Desde el estudio
Topetitud Estudio: libertad creativa como principio
La oferta de estudios de grabación en distintos contextos en nuestro país es una constante que al paso de los años ha ido creciendo. Cada vez son más las opciones que tienen los músicos para adentrarse no sólo en la búsqueda de un sonido propio, sino en la experimentación para encontrar nuevos estilos. Uno de estos espacios es Topetitud Estudio, que en esta ocasión es revisitado para conocer su actualización, poniéndose a tono con los tiempos musicales y de producción sonora que corren.
Mirando al sur
Ubicado en Coyoacán, Topetitud, dirigido por Paco Ayala, Tito Fuentes (ambos miembros de Molotov), y el compositor y productor Camilo Froideval, se ha convertido en una opción integral, dinámica y creativa para todo aquel que desee desarrollar proyectos de producción sonora de manera profesional.
Topetitud Estudio inició a mediados de los años noventa como idea y poco a poco tomó forma, acompañado de las innovaciones de la era digital, pero sin dejar de lado la fascinación por el sonido análogo.
En aquellos años, Paco y Tito quisieron ir más allá que sólo tocar instrumentos y se adentraron en el complejo mundo de la producción, mientras la banda Molotov tomaba más fuerza dentro de la música. Probaron instalaciones de un cine y una casa, ambos lugares con una carente y pobre referencia acústica. Sin embargo, sus ganas los condujeron al sitio donde hoy se ubica Topetitud.
El ingeniero de audio John Gibbe se dio a la tarea de acondicionar el lugar para lograr una óptima acústica y poco a poco, Topetitud fue encontrando forma, luego de la llegada de proyectos musicales con relación al cine, la televisión y publicidad. Posteriormente, Camilo Froideval arribó con su naciente empresa Welcome to the Jingle, enfocada al ámbito publicitario, y la complicidad de todas partes se unificó.
Al paso de los años, el personal base se compuso por diversos amigos, quienes estaban comprometidos con el proyecto y entre los cuales destacan Julián Plascencia, Job Vázquez, Daniel Goldaracena y Melesio Fuentes.
“Queríamos armar algo multifuncional, un espacio donde se pudiera grabar, mezclar, hacer jingles, y grabar voces; pensábamos en muchas cosas. Poco a poco fuimos adquiriendo equipo, lo cual no fue fácil, porque tenemos sistemas que ya no se hacen y prácticamente son de colección. Nos damos a la tarea de elegir lo que nos piden los clientes y si alguno solicita algo especial, lo conseguimos. Aprendimos mucho de la gente con la que hemos trabajado, lo que nos dio mucha confianza a la hora de experimentar. Es una cuestión de práctica y una gran experiencia”, expresa Tito.
Hoy, con más de diez años de trayectoria, Topetitud Estudio es reconocido porque además de garantizar calidad en cada una de las producciones que realizan, permite regresar en el tiempo y encontrar sonidos de las décadas de los años setenta, ochenta y noventa. Entre sus “fierros” cuenta con equipos y sistemas versátiles de marcas como Moog, API, Orange, Fender, Gibson, Avid, Universal Audio, Smart Research, Telefunken, Teletronix, Moog, Ocean Wave Audio, Emi Chandler, DBX, Yamaha y otras, mientras
que en su microfonía se encuentran reconocidos modelos de RCA, Neumann, Shure, AKG, Soundfield, Sennheiser y Cole de todo tipo y para toda necesidad, así como una consola SSL MATRIX de 32 canales, perfecta para la grabación análoga.
Artistas y bandas como Belanova, Bengala, Ely Guerra, Julieta Venegas, Groove Armada, Hello Sea Horse!, Illya Kuryaki & The Valderramas, Jesse & Joy, Los Románticos de Zacatecas, Los Ángeles Azules, Molotov, Ruido Rosa, San Pascualito Rey, The Mars Volta, Vampire Weekend, y Zoé, entre otros más, han sido parte de los músicos que han realizado diversas producciones musicales. En el mismo sentido, series y películas como Capadocia, Luis Miguel, Juan Gabriel, El Santos vs La tetona Mendoza, Las Aparicio, Presunto Culpable, Rudo y Cursi, El César, El Príncipe ( José José), Rosario Tijeras y Roma por mencionar algunas, han sido musicalizadas en este estudio.
El trabajo realizado por Paco Ayala, Tito Fuentes y Camilo Froideval, así como el de todos los ingenieros que con su granito de arena han sumado experiencia y conocimiento en sus colaboraciones en Topetitud Estudio, ha permitido que cada engranaje de este espacio funcione en beneficio de la música en todas sus expresiones.
