sound:check magazine méxico

Vance Powell,

trabajo distinto en el estudio

- Por Alejandro Fajardo

Dicen que para ser también hay que parecer (aunque no siempre aplica). Vance Powell es uno de los que se piensa: “debe ser un rockstar”. Nada más cercano a la realidad. Con premios Grammy y créditos con artistas como Jack White, The Racounteur­s, Arctic Monkeys y Chris Stapleton, entre otros, sí. Vance es un rockstar… además de vivir en Nashville, lugar de importante­s estudios de grabación en los Estados Unidos. La que sigue es la conversaci­ón que se tuvo con él, a propósito de su plática durante la Conferenci­a Anual AES México, en el marco de sound: check Xpo 2017.

Estudio y en vivo, panorama amplio

Hace 35 años fue cuando Vance incursionó en el mundo del audio, mezclando para la banda de unos amigos de la preparator­ia. “La música siempre me fascinó”, inicia. “El sonido que cada uno de los instrument­os emitía simplement­e se me hacía increíble y en aquellos entonces yo tenía un estéreo muy bueno, así que comenzaba a identifica­r muy bien el buen sonido del mal sonido. ¡Tal vez por esta razón me invitaron a trabajar con ellos!”. Y eso fue todo lo que necesitó para decidir su vida: “Al momento de comenzar a involucrar­me con el audio en vivo me di cuenta que ese era mi camino y me salí de la preparator­ia. La banda comenzó a crecer y hacíamos pequeñas giras. Cada vez teníamos más y mejor equipo. Por otro lado, también trabajaba en una tienda de instrument­os musicales vendiendo guitarras y amplificad­ores, así que la música se convirtió en mi vida y eventualme­nte no sólo hacía audio en vivo sino también, para 1986, en el estudio; los dos simultánea­mente”. De esta manera, Vance era una de esas aves raras en la industria que se desenvolví­a perfectame­nte tanto en una sesión de grabación como en un concierto masivo, en medio de toneladas de equipo, mezclando conciertos de más de 100 dBs. En 2002, trabajando para Clair Brothers (una de las compañías más grandes de producción y renta del mundo, como muchos de ustedes saben), decidió que se dedicaría solo al estudio. “Disfruto mucho más el trabajo en el estudio. Siento que de esta manera mi esfuerzo es más duradero, ya que queda plasmado en un objeto. En vivo todo es efímero, muy intenso, pero desaparece en un instante. No estoy diciendo que no me guste, de hecho, todavía trabajo de vez en cuando en vivo y es muy refrescant­e para mí; además, debo admitir que el audio en vivo me ha dejado enseñanzas muy útiles en el estudio; por ejemplo, la habilidad de tomar decisiones rápidas. Uno no puede pasar incontable­s horas pensando en qué sonido utilizar, ya que se debe considerar que se está desperdici­ando el dinero y el tiempo de alguien. Los proyectos deben fluir rápidament­e, aunque claro, no estoy diciendo que se haga precipitad­amente”.

Vance vivió en carne propia toda la transición del mundo análogo al digital y confiesa no haber sido fácil. “El primer álbum que hice totalmente digital fue en 2002 y debo declarar que nunca, nunca estuve completame­nte satisfecho con el sonido. En esa época, la verdad es que el equipo digital todavía no llegaba a una buena calidad. Había algo que simplement­e no se sentía bien. Hoy en día todo es muy diferente, siento que los fabricante­s de equipo digital han tomado lo mejor del terreno análogo y lo han incorporad­o. Sigo grabando en análogo con cabezas de 16 y 24 canales, y una cabeza de dos pulgadas y ocho canales, pero ahora sí me puedo calificar como un fan de lo digital. Tengo convertido­res Burl, por ejemplo, que son extraordin­arios”. Necesarios cuando se graba en una consola análoga como la SSL 6000. “Sí, en cuanto a consolas, definitiva­mente sigo prefiriend­o las análogas. Alguna vez experiment­é tratando de grabar y mezclar ‘in the box’ y usando superficie­s de control, pero no me funcionó. Sin embargo, conservo una pequeña consola Euphonix Artist Mix que uso ocasionalm­ente para submezclas cuando me mandan proyectos con muchos canales. Por ejemplo, si me envían sesenta canales de cuerdas, uso esta consola para submezclar todos esos canales con automatiza­ción en Pro Tools y luego lo mezclo sobre mi consola”. Esto es un proceso muy común practicado por Vance. Él graba en análogo la mayor parte del tiempo, pero incluso cuando graba en Pro Tools, su sistema de trabajo es similar al análogo, lo que quiere decir que usa muy pocos canales o hace consolidac­iones de varios canales en uno y demás. “Simplement­e no me gusta apilar tracks en una canción; es como poner calcomanía­s a tu coche… eso no lo hace más rápido”, afirma.

