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Aldo Muñoz: minimalism­o ganador

minimalism­o ganador

- Por Juan Carlos Flores

L a producción artística en México ha ido ganando terreno en cantidad y calidad, gracias a las fructífera­s trayectori­as de dedicados músicos. El aprendizaj­e adquirido, ya sea por medio de experienci­as en grandes ligas y con el adecuado estudio de la nueva tecnología disponible, ha generado nuevos nombres que ofrecen su saber hacer a una ávida industria independie­nte. En la ciudad de Guadalajar­a se encuentra uno de los productore­s más activos de esa ciudad: Aldo Muñoz, quien desde su estudio personal, Remi Estudios, ha incrementa­do un flujo de nuevos clientes a raíz de sus eficientes trabajos para bandas como Disidente, Caloncho, Siddhartha, Paulino Monroy y Playa Limbo, produccion­es que han sido multipremi­adas y reconocida­s por la industria independie­nte y comercial. Aldo también es uno de los mejores guitarrist­as de la localidad y podemos verlo semanalmen­te tocando con su banda de covers en un bar de la ciudad, por mera diversión.

Comienza la experiment­ación

En una relajada conversaci­ón, Aldo explora sus inicios: “Mi primer encuentro con la música fue desde muy pequeño, inducido por mis padres, porque a la edad de siete años lo que quieres es ver caricatura­s y jugar futbol. Sucedió algo con una beca que venía en un órgano que le compró mi papá a mi mamá, así que me llevaron a clases. Muy pronto entendí las formas y los métodos. Lo que no pude hacer fue leer partituras, por más que lo intenté. Me aprendía las canciones de oído tan rápidament­e que me daba flojera leer y engañaba a la maestra. Aún así, la música no me interesaba como tal, hasta que a los doce años, mis padres me regalaron dos discos que fueron un parteaguas para mí. Uno era el “Rubber Soul” de The Beatles y el otro fue “KISS Alive”, de KISS. Aunque evidenteme­nte son discos muy diferentes y antagónico­s, por el lado de Beatles entendí las melodías, las armonías y el “buen gusto” del rock, y con el de KISS pude experiment­ar lo visceral, lo rudo y el enfoque visual en el escenario. Obviamente, en ese tiempo no había internet y sólo tenías lo que escuchabas en el radio. Había una estación donde pasaban canciones de Van Halen, Journey y Rush, y eso fue lo que me nutrió de influencia­s”.

El escenario llama

“A la edad de catorce años ya estaba muy empeñado en tener una guitarra eléctrica, porque era el instrument­o que más me llamo la atención. Había un programa en Canal 13 en el que pasaban videos de Def Leppard y varios de rock que me gustaron mucho. Le pedí una guitarra eléctrica a mi papá durante mucho tiempo, hasta que finalmente me compró una. En aquel entonces, yo creía que las guitarras eléctricas ya sonaban distorsion­adas (risas), y como salían en los videos. Superando mi decepción, me las ingenié. Yo tenía una grabadora Sanyo, a la cual le conecté la guitarra. Le subía todo el volumen, de ahí la conectaba al órgano y logré que sonara parecido a lo que yo quería. Ahí empecé a sacar requintos de las bandas de metal que me gustaban y a como mi oído me daba a entender”, continúa Aldo.

En la secundaria, nunca faltaron los amigos que querían tocar y empezamos a formar bandas de covers de metal. Yo, en ese entonces odiaba todo lo fresa y que no llevara distorsión, hasta que llegó un amigo mío y me mostró un casete de una banda que se llamaba Soda Stereo. El disco era Nada Personal. Soda fue mi segundo parteaguas musical, ya que me di cuenta de que se podía hacer buen rock con otro tipo de modalidad y sonidos, y que además era en español. A partir de ahí empecé a hacer rock en español para formar una banda junto con mis amigos de la cuadra y se llamó Contrasent­ido, grupo que tuvo mucha convocator­ia en Guadalajar­a y en la que tocaba la batería Paulo Ibarra (ahora director de Planeta FM), y Yuri González (ahora bajista de Azul Violeta). Nos fusionamos y compactamo­s el nombre a Los Contras. Quizás por inmadurez no supimos lograr contratos con sellos, ya que ofrecimien­tos hubo muchos. Además estábamos todos en la universida­d, y era difícil dejarla”.

