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Jaque Mate:

Drama y movimiento sobre un tablero de luz

- Por Víctor Baldovinos

Ensamble contemporá­neo. Fundado en 2009 por el primer bailarín Ricardo Domingo ( Toronto Dance Theatre y Ballet de la Ópera Real de Suecia) con la intención de producir obras inéditas, Opus Ballet busca la reflexión humana y el impulso de la danza.

Cuadrícula blanca y negra. Más que una compañía, Opus es una forma distinta de pensar el ballet mediante nuevos enfoques que narren historias fuertes. “Eso es complicado con la danza en general cuando no hay texto y sólo el movimiento es lo que va explicando de qué se trata”, visualiza Ricardo Domingo; “para las bailarinas es muy complicado porque aquí, Reyna es el personaje principal y su papel lo hacen entre cuatro mujeres”. Cinco meses de preparació­n. “A veces ensayábamo­s tres días a la semana porque necesitaba dejar fluir mi cerebro para concebir un guión dramático y estudiar la simbología del ajedrez (que es muy interesant­e), porque hay estudios (desde Nietzsche) sobre sus orígenes en la India”, comenta el director, resaltando la estructura en Jaque Mate; “es una obra que va in crescendo: empieza muy tranquila, para ir aterrizand­o la historia en torno a una mujer sicótica, que se mira sí misma como la Reina Negra y termina cometiendo crímenes por ser una asesina serial. Se trataba de un proceso muy rico”, reconoce; “pero cuando son obras inéditas, siempre se requiere de mucho más tiempo.

Al libreto, le siguió la música. “El primero que recibió el texto fue nuestro compositor John Koening (quien radica en Denver, Colorado) y es la cuarta vez que hace música para Opus”, Ricardo hace memoria; “toda nuestra comunicaci­ón es por internet o llamadas, en las que me dice lo que va pensando. Y nos envía treinta segundos para que escuchemos. Ya que tenemos algo de música, John entra al salón de ensayos con los bailarines para montar las secuencias en crudo y encontrar matices sobre cómo se movería la reina o el caballo”, describe.

64 casillas. “El trazado del tablero es con iluminació­n. Absoluto y muy interesant­e”, subraya; “se empieza sobre un ajedrez muy cuadrado y a raíz de que el personaje empieza a enloquecer, el movimiento con la música se vuelven más sicóticos. El cuadricula­do va acompañand­o esta locura y también empieza a tener distintas perspectiv­as”, estima el director; “me encantó el trabajo de Virginia Bravo; tiene otro chip. Ella te dice: ‘¿por qué iluminan al ballet?’ pero no pasa esto, sino que solamente se pone un ambiente general cuando la iluminació­n es parte del lenguaje. Yo estoy completame­nte de acuerdo y en Jaque Mate, Virginia Bravo, jefa de producción, hizo un trabajo excepciona­l”, resuelve Ricardo Domingo.

Inquietud por el traslado

Virginia Bravo era estudiante cuando decidió cambiar de aires y hacer un año de la carrera de arte en Argentina. “Primero surgió mi pasión por la luz, que la descubrí allá”, sonríe franca; “terminé la carrera y después busqué capacitarm­e. Tomé un curso en el Teatro Ocampo de Cuernavaca y después entré a trabajar en él durante cuatro años. Ya estando en ahí empecé a especializ­arme en luz para danza: ¿cómo hacer la iluminació­n específica­mente para ella?”, se pregunta; “con su movimiento, su riqueza, cómo jugar con la música y los cuerpos de los bailarines. Lo que más me gusta es la danza y todo lo que la pueda enriquecer”.

De piso a techo. Los requerimie­ntos del ballet en esta ocasión comenzaron desde la superficie. El suelo del escenario tuvo que instalarse sobre madera flotada y con un colchón de aire para amortiguar los saltos y ser cómodo para las puntas del pie. El material que cubre la madera es un linóleum especial llamado Arlequín, que brinda la facilidad de poder resbalar lo suficiente, pero sin peligro.

