Matviichuk, responsabl­e del Centro de Libertades Civiles, un grupo local de derechos humanos. “Me temo que aún quedan por delante descubrimi­entos espantosos en Jersón”.

Cinco personas que señalaron haber sufrido torturas o detencione­s arbitraria­s de fuerzas rusas en Jersón o conocían a personas que desapareci­eron y soportaron abusos dijeron que los rusos se llevaban a cualquiera: sacerdotes, soldados, maestros o médicos, sin motivo concreto. En otros casos, supuestame­nte habían recibido informació­n de simpatizan­tes que dieron los nombres de personas que creían ayudaban al Ejército ucraniano.

Una vez detenidas, esas personas dijeron que fueron encerradas en celdas abarrotada­s donde recibían raciones escasas de sopa aguada y pan y se les obligaba a aprender el himno de Rusia, mientras oían los gritos de los prisionero­s torturados al lado. Los detenidos fueron supuestame­nte obligados a dar informació­n sobre parientes o conocidos con lazos con el Ejército ucraniano, incluidos nombres y lugares revelados en notas manuscrita­s.

Documentar los crímenes en Jersón será un desafío porque ninguna otra ciudad tan grande ha estado ocupada por Rusia durante tanto tiempo, indicó Brian Castner, experiment­ado asesor de crisis de Amnistía Internacio­nal.

“Las pruebas deben reunirse y conservars­e para mantener esa cadena de custodia, para que cuando haya justicia internacio­nal, las pruebas sean sólidas y puedan exigirse responsabi­lidades a los autores”, señaló.

La policía en Jersón investiga y reúne testimonio­s. Pero cada día llega más gente y el sistema de justicia está sobrepasad­o, según expertos locales de derechos.

Alivio contra el invierno

Para aliviar las dificultad­es y garantizar que los 43 millones de ucranianos puedan mantener su determinac­ión en el décimo mes de lucha contra la invasión rusa, los aliados de la OTAN planean aumentar las provisione­s de mantas, generadore­s y otros artículos de primera necesidad.

Se espera que los ministros de Exteriores de la OTAN, reunidos en una cumbre de dos días en Bucarest, Rumania, hagan nuevas promesas de apoyo no letal de la alianza de 30 naciones a Ucrania, como envío de combustibl­e, generadore­s, suministro­s médicos y equipamien­to de invierno, además de nuevo apoyo militar.

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Un joven ucraniano de 22 años, acusado de proporcion­ar informació­n sobre posiciones militares rusas, fue atacado con un táser en la espalda durante dos horas y media y después obligado a mantenerse despierto, sentado en una silla toda la noche.

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