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Grabación: laboratori­os mágicos

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En los estudios de grabación se han forjado los recuerdos de una generación tras otra; los himnos inolvidabl­es que marcaron la vida de miles de fanáticos nacieron entre las cuatro paredes insonoriza­das. Son los dominios de Jaime “Oso” Pavón, productor e ingeniero de estudio de Caifanes y Jaime López; Erick Urbina, director de Reso Mastering y Francisco Miranda, director de Estudio 19, quienes revelaron varios de los secretos detrás del cristal encantado.

¿Cómo ha cambiado el arte?

Horizonte evolutivo. “Porque la música no va dejar de existir; a la gente le va a seguir gustando. La diferencia es: ¿ quién paga la música? Es lo que se ha re- conformado y las disqueras han buscado cómo cubrir sus produccion­es”, figura Jaime Pavón; “como el mercado decreció, la producción se ha vuelto más barata y dejó de haber grandes inversione­s que en algún momento tuvimos”.

Austeridad. “Ya no hay presupuest­os para estar dos meses en un estudio de grabación, donde tenías equipos premium. Ahora, todo va hacia que el artista produzca más partes de su música, que obtenga un sonido medianamen­te decente y que pase a manos de Erik Urbina para que lo masterice”, señala Jaime; “porque la masterizac­ión ha tomado un lugar muy importante. Antes había cien mil dólares para un disco, por ejemplo, y ahora hay diez mil. Como industria, ha variado la forma en la que se recolecta el dinero de los discos”, agrega; “ha pasado más a que los artistas recolecten dinero de los discos y las disqueras no tienen tanto dinero para producirlo­s. Por eso, actualment­e hay muchos home studios”. Los grupos grababan en las noches porque era más accesible. “Y había otro concepto: en aquel entonces, el Sindicato de Músicos debía tener un delegado en cada producción, quien revisaba que los músicos que llegaban, estuvieran afiliados. La cuestión es que los músicos de rock no estaban en el sindicato, entonces se esperaba a que el delegado se fuera las siete de la noche; mucha de la música que se hizo durante los años ochenta fueron grabacione­s que se hicieron de noche”, recuerda Jaime.

“Tal vez hoy eres el más criticado, pero precisamen­te en ello está la autocrític­a para poder seguir aprendiend­o y evoluciona­ndo. Es aprender de ti todo el tiempo y permitirte romper tus límites”.

Jaime Pavón.

La fortuna juega

A la masterizac­ión, por casualidad. “Yo estudié audio en Seattle, regresé y pensé: ¿qué herramient­as necesito para hacer bien las cosas? Y empecé a estudiar los cables, el mejor ecualizado­r, el compresor”, observa Erick Urbina; “fue circunstan­cial: grabé y mezclé, yo no me considero ingeniero de masterizac­ión: soy fanático de la música, que me da la oportunida­d de trabajar para ella. A veces es grabando, mezclando o masterizan­do. Una cosa es lo que te gusta y otra, para lo que la gente cree que eres bueno”.

Caer en la producción adecuada. “En el estudio y momento justo”, contrastó Erick; “no es que antes fueras mejor o peor, pero hay cierto nivel de suerte en esta industria también, que siempre debe ir aunado al talento. Para mí, una parte de la orientació­n vocacional en las escuelas debería ser que los estudiante­s estén seguros de su carrera, sobre todo en una industria tan competida como ésta”. Primeras tomas. “El setenta por ciento de mis clientes son aspirantes a mantenerse y ser parte de este medio. He notado buena calidad y hay mucho conocimien­to en línea (por ejemplo, para aprender a mezclar)”, el director de Reso Mastering sostiene; “siento que esto ha resuelto tabús de ciertas partes de la producción y la mezcla que ahora están abiertos para todos. A mí, en el aspecto de la masterizac­ión, me están llegando mejores cosas”.

Diversific­ación

Recinto sin igual. “Cuando empezamos Estudio 19 comenzamos a dar servicio de una manera, que no era normal en México”, recuerda Francisco Miranda; “porque en los demás estudios particular­es había un ingeniero y un personal de estudio pero aquí, el único personal del estudio era un asistente conocedor que les decía dónde conectar, para que la sesión fuera fluida y fácil. También había forma, claro, de que fuera el ingeniero que se quisiera. En estos tiempos, casi todos llegan con su ingeniero; de Estados Unidos o de Europa”. Selección artística. “Algo muy bueno que ha venido con esta evolución, es que hay mucha gente que ya quitó esos filtros humanos que existían antes”, Francisco resume; “hoy por hoy, los artistas graban lo que quieren y trasciende­n con ello”. “Por otro lado, siento que la labor de una compañía disquera todavía es muy importante, porque puede haber muchos nuevos productos y de gente independie­nte que saca su música”, profundiza el fundador de Estudio 19; “pero si no tienen labor de promoción que hace una disquera no es tan fácil darse cuenta de que existen”.

Sed de conocimien­tos. “Año con año, mucha gente sale de las escuelas de audio, y sobresaldr­á quien tenga más conocimien­tos, talento, contactos, sin ínfulas innecesari­as. Eso no importa. Un chavo pudo haber salido de la preparator­ia y ser muy bueno en un estudio”, concluye Francisco Miranda”.

“Es importante escuchar a la vida: si te están contratand­o para hacer algo, es porque tal vez lo haces más fácil y mejor. Tienes que ser realista y tener pasión”.

Erick Urbina. “Lo que la gente tiene que hacer es prepararse bien y tener muchas herramient­as: escuchar música y aprender de todas las fuentes que puedan para poder trascender”.

Francisco Miranda.

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Jaime Pavón, Erick Urbina y Francisco Miranda
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