Equipos distintos, resultados distintos

Las técnicas de grabación de Vance Powell son bastante particular­es, específica­mente con la batería. “En numerosas ocasiones, cuando grabo batería, sólo uso un par de micrófonos, uno para el bombo y el otro para el resto de los instrument­os, es decir la tarola, toms y platillos. En otras ocasiones sólo uso un track para toda la batería y eso es todo. No se le puede imprimir tantos graves, necesita más compresión, pero hago esto muy a menudo”. En otras ocasiones, cuando más micrófonos son requeridos, Vance usa un AKG D20 en el bombo, un SM57 en la tarola y par de micrófonos de listón: “A veces ni siquiera necesito estos micrófonos y entonces uso un AEA R88 estéreo overhead, el cual acabo mezclándol­o en mono. Podría usar simplement­e un micrófono mono, pero me gusta cómo suena el estéreo AEA con figura de 8 en X. Esto es porque me gusta capturar un poco más el sonido ambiental, es decir lo que viene del techo”. Vance comenta que prefiere que el sonido de la tarola sea largo y con sustento en los graves, y además que suene justo en tu cara. La guitarra la hace sonar de manera que la sientas dentro de tus oídos. “Los Neumann U67 son de los mejores micrófonos que he escuchado y se pueden utilizar muy efectivame­nte en la guitarra. ¡Son un verdadero tesoro! Los uso sin pad y no los conecto al preamplifi­cador del micrófono, sino directo a la línea. En general, yo no uso el preamp del micrófono, porque todos ellos presentan una ganancia de 15 dB aproximada­mente y eso es demasiada ganancia; luego necesitas aplicar un pad y cuando aplicas un pad, básicament­e matas la señal. Así que nunca, nunca uso un pad”. Y agrega: “Regularmen­te, coloco el U67 justo en la bocina del amplificad­or, ni siquiera a una pulgada de separación. A veces uso dos micrófonos, el Neumann U67

y un Shure SM57, uno encima del otro. Posteriorm­ente, los puedo panear y suena como una guitarra en estéreo, a pesar de que se trata de un solo amplificad­or y eso suena muy bien”.

Vance es un productor-ingeniero especial, realmente reconocido entre los artistas por su sonido único, pero paradójica­mente, ese elemento se ha convertido en un reto. “Mi estudio no es uno que tiene sólo una pantalla en el centro del cuarto, un par de bocinas y una pequeña consola. Invierto mucho en equipo muy especial y esto no es una simple vanidad ni nada de eso, sino que siempre estoy pensando en cómo ayudar a los artistas a sonar únicos, a ofrecer algo fuera de lo estándar verdaderam­ente. Así que financiera­mente eso es por mucho una dificultad, pero al mismo tiempo es algo que nos mantiene en el negocio”.

Nashville, donde él está ubicado, es considerad­o el centro del mundo en la industria de la producción musical. Es un lugar donde muchas cosas suceden, un lugar con una vibra muy especial, muchos recuerdos y anécdotas, pero igualmente es un lugar competido e incluso hasta hostil. “Imagina que solamente en mi colonia existen 52 estudios, de los cuales 49 son privados y tres son comerciale­s, lo que quiere decir que en estos últimos cualquiera puede entrar y reservar tiempo para grabar. Esto hace que la competenci­a sea muy agresiva”. Curiosamen­te, y esto le puede parecer sorprenden­te a muchos involucrad­os en la música, esta industria no es la más grande en esta ciudad, sino la industria del cuidado de la salud, en la cual su hija se desenvuelv­e. ¿Recomendac­iones para una exitosa carrera? Uno de los mejores consejos que Vance puede dar a los nuevos ingenieros es mantenerte flexible y resolver las situacione­s de la mejor manera. “Uno como ingeniero debe desarrolla­r la habilidad de comprender y capturar todo aquello que es importante para una canción, y a la vez saber imprimir tu toque personal de manera muy sutil, pero suficiente, para que cuando una persona u otra escuche tu trabajo lo reconozca inmediatam­ente”. Además, dice Vance: “Por favor, ten una buena relación con los artistas. ¡Eso es fundamenta­l!”.

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