Producción, sueños que se cumplen
El mundo de los productores de espectáculos depende de dos factores: sea lo que sea, debe caber en un tráiler y el día solamente tiene 24 horas. Fuera de eso, no hay límites. Por eso, Carlos Rosanoff, fundador de PREES Eventos; Liz Gil, directora de producción del Auditorio Pabellón M; Brenda Salayandía, de Magnos Producciones y Germán Castellanos, socio fundador de Meridian Pro construyen noche a noche, de una ciudad a otra, el escenario ideal para que las quinceañeras enamoradas bailen con su cantante favorito.
Retos de los últimos veinte años
Cronómetro general. “Nuestro principal enemigo es el tiempo y siento que siempre estamos contra reloj. De esto dependemos. A veces calculamos que las cosas van a suceder en cierto margen y esto no pasa por distintas situaciones”, comienza Carlos Rosanoff.
Sabias virtudes. “El tiempo es el enemigo a vencer y es lo que ocasiona que tengamos retrasos y eso cae en otro tipo de situaciones: requerimos más personal o conseguir materiales en la noche”, valora Carlos. Lo increíble no lo sorprende. “Hasta que llegamos al lugar, a veces nos enteramos de que tienes que poner cable de cierto tipo, que los motores tienen que ser de cadena larga o circunstancias que nunca consideramos. Eso nos retrasa, porque a veces los artistas traen las luminarias montadas en unos páneles que se hicieron especialmente para el show o llegan con una pantalla que se arma sobre la escenografía; también pasa que hay festivales que traen a veinte artistas AAA, pero quieren gastar tres pesos. No es equivalente”.
De lleno en la competencia. “Hablando de tecnología, en México estamos al nivel de cualquier país. Todo lo que quieras, está aquí”, señala Carlos Rosanoff; “y el soporte técnico que nos dan las empresas proveedoras es la mejor garantía que le puedes brindar al artista, cliente o cualquier persona que nos contrate”.
La escuela de Río Churubusco
Afortunada. “Tuvimos la suerte y una oportunidad que no tuvo nadie, que era tener ahí a la mano los equipos”, recuerda Liz Gil; “yo vi equipos que solamente estaban en fotos y técnicos legendarios en el planeta, con quienes después pudimos trabajar”.
“El servicio que se da en nuestro país es de lo mejor, aunque no estaría mal contar con más capacitación”.
Carlos Rosanoff.
Domo de cobre. “Esa generación empezó en 1990 en el Palacio de los Deportes, cuando muchos técnicos quienes hoy son importantes en nuestro país 15, 17 años. Tuvimos la oportunidad de tener buenos maestros”, Liz toca un punto clave; “porque mucha gente que vino de otros países nos enseñó. Las compañías invirtieron, los promotores tuvieron visión y unas doscientas personas salieron de ahí. Luego, cada quien empezó su parte y siguió con un cierto estándar”. Valor. “Al principio tuvimos que pedir que nos respetaran; ahora tenemos tal cantidad de shows, que entramos en lo mundialmente reconocido, así como tenemos una gran asistencia de público y mucha venta de boletos”, menciona la directora de producción del Auditorio Pabellón M en Monterrey, Nuevo León.
Actualmente, ¿a qué nivel se satisfacen los riders? “Al cien por ciento, a menos de que haya cosas físicas reales, como que el escenario no quepa en el lugar”, explica Liz; “pero si tu rider cabe, todo se encuentra aquí, a menos que no tengas el tiempo de poder hacerlo. He leído miles de riders y a veces les digo que pidan cosas que sus técnicos sepan operar. En iluminación salen muchas cosas nuevas cada seis meses y a veces solicitan cosas que no conocen”.
Rápidos avances
Mayor cultura. “Ya hay más público, ávido y con ganas de ir a conciertos. También por parte de la iniciativa privada hay mucha más inversión, describe ahora Brenda Salayandía.
Adaptarse para crecer. “Creo que la situación actual es que hay mucha voluntad, por parte de la producción y del artista”, señala Brenda; “sin embargo, creo que aún falta conciencia, sobre todo de la autoridad acerca de las normativas”.
Hay lugares donde aún no existe un director de Protección Civil. “O está de vacaciones, o pidió licencia. Entonces, le dices al alcalde que necesitas bomberos y ambulancias pero te dice qué para qué, si ya lo hecho hecho así y no ha pasado nada”, complementa Brenda; “y entonces, como producción, traes seguridad, se consiguen ambulancias de una ciudad más grande y se va solucionando todo”, explica la fundadora de Magnos Producciones; “estamos empujando para que las cosas se hagan mejor”.
La realidad
Antes, las empresas hacían todo y la responsabilidad recaía en cinco o seis personas. “Actualmente, hay más áreas de especialización: riggers, electricistas, sistemas, radiofrecuencia, sala o monitores”, Germán Castellanos anota; “y hay un nivel de exigencia propio, para seguridad de los artistas y del staff”.
El round de los técnicos. “Aún hay cosas que mejorar”, el fundador de Meridian Pro estima; “todavía vamos a pueblos pequeños y encontramos buenos equipos, pero el personal no ha tenido la directriz indicada, probablemente lleva veinte años haciéndolo de la misma forma, aunque no sea la correcta”, menciona; “esto es un trabajo diario”. Mal enfoque. “A veces llegamos a teatros y la gente nos menciona que así lo ha hecho toda su vida. Es muy raro, porque la inversión en equipo es altísima, pero la inversión en educación es nula”, reflexiona Germán Castellanos; “entendemos que un crew es de veinte personas y están a seiscientos kilómetros de la ciudad más cercana. Sería mejor invertir en traer alguien que les dé capacitación al lugar”.
Por eso, el secreto de una buena producción es hacer posible lo fantástico.
“Actualmente, estoy impresionada de la cantidad de modelos en iluminación, por ejemplo. Y todos los ingenieros los quieren usar. Pero es necesario adaptarnos al show que vamos a dar”.
Brenda Salayandía. “El tema es la continuidad. “Es necesario dar continuidad y mantenimiento a los inmuebles para que las producciones no den pasos atrás”.