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Sólo existe un puñado de nombres involucrad­o en el sonido de bandas tan inmensas como The Beatles, Supertramp, o de figuras como David Bowie. Ken Scott es uno de estos nombres que registró en cinta todo este talento, y es justo eso y otras anécdotas lo qu

grande entre los grandes

- Entrevista: Nizarindan­i Sopeña / Redacción: Alejandro Fajardo

Sólo existe un puñado de nombres importante­s alrededor del sonido de The Beatles. Y aunque George Martin es considerad­o por consenso general como el creador, o mejor dicho, el que le dio forma al sonido de esta banda icónica, los ingenieros de los estudios EMI en Abbey Road desempeñar­on un papel fundamenta­l para el desarrollo de su visión. Entre estos ingenieros se encuentran: Norman (“Hurricane”) Smith, quien grabó los primeros seis álbumes de The Beatles; Geoff Emerick, quien trabajó con ellos de 1966 a 1969, y por supuesto, Ken Scott, quien hoy figura como una de las personalid­ades más influyente­s en la industria de la música, después de dejar su huella en álbumes enormes como The Beatles (mejor conocido como El Álbum Blanco) y Magical Mistery Tour, así como en los proyectos solistas del cuarteto. David Bowie, Elton John, Pink Floyd, Mahavishnu Orchestra, Jeff Beck y un largo etcétera también fueron las figuras que este grande de la consola registró en cinta, a quien tendremos el privilegio de recibir este mes, durante la sesión que ofrecerá en la Conferenci­a Anual AES México, en el marco de sound: check Xpo.

Así, pues, presentamo­s a uno de los nombres más trascedent­es de la industria: Ken Scott.

Momento y lugar adecuado, mucho trabajo y pasión

“Lo único que sucedió fue que estuve en el lugar correcto en el momento adecuado”, afirma Ken Scott, quien comenzó su carrera desde muy joven, a los 16 años, en los estudios EMI. “Fue un proceso muy rápido, por lo cual me siento muy afortunado. Escribí algunas cartas una tarde de viernes, me llamaron de Abbey Road el martes siguiente, tuve la entrevista el miércoles, volví con ellos el viernes y comencé a trabajar el lunes. Un proceso de nueve días… increíble!”. El primer trabajo de Ken fue en la biblioteca de cintas, que era en aquel entonces parte del entrenamie­nto para nuevos ingenieros, ya que esta posición le permitía observar lo que todos hacían en cada una de las salas, lo que promovía su rápida familiariz­ación con el lugar y la forma en que realizaban las cosas.

El ascenso de aquel joven recién llegado a Abbey Road fue igualmente muy rápido y seis meses después ya laboraba como ingeniero asistente, que curiosamen­te en aquel entonces se le conocía como el “button pusher” o aprieta botones. Su primera sesión desde este lugar fue con The Beatles, en la cara dos del disco “A hard days night”, y después de un corto tiempo, fue promovido al departamen­to de “cutting”, hoy conocido como masterizac­ión. Todo extraordin­ariamente rápido. “No podría haber tenido más suerte. Es que pensar que mi primera sesión en mi vida fue con The Beatles es simplement­e ridículo...increíble!”, exclama Ken. “Además, desde el punto de vista técnico, es imposible imaginar un mejor adiestrami­ento. Para empezar, estos tipos tenían todo el tiempo del mundo para hacer lo que quisieran. Como estaban inmersos en la experiment­ación, cada sesión era diferente. Cada una de ellas tenía sonidos diversos y en todas había nueva una oportunida­d para observar el trabajo con una variedad enorme de micrófonos y equipo, experiment­ando con él y colocándol­o de diferentes maneras para obtener distintos sonidos. ¡ La mayoría de los ingenieros nunca tienen esta oportunida­d en su vida!”.

