La producción musical y sus elementos preciados
La observación sonora suele ser distinta para cada etapa técnica de una producción discográfica. Y en esa mirada, los ingenieros de audio emprenden la búsqueda de esos valiosos factores, esos que dan fuerza, elegancia y excelencia sonora que toda producción merece tener.
¿A qué me refiero con esto? Hablo de las texturas en la grabación, de la dinámica durante la mezcla y del volumen en la masterización. Podemos explicarlo brevemente:
Primeramente, las texturas sonoras de cada instrumento enriquecen el audio y por lo tanto la música. Existen ciertas características como el timbre, los armónicos, la envolvente y la altura de las notas, que el ingeniero de grabación deberá estudiar muy bien para conseguir mayor claridad en dichas texturas.
En cuanto a la dinámica, consiste en conservar los picos que sobresalen de la amplitud promedio o RMS. Por lo tanto, es necesario comprender musicalmente los matices, silencios, cortes, variaciones rítmicas y la energía natural en cada pasaje de la canción a mezclar. El tercer elemento es el volumen. El gran desafío del ingeniero de masterización es saber cuidar las texturas y la dinámica, elevando el audio de la producción al volumen ideal, sin provocar distorsión ni compresión exagerada y así sonar de manera óptima en emisoras de radio, televisión y medios digitales.
En síntesis, los ingenieros y productores estarán agradecidos en recibir proyectos con detalladas texturas sonoras, dinámica natural y volumen responsable. Y es por eso que son realmente los tres elementos preciados.
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