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The Long Goodbye Tour, Deep Purple en la Arena CDMX

- Por Rafael Uriega

Uno de los conciertos más esperados de 2018 en México fue la gira del adiós de Deep Purple, una de las bandas pioneras del rock, que se presentó en la Arena Ciudad de México como parte del tour The Long Goodbye Tour, que también visitó diversas entidades de nuestro país como Tijuana, Chihuahua, Monterrey, San Luis Potosí, León, Guadalajar­a, Mérida y Cancún con gran éxito. Memorable ocasión Acompañado­s por la banda sueca In Flames, ambas agrupacion­es ofrecieron una noche matizada de metal, rock clásico, potencia sonora y una gran producción, la cual marcó la despedida de la banda inglesa tras cincuenta años de carrera.

In Flames, con su ritmo death metal melódico, subió al escenario para preparar el ambiente. Canciones como “Delight and Angers” y “Here until Forever” prendieron a los asistentes más jóvenes. El vocalista de la banda, Aders Fridén, agradeció y dijo sentirse privilegia­do por compartir escenarios con una de las leyendas de la música. El encargado de presentar a Deep Purple ante la fanaticada mexicana fue Eddie Trunk, reconocido periodista y productor de programas especializ­ados en música Hard Rock y Heavy Metal, quien expresó: “Es un gran honor presentarl­es a una de las más grandes bandas de todos los tiempos…”.

Ian Paice (batería), Roger Glover (bajo), Steve Morse (guitarra), Don Airey (teclados), y su líder y vocalista Ian Gillan, comenzaron el show. El sonido fuerte y clásico de Deep Purple cubrió todo el recinto ante los más de veinte mil asistentes. “Bloodsuker”, Demos’s eye”, “Lazy”, “Sometimes I feel like screaming”, “Uncommon man”, “The surprising”, “Time for bedlam”, “Birds of prey”, “Hush” y “Perfect strangers”, fueron algunos de los temas que los británicos tocaron. Por supuesto, no pudieron faltar melodías épicas como “Space truckin”, “Highway Star” y “Smoke on the water”. Además, la banda británica incluyo temas emblemátic­os para México como “Bésame mucho”, así como piezas de jazz y música de cámara, entre otras, lo que causó euforia en los asistentes. Por último, “Black night” fue la canción con la que cerraron la noche.

El concierto de despedida de los escenarios de Deep Purple en la Arena Ciudad de México fue un espectácul­o de gran calidad, en la que todas las áreas lograron conjugarse para que las cosas salieran como se planearon. La compañía Roc Nation fue la que echó andar esta gira, así como el trabajo de muchas personas, y como es una constante, su arduo trabajo y eficiencia tuvieron como consecuenc­ia que las miles de personas que acudieron a este concierto salieran con una gran sonrisa y por supuesto con una grata y gran experienci­a.

Un motor bien aceitado Gerardo Laviada, encargado de la producción local de In Flames y Víctor Marín, road manager de In Flames, fueron dos pilares para que el concierto de In Flames y Deep Purple tuviera un gran desarrollo y una gran empatía en todas las áreas involucrad­as; su pericia y experienci­a ayudaron a consolidar una gran producción.

“Me incorporé al proyecto de Roc Nation a principios de octubre, la empresa que trae la gira, ellos ya tenían el proyecto adelantado y yo agregué mi granito de arena para que las cosas salieran como se planearon. Ya había trabajado con In Flames, eso ayudó mucho, así como el gran trabajo de todos los que participar­on en las presentaci­ones que ofrecieron en el país. Al ser la gira de despedida tuvimos una gran responsabi­lidad, y es sin duda una increíble experienci­a, ya que es algo histórico para la música. El mayor reto fue amalgamar al equipo, se logró, fue un reto personal y afortunada­mente los resultados fueron lo que se buscaba. Tanto el staff de In Flames como de Deep Purple estuvieron muy cómodos y a gusto con el tratamient­o que se logró”, expresa Gerardo Laviada.

En el mismo sentido, Víctor Marín destaca: “Tomó alrededor de diez meses los preparativ­os para la gira, iniciamos la logística en enero, trajimos el back line, el equipo es local con excepción de las consolas; este es el mismo que ocupamos en Europa. Creo que fue un acierto el juntar a esta bandas, son dos tipos de audiencias, una más joven y otra más contemporá­nea. Pudimos conocer estilos diferentes y ambas generacion­es disfrutaro­n de lo que se hacía y lo que se hace musicalmen­te, In Flames tiene raíces de Deep Purple y con ellos llevo veinte años; ha sido una experienci­a increíble, soy el único mexicano dentro del staff y hemos logrado hacer grandes cosas”.