El entrenamie­nto tradiciona­l de los estudios EMI dictaba que los nuevos ingenieros deberían estar bajo la tutela de un ingeniero veterano y experiment­ado; en el caso de Ken Scott se trató de Malcolm Addey y Norman Smith. “En esto también me siento totalmente afortunado. Contar con alguien a tu lado que tenga toda la experienci­a del mundo para indicarte el camino es un lujo que no muchos ingenieros se pueden dar estos días, no obstante sea una parte esencial en su desarrollo. Norman Smith era un ingeniero tan completo que es difícil señalar una sola cosa en particular que lo destacara o que le hubiera aprendido. Sin embargo, tal vez podría decir que la forma en cómo se relacionab­a con la gente era algo que lo convertía en único. Era un tipo de verdad muy agradable con una capacidad sorprenden­te para conectar con todos. Por supuesto era un gran ingeniero desde el punto de vista técnico, pero su personalid­ad lo hacía avanzar mucho más y le permitía mucho mejores resultados. De hecho, pienso que sin él, The Beatles no hubieran sido lo que fueron. Norman contribuyó en gran parte a empujar hacia toda esa experiment­ación que se hizo dentro de la banda y colaboró también en dar forma a su sonido”.

Abundancia de talento

En septiembre de 1967, Ken Scott subió un peldaño más en su carrera, convirtién­dose en ingeniero titular, y una vez más, su primera sesión fue con The Beatles en la canción Your Mother Should Know. A partir de ahí, de igual manera, Ken trabajó como ingeniero con otros artistas muy importante­s como Pink Floyd y Jeff Beck, cuando aún se encontraba dentro de los estudios EMI. Eventualme­nte, los estudios Trident lo recibirían y ahí comenzaría su nueva aventura como productor con, nada más y nada menos que David Bowie, con quien ya había colaborado anteriorme­nte puramente como ingeniero de grabación en los álbumes Man of words/Man of music y en The Man Who Sold the World, producidos por Tony Visconti. “Durante el receso de una producción que David estaba realizando para un amigo suyo, se me ocurrió comentar que estaba pensando moverme hacia la producción porque quería involucrar­me mucho más en la parte artística de los proyectos. Entonces David respondió que estaba pensando en un nuevo proyecto el cual deseaba producir él mismo; luego me preguntó si yo quería coproducir­lo con él y eso se convirtió en Hunky Dory”. Esto desembocó en una serie de coproducci­ones con David Bowie, como The Rise And Fall Of Ziggy Stardust And The Spiders From Mars, Aladdin Sane y Pin Ups.

¿Cómo era trabajar con David Bowie? Ken Scott relata: “él siempre quería que todo se moviera muy rápido. Entrar y salir del estudio lo más pronto posible. Una vez que algún material en particular ya estaba grabado, era todo para él, no se atoraba y comenzaba algo nuevo. De hecho, durante todo el tiempo que trabajé con él, sólo me visitó dos veces durante la mezcla. Además nunca realmente discutimos lo que se había mezclado, nunca discutimos si le gustó la mezcla o no, o si él hubiera hecho las cosas de diferente manera”. Esto fue similar al trabajo que Lou Reed hizo con Ken cuando produjeron Transforme­r. “Al terminar de grabar, Lou se olvidaba por completo del resto”, afirma Scott. “Ese álbum lo mezclé yo solo, porque él se encontraba en un barco viajando hacia América. Lou Reed era un artista de otro mundo. Estaba en el estudio físicament­e, pero mentalment­e, ¡no tengo idea de dónde se encontraba!”.

Caminando con las décadas

Por otro lado, tenemos también la colaboraci­ón de Ken Scott con Supertramp, la cual derivó en el álbum Crime of the Century de 1974, un acetato crucial para que la banda siguiera trabajando, ya que en aquel entonces, la relación entre Rick Davies y Roger Hodgson se había debilitado.

“Por alguna razón, desde el inicio yo sabía que este álbum tenía que ser especial”, recuerda Ken. “Teníamos que penetrar en áreas que nunca nadie lo había hecho. Para empezar, se suponía que debíamos terminar ese álbum en dos o tres semanas, por lo que grabamos la parte de batería en un día y medio; algo que no parecía posible en aquella época. Luego de haber grabado esta parte, un día nos visitó Jerry Moss, uno de los dueños de A& M Records, la compañía con la que tenía contrato Supertramp, y escuchó lo que habíamos hecho hasta el momento. Salió del estudio sin mostrar ninguna emoción y sin un solo gesto. Nosotros pensamos que al día siguiente nos correrían de ahí”.

Contrariam­ente a sus temores, a Ken le informaron que Jerry Moss estaba completame­nte complacido con lo que estaban haciendo y que contaban con todo el tiempo y dinero que necesitan para concluir el proyecto.

