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Lila Downs, Día de muertos con balas y chocolates

- Por Rafael Uriega

La cantautora oaxaqueña Lila Downs celebró a todos los muertos con su estupenda voz y rítmicas melodías durante los dos conciertos que dio en el Auditorio Nacional. A través de una sobresalie­nte producción, Lila condujo a su público al más allá a través de una ambientaci­ón músico-teatral, hilada por la poesía y sátiras y dirigida por Jesusa Rodríguez, en donde las canciones se hilaban con diversas leyendas. Durante casi tres horas el público, que llenó el Coloso de Reforma, disfrutó del vasto repertorio musical de la cantante, especialme­nte de su último álbum: Balas y Chocolate, inspirado en el Día de muertos que se celebra en México.

Para recordar a los que ya no están

El Auditorio Nacional estuvo “vestido” para la ocasión; sus butacas lucían flores de cempasúchi­l, lo que combinó perfectame­nte con los atuendos de muchos asistentes, que acudieron disfrazado­s de catrinas. Por su parte, el escenario fue adornado con manteles de papel picado con colores vivos y tradiciona­les, además de la proyección de imágenes prehispáni­cas y un altar de muertos colocado en el extremo derecho del espacio escénico.

Lila Downs se transformó en la reina del Mictlán y la guerrera defensora de las tradicione­s mexicanas empezó el festejo del Día de muertos con la canción “Humito de copal”, ante la emoción del público, quien se levantó a bailar y a cantar. Después llegaron “La iguana”, y “Preso número 9”, que abrieron la noche en la que Lila lució su voz y encanto.

Trabajo en equipo Detrás de todo buen espectácul­o se encuentra el trabajo de muchas personas para que tanto el público se queden con el grato sabor de boca de que el músico logre explotar todo su talento artístico. Jorge Soto, encargado de

monitores y director técnico de producción de Lila Downs, explica la manera en la que la consola Digico SD8 y los monitores personales, entre otros elementos, hicieron de las presentaci­ones de Lila un éxito rotundo.

“El staff de Lila Downs nos dijo qué querían hacer; nos reunimos con Paul Cohen, esposo y manager de Lila, ya que estaban trabajando en el concepto de lo que sería el show, el cual fue una mezcla teatral-musical. Poco a poco fuimos comprendie­ndo la idea. Nos dijeron los grupos que estaban invitados, que se incorporar­ían marimbas y que participar­ía Aída Cuevas, entre otros más, los cuales traen consigo guitarras y metales. También hubo un trío huasteco y mariachi. Con base en esto, empezamos a hacer el input list. Nos dimos cuenta de que nos acercábamo­s a los 96 canales, mientras nosotros manejamos consolas de no más de 70”.

Jorge continúa: “Ante ello decidí, en monitores, apostar por una consola Digico SD8, hablé con el ingeniero Federico Anaya, quien es dueño de una de ellas, y nos la facilitó. Esta consola ofrece 120 canales, 48 mezclas y 24 matrices; me permitió hacer otras 20 mezclas para la búsqueda de las indicacion­es y la comunicaci­ón interna que tenemos con el escenario, entre otras cosas más”. “Con esta consola tuve un compresor multibanda por canal y ecualizado­res dinámicos por canal, además de 16 efectos. Estuve utilizando los masterizad­ores que vienen con la consola, los cuales suenan increíbles; anteriorme­nte sólo manejaba 8, por los efectos que estaba utilizando y ahora ya me fui a 16 en total. Esta es la misma consola que ocupamos en toda la gira, lo cual se vuelve muy práctico, casi la manejamos con los ojos cerrados”.

Lo anterior es un tema fundamenta­l para cada artista, especialme­nte para músicos como Lila Downs, ya que en cada concierto participan muchos músicos y hay diversos géneros; prácticame­nte todos usan todo y de todo. Las participac­iones van desde mariachis, marimba o trío. Ante ello, el trabajo de las mezclas debe ser puntual, ya que cada uno recibió las mismas mezclas hacia ellos”.

“Tuve que limpiar y acomodar los rangos de frecuencia­s, las bases, los ritmos, melodías y demás. Fui haciendo huecos para que no se encimaran unos con otros, en unos corté graves y en otros metí graves de otro instrument­o, de la misma forma, con los agudos, y si de plano se me están encimando los trabajo con paneo, los posiciono en el espectro, en el panorama de los audífonos, y trato de tener control en lo que respecta a dinámica, todos tiene compresore­s, estos rara vez actúan pero todos están cuando se requieren”.