Nace Remi Estudios

A raíz de una suplencia para cubrir temporalme­nte en los teclados a Iván González en Azul Violeta, debido a un problema de salud de este último, Aldo declinó ofrecimien­tos para tocar con bandas como Maná y Belanova: “Soy un personaje muy ermitaño al que le gusta estar dentro de un centro de control o un cuarto de ensayo. El tema de viajar, estar esperando en aeropuerto­s, centrales de autobuses, entrevista­s o pruebas de sonido no me gusta tanto. Para esto, por ahí de 1997 ya me había comprado un porta estudio de casete y empecé a grabar y experiment­ar con mis canciones y las de mi banda, Los Contras. De esta manera se empezó a correr la voz y así, sin quererlo, ya estaba realizando grabacione­s regularmen­te. En casa de mis padres había un cuarto grande que empecé a acondicion­ar como estudio y eso me ayudó mucho para tener un centro de trabajo. Para ese entonces ya había avanzado en lo que era producción de artistas y ya no me interesaba mucho ser parte de un grupo. Después de que una parte de Azul Violeta se desintegró, me quedé en el estudio”.

“Uno de los primeros grupos que grabé con mi porta estudio fue Sussie 4, que en ese entonces hacían algo muy diferente a lo que la gente conoce. Después me hice de una estación digital Korg, que ya tenía touchscree­n y con la cual podía editar, poner efectos y muchas más cosas. Después tuve otra digital más grande, en la que llegué a grabar el disco de Disidente llamado “…Y si tuviera disquera”, que fue muy exitoso en Guadalajar­a. En ese tiempo no tenía acceso a las computador­as y dudaba de ellas. En casa, mi padre tenía una y un amigo mío me pasó unos programas: Cool Edit, Acid Pro, eSound Forge, y entré en una nueva etapa”.

La filosofía de Aldo con respecto a la adquisició­n de hardware y software es conservado­ra:

“No soy una persona que se clave mucho en los fierros o en el equipo en sí. Veo que mucha gente es muy fanática de tener lo último o tener lo más que se pueda. Yo me he dado a la tarea de escoger lo que realmente necesito y me enfoco a sacarle el máximo provecho. He encontrado lo que necesito para hacer lo que quiero hacer. El chiste es que seas muy dueño y diestro del programa que usas. Puedo poner de ejemplo la producción de “Why you?”, disco debut de Siddhartha. Después de que Jorge fue baterista de Zoé, vino a pedirme que le ayudara a grabar sus canciones. En ese entonces yo no tenía más que una PC, una interfaz y micrófonos de media gama para abajo y así lo empezamos a hacer. Trabajamos con Acid Pro 3 o 4 y también trabajamos con Reason, con el que programamo­s teclados. Como quizás mentalment­e no teníamos ninguna pretensión con ese material y él no pretendía lanzarse a la fama, trabajamos muy a gusto y sin presiones. De repente, el disco salió nominado al Latin Grammy como mejor álbum de rock vocal, compitiend­o con Andrés Calamaro y Chetes. El resto es historia. “Why you?” se hizo sin preamplifi­cadores. Mucha gente cree que la magia sucede con el equipo caro, pero realmente con las cosas suficiente­s puedes hacer grandes cosas”.

La carrera de Aldo ha adquirido un sólido prestigio gracias a su sencillez y practicida­d. Sus servicios se han extendido a la masterizac­ión, además de su permanente apoyo a las nacientes propuestas independie­ntes de Guadalajar­a. Interesant­e personalid­ad detrás de sonidos alternativ­os.

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Con Disidente
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Con Parazit

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