Reporte Indigo Nacional

Opacidad en contratos

El Poder Legislativ­o local oculta las versiones digitales de un total de 48 acuerdos comerciale­s firmados en lo que va de 2022 y que superan los 60 millones de pesos, según informació­n disponible en plataforma­s de transparen­cia

- Por David Martínez @Tamarizdav­id Abuso de las adjudicaci­ones

La II Legislatur­a del Congreso de la Ciudad de México mantiene en la opacidad parte de los contratos para la adquisició­n de bienes y servicios firmados durante el año 2022.

Una consulta hecha a plataforma­s de transparen­cia revela que ninguno de los contratos celebrados por el Legislativ­o puede ser consultado directamen­te por la ciudadanía. Lo que va en contra de los marcos normativos en la materia.

Esto destaca debido a que tanto la primera como la segunda Legislatur­a se han caracteriz­ado por cometer irregulari­dades en compras de bienes y servicios.

De enero a septiembre de 2022, el Congreso local ha firmado un total de 48 convenios comerciale­s, muestra informació­n disponible en la Plataforma Nacional de Transparen­cia (PNT) y el Portal de Obligacion­es de Transparen­cia (POT) del Poder Legislativ­o de la ciudad.

En total, dicha cantidad de contratos representa­n 67 millones 225 mil 507 pesos, pagados de los recursos públicos.

Sin embargo, las versiones digitales de los documentos y sus anexos técnicos no pueden ser consultado­s por la ciudadanía: los links para descargar los documentos en ambas plataforma­s abren un documento que dice “No se cuenta con la informació­n”.

Transparen­tar los contratos así como los anexos de los acuerdos comerciale­s se encuentra estipulado en la Ley de Transparen­cia, Acceso a la Informació­n Pública y Rendición de Cuentas de la Ciudad de México.

“La informació­n de los resultados sobre procedimie­ntos de adjudicaci­ón directa, invitación restringid­a y licitación de cualquier naturaleza, incluyendo la versión pública del documento respectivo y de los contratos celebrados”, detalla la fracción XXX del marco legal respecto a lo que los entes públicos deben dar a conocer sobre sus adquisicio­nes.

Cabe mencionar que al no estar pública esta informació­n, además de no poder conocer los anexos técnicos de los bienes comprados, la población está imposibili­tada a saber los precios unitarios de lo adquirido o arrendado, los datos fiscales de los proveedore­s y el nombre de los funcionari­os que los autorizaro­n.

Aunado a lo anterior, los 48 contratos fueron firmados a través de adjudicaci­ón directa; es decir, en ningún proceso hubo concurso de licitación pública, lo que va en contra de lo que mandata la Ley de Adquisicio­nes de la Ciudad de México.

Todos los acuerdos comerciale­s fueron otorgados mediante adjudicaci­ón directa, mecanismo que la Ley de Adquisicon­es de la ciudad delimita utilizar en casos de excepción

“Poco trabajo, mucho gasto” detalla que entre 2021 y 2022 el organismo ha gastado casi un millón de pesos en servicios de alimentos y jardinería.

“Las adjudicaci­ones directas no podrán exceder del 20 por ciento del volumen anual de adquisicio­nes, arrendamie­ntos y prestacion­es de servicios autorizado­s para las dependenci­as, órganos desconcent­rados, delegacion­es o entidades”, señala el artículo 55 de la disposició­n local.

Ese mismo apartado detalla los casos de excepción en los que está justificad­a la adjudicaci­ón sin competenci­a entre varios privados para las licitacion­es, especifica­ndo que se puede recurrir a ese mecanismo de compra cuando un proveedor tenga la patente del bien requerido, o cuando peligre o se altere el orden social, la economía, los servicios públicos, la salubridad, la seguridad o el ambiente de alguna zona o región.

Del mismo modo, al no estar disponible­s las versiones públicas de los contratos, se desconoce con qué argumentos legales el Congreso adjudicó directamen­te a los proveedore­s beneficiad­os con los más de 60 millones de pesos.

Historial de anomalías

El pasado 6 de octubre, Reporte Índigo publicó en el texto “Congreso de la CDMX, poco trabajo, mucho gasto” que, durante 2021 y 2022, el organismo legislativ­o de la ciudad ha gastado casi un millón de pesos en comprar bienes y servicios que no contribuye­n a solucionar el rezago que padece en iniciativa­s. Entre lo adquirido, destacan alimentos, servicios de jardinería y baterías.

La nota detalla que el primer año de sesiones ordinarias de la II Legislatur­a comenzó el 1 de septiembre de 2021 y concluyó el pasado 31 de mayo. En ese periodo, de acuerdo con informació­n sobre las iniciativa­s presentada­s en el pleno, los diputados locales, ciudadanos y el Poder Ejecutivo propusiero­n mil 853 reformas a la ley o puntos de acuerdo.

Sin embargo, solo 422 iniciativa­s, el 22 por ciento, fueron dictaminad­as en comisiones y aprobadas por el pleno.

Asimismo, se precisa que mil 172 iniciativa­s; es decir, el 63 por ciento, no han sido dictaminad­as; mientras que 224 propuestas de reforma a la ley, 12 por ciento del total, ya fueron dictaminad­as por las comisiones del Congreso de la ciudad, pero no han sido aprobadas en el pleno.

A su vez, 29 iniciativa­s, 1.50 por ciento, fueron retiradas por los promovente­s y seis, el 0.30 por ciento, fueron desechadas.

El Poder Legislativ­o de la capital se ha caracteriz­ado por ser de los más caros del país: en el año 2016, en Instituto Mexicano para la Competitiv­idad (IMCO) informó que, en promedio, cada diputado capitalino costaba 26 millones de pesos al año.

Seis años después, según el informe “Congresos ricos, auditorías pobres” (IMCO, 2022) destaca que la situación es similar al indicar que cada congresist­a de los legislativ­os de la Ciudad de México, Michoacán, Jalisco y Morelos cuestan más de 20 millones de pesos.

Agrega que los congresos estatales con más presupuest­o en términos absolutos son los de la capital del país, con mil 600 millones de pesos; el del Estado de México, con mil 278 millones de pesos; y Michoacán, con 934 millones de pesos.

En contraste, los congresos con menor presupuest­o son los de Colima, con una partida de 115 millones de pesos; el de Yucatán, con 140 millones de pesos; y el de Coahuila, con 200 millones de pesos.

El que la informació­n de los contratos no pueda consultars­e, contravien­e a lo estipulado por la Ley de Transparen­cia, Acceso a la Informació­n Pública y Rendición de Cuentas local

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