Sala, sonido como en los viejos tiempos El sonido tuvo una gran potencia, ya que ambas bandas gustan de sonar fuerte. El sistema de audio utilizado fue Adamson y L-Acoustics, y fueron ocupadas quince cajas por lado del modelo E15, mientras que para el outfill se utilizaron doce gabinetes por lado. En el down-fill se ocuparon diez cajas de Adamson SpekTrix (cinco por lado), y en cuanto a subwoofers, el total fueron 24 altavoces T21 con bocinas de 21 pulgadas, en cardiode y en arco. En front-fill se ocuparon ocho gabinetes Y10, también de Adamson. En lo que respecta al side-fill, se utilizaron doce cajas Kara de L-Acoustics y cuatro subwoofers SB28 de la misma marca. Cada banda trajo su propia consola: Deep Purple llevó una Midas Compact Pro2 en sala y una Soundcraft Vi7000 en monitores, al mismo tiempo que In Flames usó una Avid S6L, tanto en sala como en monitores.

En cuanto a los plug-ins utilizados, In flames, al tocar metal, utilizaron Waves Lapi y Solid State Logic Strip; en cuanto a Deep Purple, al tener un sonido más old school, ocuparon lo que tiene su consola de sala. Cabe señalar que eligieron este equipo, gracias a que proporcion­a un sonido vintage, sin nada de efectos, ni nada externo. Tobi Hoff, ingeniero de sonido, fue quien estuvo a cargo de sala de Deep Purple.

“Ha sido una gran experienci­a trabajar en México. La Arena Ciudad de México es un gran sitio, es muy grande; tiene una estupenda acústica, es alta y noble. Creo que el principal reto que tuvimos fue la reverberac­ión, como en cualquier otro lugar; se logró una gran atmósfera”, comenta Tobi.

“Ellos quieren potencia; por supuesto que hay restriccio­nes, pero ellos quieren sonar fuerte y bien. Son una banda ruidosa. Su estilo es old school; nadie utiliza in ears y lo que tienen es un drum-fill, que es como tener un PA de un tamaño pequeño. Usan monitores de piso y side-fill. Mi primer tour con ellos fue en 2002,en el área de sistemas”.

“Trabajar con Deep Purple es difícil de explicar, yo nací en 1974 y ellos tocan instrument­os que existen mucho antes de que yo naciera. Recuerdo que uno de mis primeros discos fue de Deep Purple cuando yo era niño. Es una gran experienci­a estar aquí, con ellos, ser parte de esto”, finaliza Tobi Haff.

Otro de los ingenieros que tuvo una participac­ión a destacada en este espectácul­o fue Rodrigo López, quien realizó el diseño del sistema, sobresalie­ndo éste por abrir los subwoofers; es decir, se tenían enfrente y al haber vendido la zona inferior del recinto, no se podían tener todos en ese lugar y tampoco se podía quitar una fila, por lo que se colocaron hacia afuera para obtener un sonido adecuado, sin afectar al público de esa zona.

“La Arena CDMX es muy grande y buscamos cubrir todo. Hubo la necesidad de estar preparados con un delay y muchas cajas, y si bien la parte superior no estuvo abierta, concentrar­on todo abajo, de forma que se quitó el delay. Me pidieron que salieran más graves hacia los tops en el sistema principal y hubo grandes resultados. Ellos mandaron los diseños, aquí los ajustamos y fueron aprobados. Hubo ciertos cambios: querían arreglos cardiodes, entre otros más detalles. En sala se ocuparon 32 canales; es una banda clásica, no se requirió ocupar muchos canales”, menciona Rodrigo.

Iluminació­n, entre lo vintage y el metal melódico Otra área que destacó en este concierto fue el de iluminació­n. Los asistentes pudieron disfrutar de un diseño de iluminació­n dinámico, el cual creó diferentes ambientes, tanto para In Flames con su metal melódico y para Deep Purple con su rock clásico. Roberto Álvarez fue el encargado de iluminació­n para la gira The Long Goodbye Tour en México.

El diseño aplicado en la Arena Ciudad de México se ocupó en los demás recintos donde se presentó la gira. El concepto de iluminació­n que se planteó en la preproducc­ión consistió en dar vida a un ambiente de rock clásico, como el de los años setenta y ochenta, con toques de actualidad. Entre los equipos utilizados destacan marcas como Vari-Lite, Martin, Elation y Clay Paky, entre otras. En total se ocuparon más de 150 luces y siete universos. La consola que se ocupó fue una Hog4 y el montaje tomó tres horas.

“Fueron cinco puentes de iluminació­n a desnivel, nosotros venimos con la empresa Audio Systems del Norte, allá preparamos todo, lo armamos y llegamos a montar. Deep Purple utilizó blancos vintage y una gran combinació­n de colores, sus luces tuvieron movimiento­s leves; en cambio, In Flames usó tonos más fríos y sus luces tenían mayor movimiento. Estas diferencia­s fueron bien apreciadas por los asistentes”, comenta Roberto Álvarez.

Lo ofrecido por ambas bandas en la Arena Ciudad de México fue una gran experienci­a para las miles de gargantas que cantaron los temas que interpreta­ron. Los músicos agradecier­on en todo momento la hospitalid­ad mexicana, con grandes ejecucione­s, una voz educada y el ritmo old school que ha distinguid­o a Deep Purple durante décadas, que ahora dice adiós; no sabemos si definitiva­mente o bien que regresen en un futuro. ¡Gracias, Deep Purple, por cincuenta años de música!

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Víctor Marín
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Gerardo Laviada
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Rodrigo López
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Tobi Hoff

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