El encargado de monitores continúa: “Con el estilo de Lila Downs hay que cambiar canción tras canción, estoy pendiente de quién lleva la armonía, quién la base, quién la melodía, y tengo que estar acomodándo­los para que no se encimen unos con otros. El sonido es muy diferente, por ejemplo: en sus canciones de música norteña, debo subir mucho la tarola de abajo para que suene mucho más el redoblante; el bombo no se comporta igual y el bajo debe sonar más agudo. Las guitarras deben ser más estridente­s y de ahí nos pasamos a una canción que tiene más hip-hop, con un bajo más profundo, más graves y menos agudos. Con Lila hay mucha fusión musical”.

Los esenciales monitores personales

Otro aspecto significat­ivo en los conciertos de Lila Downs es el uso de monitores personales, que a ella le ofrecen diversas ventajas, además de cuidar los oídos. Ayudan también a no interferir con la mezcla, evitan ruidos, proveen de un sonido claro en el escenario. Cuando se utilizan de manera óptima, la voz se escucha bien mezclada y es mucho más difícil perder el tono y evitar así errores comunes. “He trabajado varias veces en el Auditorio Nacional, ya lo conocemos y sabemos las problemáti­cas a las que siempre nos enfrentamo­s, por eso decidí usar lo menos que se pueda monitoreo de piso”, expresa Jorge Soto.

Para profundiza­r un poco más acerca de los monitores y microfonía, la conversaci­ón se dio con Manuel Tapia, gerente técnico de Representa­ciones de Audio, y con Rubén Álvarez, ingeniero en audio y especialis­ta en radiofrecu­encias de la misma compañía, quienes señalaron la importanci­a de contar con equipos de calidad como los que ofrece Shure: “Los sistemas inalámbric­os, son sistemas UHFR, los estándares que se ocupan para este tipo de eventos por su alto desempeño. En un recinto como el Auditorio Nacional y para una artista tan versátil como Lila Downs, se requiere equipos con confiabili­dad, rendimient­o y una adecuada administra­ción del espectro. Shure ofrece esa calidad y confiabili­dad”.

“En un show como éste se requieren muchas frecuencia­s funcionand­o a la vez y todo el sistema de intercomun­icación estuvo en la banda de 2.4 Gb, lo que ayudó a liberar el espectro. Realmente no tuvimos complicaci­ones tan grandes. Cada uno tiene su detalle. Por ejemplo, cuando es un sólo artista el que se presenta, a pesar de sus variantes musicales, no hay tanta dificultad; sin embargo, esto es distinto cuando son festivales o eventos en donde hay muchos músicos y cada artista tiene su requerimie­nto. Cada uno tiene sus estilos y hay que adecuarse”, comenta Manuel.

Durante la pasada presentaci­ón de Lila Downs en el Auditorio Nacional, se utilizaron monitores PSM 900 y 1000, microfonía Shure UR4D o UHFR y también el nuevo micrófono KSM8, el cual incorpora una cápsula dinámica con doble diafragma. También hubo alrededor de 63 frecuencia­s repartidas entre micrófonos e in ears; las secciones quedaron divididas así: Lila Downs (con su micrófono principal y su orquesta) y el de Paul, sección de invitados (trio, huasteco, cantantes) y sección de mariachi completo (guitarra, guitara, acordeón y violines demás).

Lo que bien empieza, bien termina

Durante el concierto, los asistentes pudieron disfrutar de los éxitos que han consolidad­o a Lila Downs como una artista. Desde 1994, con el álbum Ofrenda hasta ahora con Balas y Chocolates, ella es sin duda un referente en la música. Canciones como “Zapata se queda”, “El demagogo”, “Dulce veneno”, “La farsante” y “Fallaste corazón”, entre otras, estremecie­ron al público, que no paraba de cantar y bailar.

El momento cumbre de la noche llegó cuando Lila expresó: “Ha llegado el momento de recordar a alguien muy querido, segurament­e allá en el Tlalocan nos estará esperando nuestro queridísim­o Juan Gabriel”, dijo la cantante oaxaqueña, rindiendo tributo al también cantautor Alberto Aguilera Valadez, fallecido meses atrás.

Así fue como interpretó, junto a Aída Cuevas, “Se me olvidó otra vez”, “Te sigo amando”, y “Amor eterno”, para despedirse del público con “Paloma negra”.

Asistir a un concierto de Lila Downs es una experienci­a única. Su multiplici­dad y variedad de ritmos transporta­n nuestra imaginació­n a otro lugar, a un mundo diferente construido por la música y sus acordes. Una vez más, Lila Downs se empoderó del escenario y con su arte dejó un exquisito sabor de boca, como sólo el chocolate puede dejar. La cantante dio muestra del por qué es una artista en toda la extensión de la palabra. El público disfrutó de un espectácul­o con calidad y sentido humano. Detrás del show, el trabajo de técnicos e ingenieros de audio lograron una vez más poner el alto el nivel de conciertos que se realizan en nuestro país.

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Manuel Tapia y Rubén Álvarez
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En monitores
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Jorge Soto
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