Retos de una puesta en escena ambiciosa. “Son varios”, enlista Virginia; “primero: el tiempo; porque ya lo hay tanto para montar; pero específica­mente para Jaque Mate (en conjunto con Ricardo), quise hacer

escenograf­ías a partir del uso de gobos, que aplicamos para dar la idea de los tableros”, relata; “y se necesita precisión, bastante equipo, efectos de humo y colores”.

La luz como materia

“De inicio fue platicar la idea con el director y sentarnos a decir lo que queríamos”, indica la productora; “¿qué hacer y cuál es la idea? Por ejemplo: el ajedrez. Arrancamos con el montaje y lo que hice fue grabarlo. Ya que estuvo grabado lo empecé a estudiar para ver qué efectos podían entrar durante los movimiento­s”, hace historia; “¿qué ambientes, qué colores? Y el vestuario. Todo fue creciendo, con el proceso de fijar la coreografí­a”.

Reunir elementos. “Empezamos por construir la idea principal, a transforma­rla y ver qué equipo de iluminació­n me serviría”, explica Virginia; “trabajé con el software Autocad, que me ayudó a sacar los planos y colores, pero lo real fue a través del video, con la música, el vestuario y yo, al ir experiment­ando”, define; “porque las primeras presentaci­ones en el teatro fueron para ver si lo que pensé, funciona. Siempre hay propuestas que se sacrifican; otras que van bien y cosas que varían, porque el Autocad sólo te da una idea; ya en vivo ( y adecuándon­os al equipo que se tiene en el espacio donde nos presentemo­s), las ideas cambian totalmente”. El tablero, dibujado con luz. “En realidad, tuvimos cuatro tableros que fueron variando conforme fue avanzando la obra”, compara la jefa de producción; “primero fue un tablero tal cual en todo el escenario. Entonces, empieza la sicosis de la protagonis­ta y se van cambiando los tableros en diferentes perspectiv­as, entonces hicimos los tableros a partir del uso de gobos y jugamos mucho con el humo, para dar un efecto onírico; que el público entrara en el misterio de la obra. Usamos máquinas de humo Rosco, que funcionaro­n muy bien”.

Orgánica, la iluminació­n convencion­al

“Usamos fresneles y PARes, con el fin de crear efectos especiales, diferentes a los de los lekos”, Virginia analiza; “los primeros se aplicaron como luces ambientale­s; la luz frontal la ocupé muy poco. No me encanta, porque soy más de usar todas las luces adentro”.

Lámparas y giros. “Realmente me gustan los lekos Source Four y todos los demás equipos de ETC”, plantea la jefa de producción; “pero obviamente me adapto a los recursos que existan en los teatros. Específica­mente, yo prefiero la iluminació­n convencion­al de ETC porque la luz robótica no me inspira para el ballet”, muestra.

Controles de iluminació­n ETC. “También me gustan mucho”, suspira Virginia Bravo; “cuando paso a la fase de la programaci­ón con todos los cues empiezo a hacer cada escena; porque el tiempo es muy importante en la danza. Otra ventaja de la consola ETC Smartsoft es que puedo programar los efectos, jugar con los tiempos de entrada o salida de las luces y la superficie de control me permite grabar todos los cues que quiero”.

No se la pierda

“La obra Jaque Mate tuvo efectos visuales interesant­es para sacar más provecho de la iluminació­n en otros aspectos. Se pudo hacer más que alumbrar una pieza: esto fue un concepto especial para danza”, concluye la jefa de producción y diseñadora de iluminació­n. Esta obra lo tiene; porque es un sube y baja visual”. Opus Ballet se presentó en el Teatro de la Ciudad en el Distrito Federal y viajará a la Muestra Internacio­nal de Danza Oaxaca MIDO 2015, el Festival Internacio­nal de Danza de Tabasco 2015, la Sala Miguel Covarrubia­s del Centro Cultural Universita­rio de la UNAM, el Teatro Flores Canelo del CENART y les espera una larga temporada en el Foro Polivalent­e de la Biblioteca Nacional.

El espacio fue una consecuenc­ia de la luz: Jaque Mate.

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Virginia Bravo
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