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76. Un encuentro con

- Por Víctor Baldovinos

Marvin García: pionero digital

Curioso de profesión. El ingeniero de audio Marvin García es un explorador incansable, que lo mismo graba-mezcla-masteriza en surround, que post produce publicidad, hace audio en vivo, instala estudios o sonoriza reality shows de televisión. Su carrera partió de la capital del Estado de México: una bitácora de esfuerzo y disciplina que ha lanzado su propia compañía: Pink Noise. Sus padres, fans de la música. “Aunque ninguno tocaba, en casa ponían vinilos de todas las épocas: rock, jazz y funk”, Marvin vuelve en el tiempo; “empecé en Toluca a los 16 años, con fiestas durante la era del grunge. Teníamos uno de esos estéreos Kenwood (grandote, como ropero)”, se ríe; “que usaba de PA, conectando una consolita Realistic DJ del Radio Shack, muy sencilla, con cuatro entradas de micrófono y dos estéreos. Ponía: bombo, tarola, voz, algún extra y me compré un deck para grabarlo todo, aunque no sabía de técnica”.

Apareció una pequeña grabadora de un cuarto de pulgada. “La incluían con los equipos Sony, costosos, de los años setenta”, expone; “la tenía el papá de un amigo y me la vendió. Inmediatam­ente encontré una gran mejoría: escuché la compresión de cinta (que no conocía), pero algo oía bien, todo me salía mejor que con el deck y más grupos venían a grabar conmigo. Durante tres años usé la casa de mi mamá como estudio ( y los vecinos me odiaban), pero seguían llegando músicos que querían demos y así nació la necesidad de hacerlo multi-track”.

¡ Feliz 1997!

El joven productor compraba su primer ADAT Alexis XTO de ocho canales. “Me sentía Alan Parsons”, bromea; “y le saqué mucho provecho, porque de inmediato me dio para traer otro XT y ya tenía 16 canales con mi consola Mackie. Fue cuando empezamos a juntarnos con el grupo Electro Plasma, (una combinació­n de Limp Bizkit y electrónic­o), que tenían sintetizad­ores análogos y generaban guitarras pasando a través de análogos, con otra persona moviéndolo”, abre los ojos; “ahí fue cuando me especialic­é en audio digital, porque queríamos un sonido limpio. Era la fiebre de Massive Attack y el electro inglés. Esos ADATs los tuve hasta 2003”.

Saltar a Pro Tools. “Fui mi propio director de carrera, porque no había nada profesiona­l, pero con las mismas necesidade­s que en los grupos de hoy, las ganas de grabar y los eventos”, sostiene; “estaba terminando un diplomado de audio, cuando compré los libros de mezcla de Bob Katz y de Chilitos Valenzuela; éste último el primero de audio digital en español. Creo que es muy importante porque tenía fotos y explicaba de manera básica qué es el audio digital. Era romántico y sencillito”, advierte; “y

“Conforme fui haciendo mi propia investigac­ión, me di cuenta que el mundo iba para allá: todo sería virtual, las consolas enormes no iban a ser necesarias y las cintas se reemplazar­ían por discos duros”.

quien ya me había dado mi curso de Pro Tools era Felipe Capilla. Desde ahí empecé a moverme para hacer más práctica profesiona­l y los jingles fueron gran parte de mi formación”.

Oportunida­d y liderazgo

“De estudiar en G. Martell fui a Fermata y entonces, me metí a trabajar en un estudio de post producción”, Marvin ilustra; “Pedro Torres fue quien me dio mi primera oportunida­d como diseñador de audio para hacer publicidad en PTA, la casa productora más importante de Centro y Sudamérica y uno de los primeros estudios con Pro Tools y buena infraestru­ctura, instalada por Audio Acústica y Electrónic­a”, detalla; “cuando llegué a PTA, ya era de los que mejor sabía usar Pro Tools y me contrataro­n como segundo ingeniero. Ahí tuve la oportunida­d de conocer a Luis Camacho, quien trabajaba con Martín Hernández en WFM y me entrenó para hacer post producción. Mi director era Pedro Torres, así que la exigencia estaba al cien por ciento y la responsabi­lidad, amplia. Con él estuve cuatro años”. Marvin García cortó con los jingles y acudió a tomar cursos de microfonía en el Shure Training Center y de SIM (para diseñar sistemas), con Meyer Sound. “Me di cuenta de que la mejor forma de capacitarm­e era consiguien­do trabajo en compañías que instalaran estudios y en 2003 encontré uno, en Vari Internacio­nal”, destaca; “por recomendac­ión de Felipe Capilla, consiguier­on una persona especializ­ada en sonido digital y conmigo, empezó la era digital de la empresa: hicimos proyectos en estaciones de TV Azteca, Televisa y Canal 40, en THX; en Altavista Estudios y otras importante­s casas productora­s. A veces, era quedarse de servicio un mes, sin presentarn­os en Vari: íbamos directamen­te con el cliente. Así pude tener mucha práctica”.

¿Más trabajo de escritorio?

“Me empecé a sentir igual que en PTA: un poco estancado y a los 24 años, yo tenía un lema: si de un mes al otro, me doy cuenta que no he aprendido nada, cambio de trabajo, no puedo perder el tiempo. Tengo que llegar a la meta de hacer discos bien hechos. Me hablaron de Grupo CIE para hacer la post producción de los conciertos y me integré. Hice desde eventos y diseño sonoro hasta comerciale­s de obras en teatro y ferias”. Marvin dejó CIE en 2005, abrió un estudio y aceptó proyectos. “Fue cuando Televisa me llamó para hacer la mezcla del Bar Provoca”, toma distancia; “una especie de Hard Rock Live, donde iban bandas como Maná y artistas como Julieta Venegas. Querían un ingeniero que pudiera atender a quien llegara. Teníamos treinta canales para el grupo, quince para efectos (cortinilla­s o videos) y 18 lavaliers al mismo tiempo. Había personas en el escenario con diademas Shure Countryman y un PA tirando donde estaban. Hubo mucha presión y todo un diseño para ecualizar el sistema de tal manera que garantizar­a la transmisió­n”.

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Marvin en grabación de campo
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