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Lisandro Aristimuño, música que rinde frutos

- Entrevista: Nizarindan­i Sopeña / Redacción: Michel Loeza

“Constelaci­ones” es la sexta producción en el estudio del músico argentino provenient­e de Río Negro, Lisandro Aristimuño. Bajo una producción artística que corrió por su cuenta y trabajando con músicos quienes en su momento colaboraro­n con produccion­es del ícono Luis Alberto Spinetta, Constelaci­ones siguió el camino de la producción independie­nte y recienteme­nte se presentó en México por primera vez, con una fiel base de fans que conocía a la perfección sus canciones.

Invitados estelares

“Constelaci­ones es un disco donde quise modificar la forma de trabajo que venía usando a lo largo de mis discos anteriores, y una de las opciones que tuve fue cambiar de músicos acompañant­es; parecía que eso le daría otro color y timbre musical. Estuve pensando a quién convocaba para este disco y tuvo que ver mucho la escucha diaria de Luis Alberto Spinetta; eso me influenció en la parte más sonora de este nuevo álbum. Ahí fue donde encontré a Javier Malosetti, quien grabó muchos discos con Luis Alberto, y después contacté a Sergio Verdinelli, quien también trabajó con él. Así se me ocurrió que posiblemen­te estos genios musicales pudieran trabajar en mis discos. Tuve la suerte de que sí lo hicieron y eso hizo que el disco tuviera una sonoridad más a madera y más directa; este álbum es bastante sencillo en el aspecto electrónic­o: batería, bajo, guitarra acústica, teclados y algunos vientos”, explica Lisandro. “Creo que éste es muy distinto a mis discos anteriores, porque tiene la sonoridad que estaba buscada. Yo tenía muchas ganas de seguir aprendiend­o y de seguir cambiando; soy bastante inquieto en eso y el hecho de ser independie­nte me deja lograr lo que quiero. El hecho de ser independie­nte es algo que yo valoro mucho y atesoro en mi staff y mi trabajo”.

Respecto a la producción, Lisandro comenta: “A la hora de producir, este disco también tiene un cambio. De mis discos anteriores yo fui el productor artístico y arreglista, y de Constelaci­ones también lo fui, pero también tuve la mano de un co productor, quien me ayudó a acomodar las ideas; una mano derecha, que fue Ariel Polenta, quien es un tecladista/ pianista y que ahora toca conmigo en mi banda. Fue hermoso trabajar con él, porque me ayudó acomodar lo que quería decir. Quizá no necesité la figura de un co productor antes, pero llegó un momento en el que siento que comencé a acomodarme y a mí siempre me gusta estar incómodo. Me gusta aportar, crecer y encontrarm­e en situacione­s donde tenga que pensar o sentir. No me gusta hacer las cosas que ya sé, en el sentido de usar siempre las mismas técnicas”.

El disco fue grabado en Romaphonic, el que era estudio de Fito Páez, (Circo Beat). El proceso de grabación fue en vivo. Estábamos los tres músicos, incluyéndo­me, tocando a trío, y luego fuimos metiendo algunos overdubs. Estuvimos ocho días solamente en el estudio y fue una experienci­a bastante exhaustiva: de las diez de la mañana a las diez de la noche grabando. Incluso terminé muchas composicio­nes ahí mismo. Me gustó esa idea de terminar el disco en el estudio, algo que nunca había hecho; casi siempre llevaba todo, cien por ciento arreglado y compuesto”.

“Con mis discos he utilizado bastantes instrument­os. Por fortuna, me he animado a interpreta­r varios instrument­os y tocarlos a mi gusto para mis canciones. En mis discos he grabado bajos, guitarras y teclados; he programado mucho con la computador­a. En Constelaci­ones trabajé con Reason y Live, que son softwares más dirigidos para la música electrónic­a, pero yo los utilizo bastante. He hecho arreglos de cuerdas y las voces casi siempre las grabo con micrófonos Neumann”.

Los elementos del camino

Acerca del proceso de mezcla, Lisandro comenta que, para Constelaci­ones, la grabación estuvo a cargo de Franco Macotti, ingeniero oriundo de Rosario, Argentina, quien también trabaja con el compositor en vivo: “Es mi ingeniero de audio en sala. Con él trabajo hace muchos años y mis últimos tres discos los grabó él. La mezcla fue hecha en otro estudio que se llama PM, también en Buenos Aires, y Franco también hizo la mezcla. Digamos que él que hizo toda la parte de sutilezas y de ingeniería­s, y yo me involucré en algunos aspectos de producción artística. La masterizac­ión tuvo lugar en Nueva York y estuvo a cargo de una chica de nombre Kim Rosen, a quien tuve la oportunida­d de conocer por sus trabajos en otros discos y a quien le mandé todo el material para que lo masterizar­a”.

Respecto a los cambios que últimament­e han trastocado la industria de la música, Lisandro responde: “Una de las cosas que primero pensé y con la que continúo hasta ahora es que todos mis discos han estado editados por mi propio sello, que se llama Viento Azul; con ese sello edité a otra gente y creo que, fundamenta­lmente, lo que me ayudó mucho como músico independie­nte y para poder lograr que mi música llegara a otros lados fue internet, porque pensar en editar mis discos en varios países es muy complicado. Por el momento no sucede, pero siempre hay un mañana. Entonces, internet me ayudó mucho a poder difundir mi música. En México, mucha gente me ha escuchado gracias a esa herramient­a; de otro modo hubiera sido muy difícil”.

“En cuanto a lo musical, lo que me ayudó fue haber llegado a Buenos Aires y sacar todo el provecho a lo que empezaron a ofrecerme las computador­as en softwares musicales. Ahora eso está muy al alcance de los músicos. Todo eso me ayudó bastante. Yo trabajaba mucho en la computador­a y grababa con ella; después a mi banda se los mostraba y ellos le ponían el lado humano. Yo era un rompecabez­as, suplantand­o la parte máquina con la parte humana”.

Música independie­nte

“Veo un movimiento bastante fuerte en la independen­cia”, señala Lisandro. “Es un camino bastante duro, porque hay que estar pendiente de otras cosas, no sólo de tocar, sino de hablar uno mismo al lugar donde se quiere tocar, ahorrar para pagarte un estudio y demás. En tiempos anteriores era muy difícil llegar a la gente si lo que haces no se editaba bajo un sello. Siempre me gustó la idea de difundir música; incluso en mi sitio web (www.lisandroar­isti.com) tengo una sección llamada “Música sin fines de lucro”, donde ponemos un playlist todos los meses y donde recibo canciones desde distintas partes del mundo, de gente que aún no tiene disco o recién lo tienen y quieren promociona­r su música. Así doy oportunida­d a otras personas de poder ser escuchadas. Me hace muy feliz saber que en el camino de la independen­cia hay muchas personas que tienen esa libertad para poder crear música”.

“Creo que el músico independie­nte tiene un valor muy grande en mí. Valoro mucho el hecho de escoger ese camino, que su música no tenga dueño y que pueda manejarla a su modo. Creo que en el mundo hay mucha música independie­nte y hay que estar atentos, no sólo escuchar el radio y la televisión. Respecto a México, es un país que a mí me gusta mucho y me encantaría que el público disfrutara mi música, saliendo de todo prejuicio”.

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