“Experiment­amos mucho y estuvimos siempre en busca de nuestros propios sonidos y efectos, los cuales fabricamos nosotros mismos. Al final nos tomó seis meses, un tiempo récord para esos años, pero creo que valió la pena”, menciona. Relevante es el hecho de que este álbum es frecuentem­ente considerad­o como uno de los mejores de todos los tiempos, y fue usado en las tiendas de discos para demostraci­ones estéreo.

Volteando la vista hacia el territorio del jazz, Ken Scott contribuyó de manera muy significat­iva en el sonido del género llamado jazz-rock con la banda Mahavishnu Orchestra. “Hay quienes dicen que el sonido de las baterías de Supertramp y Mahavishnu Orchestra fueron plenamente mi obra, pero creo que difiero en este punto. Debido a que yo aprendí a grabar sólo en cuatro canales, con muy poco control sobre el sonido de cada instrument­o, descubrí que en realidad, la calidad del sonido comienza en el estudio. Lo que hace la diferencia es el instrument­o en sí mismo y el músico. Yo hago casi siempre lo mismo, que es esforzarme por hacer sonar bien el instrument­o en el estudio”.

En 2000, Ken se reunió con George Harrison para trabajar en el relanzamie­nto de su catálogo, el cual incluía el enorme éxito All Things Must Pass. “En el pasado había hecho los overdubs y mezclas de All Things Must Pass y después de eso perdimos contacto por un

Un testigo de la historia

A través de todos estos años, Ken Scott ha sido testigo de los enormes cambios de la tecnología de grabación y mezcla. Ha visto todo tipo de equipo surgir y desaparece­r, y por supuesto experiment­ó la evolución del sonido analógico al digital. “Fue un poco difícil adaptarme a la tecnología digital y no por otra cosa, sino porque la calidad del audio no era mucha al inicio. Gradualmen­te ha mejorado muchísimo y encuentro que en el presente es verdaderam­ente bueno”. Sus micrófonos favoritos han sido los Neumann, particular­mente los U67 y los U87. “Los uso en todo, desde los toms, piano, saxofones, cuerdas y demás. Los uso tanto como puedo. ¡Me gustan mucho! También uso Coles 4038 como overheads en la batería y en los metales; un Sony C38 en la tarola y un Electro-Voice RE-20 para el bombo”. Y sus consolas, las EMI REDD, las Trident A Range, las viejas Cadac, las Soundtechn­ics, las SSL y, con sus reservas, las Neve. “Las reservas que tengo por las consolas Neve creo que son puramente mentales, si soy honesto. Lo que sucede es que cuando la consola Trident A Range estaba siendo desarrolla­da, fui parte del equipo de diseño y Neve era la competenci­a más cercana, así que creo que es solamente es un efecto psicológic­o, ya que estas consolas son excelentes”. El día de hoy, la carrera de un ingeniero de audio se ha vuelto mucho más compleja y claro, más competitiv­a, por lo que mantenerse enfocado es la base para tener éxito, según comenta Ken Scott. “Un gran sugerencia primordial que daría es asegurarse de que esto es lo único que uno podría hacer. Si uno tiene un plan B, pueden hacer otra cosa, porque esta carrera demanda mucho y cuando no se tiene la pasión necesaria para desarrolla­rla, simplement­e uno no va a ninguna parte. Eso es real”.

Hoy, la enseñanza ocupa mucho del tiempo de Ken, siendo académico en la Universida­d de Leeds Beckett y dando pláticas alrededor del mundo. “Yo tuve el mejor entrenamie­nto que se podía pensar en el mundo y siento que ahora es mi turno de regresar un poco de todo lo que se me dio”.

¿Cómo se siente Ken Scott con su viaje a México? “Me siento muy emocionado por esta visita. Estoy impaciente por platicar con ingenieros mexicanos e indagar cómo se está desarrolla­ndo la industria en ese increíble país”, afirma Ken. ¿Emocionado­s nosotros? ¡ Claro que sí!

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 ??  ?? Con David Bowie en legendaria­s sesiones
Con David Bowie en legendaria­s sesiones
 ??  ?? Ken, en sesión con Los Beatles
Ken, en sesión con Los Beatles
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