“Como músicos sabemos que todo el proceso que ocurre dentro de un estudio de grabación no es fácil. Hace tiempo nos dimos a la tarea de pensar en un estudio como éste y aquí está. Al paso de los años ha ido tomando forma y ahora es un espacio para todo aquel que ama la música. También sabemos que no cualquiera puede grabar, no es algo fácil; por
más que tengas todo a la mano, es una cuestión que involucra muchas cosas y son esos pequeños detalles los que nosotros integramos aquí, desde la camaradería, ubicación, vibra, y por supuesto los fierros, para que cualquiera que se adentre a grabar se sienta bien y consiga el sonido que busca”, expresó Paco Ayala.
Sonido vintage, la especialidad
El principal punto de acuerdo en el que coinciden Paco Ayala, Tito Fuentes y Camilo Froideval es que en nuestros días no se pierde la necesidad de descubrir cosas nuevas, recurriendo a los sonidos de antes. Es por ello que en Topetitud Estudio se cuenta con una amplia gama de equipos que emulan los sonidos vintage en plena época digital: “Somos fanáticos del sonido análogo; el equipamiento que hay aquí ofrece una colección de equipos de antología auditiva, y claro, está en armonía con los recursos digitales. Creemos que los avances tecnológicos que disponemos actualmente son para hacer más prácticos nuestros procesos de trabajo, porque finalmente notas que los progresos de estos son para generar un buen sonido”, afirma Tito.
En el mismo sentido, Camilo Froideval agrega: “Nos pasamos viendo cosas viejas, videos, conciertos; nos gusta rascar en las cosas que había antes, conocer la manera en que se hicieron las cosas. Nosotros nos aventuramos en hacer y darnos la oportunidad de encontrar diferentes sonidos; si bien nos apoyamos a veces de plug-ins, también buscamos
diversos equipos de aquellos años y al paso del tiempo hemos podido adquirir sistemas. Tratamos de avanzar en tecnología, pero no dejamos de buscar ese toque y sonido antiguo que nunca pasará de moda”.
Entre los equipos que cuenta el estudio, destacan los convertidores Burl Mothership, los cuales permiten transitar entre lo análogo hacia lo digital y viceversa. Su función es convertir toda la señal análoga, (que previene de periféricos o micrófonos), que pasará por el Burl, y éste hará las operaciones para pasarlo a Pro Tools. Básicamente, después toma este código de la computadora, los pasa al convertidor y los dirige hacia los monitores.
Un instrumento que llama mucho la atención es el órgano Hammond C3, equipo capaz de generar varios sonidos característicos de los años sesenta y setenta. En complemento con el amplificador Leslie, ambos sistemas conforman un match ideal, logrando el sonido legendario de aquellos años. Además, también se pueden encontrar teclados como el Mini Moog Voyager y Juno60, que eran muy utilizados en los años ochenta.
En lo que respecta a la microfonía, hay un amplio catálogo de dispositivos Neumann, como los U47, U87 y U87, así como el RCA 44, mismo que fue diseñado en la década de los treinta.
Como estar en casa
La distribución de Topetitud Estudio se compone de dos áreas: el Estudio A cuenta con una cabina con un control bastante cómodo, así como una óptima sala de grabación y otro para aislar los amplificadores. Por otra parte, el estudio B, que en un inicio era tan sólo una sala de estar, se modificó para convertirlo en un estudio con todos los equipos necesarios. Si bien es más pequeño, cuenta con un amplio surtido de teclados y un centro de control con todo lo necesario.
Además, Topetitud cuenta con un amplio patio, el cual permite no sólo disfrutar del catering, sino relajarse al escuchar el sonido del viento y de las hojas de los árboles. Se buscó que el estudio no tuviera un sentido corporativo y demasiado formal, sino que fuera más un espacio de creación, tal cual un centro
cultural en el que la música fluyera por todos lados, lo que se consiguió sin llevar a cabo un plan, sino que fue la misma disposición y calidez de los músicos lo que generó este ambiente.
En la parte superior, se encuentra el espacio de Diego Suárez, músico y vocalista de la banda Bengala, quien tiene allí tiene su zona de composición y grabación.
“Es algo curioso, el lugar tiene una vibra especial, ha habido sesiones muy largas, pero no se siente esa pesadez de los estudios que tienen un estilo corporativo o de oficina, aquí es como nuestra segunda casa y buscamos que las personas que nos visitan lo sientan y lo perciban así. La música tiene muchos usos, se ocupa en cine, en series, en plataformas streaming, en soundtracks o canciones individuales y creemos que todos los que se dedican a ello deben estar tranquilos, rejalados y enfocarse sólo a su trabajo. Eso encontrarán en Topetitud”, comenta Paco Ayala.
Otro aspecto a mencionar es la logística y organización con la que operan quienes integran Topetitud Estudio, entre los que destacan David Montuy, ingeniero de sonido, y Héctor Rodríguez, asistente de ingeniero, quienes cuentan con amplia experiencia y pericia para conducir a los diferentes músicos en sus proyectos.
“Hay bandas que traen sus propios ingenieros y otras que no, pero nosotros brindamos el apoyo y todo lo que nos solicitan, lo que facilita el trabajo de todos; nosotros proporcionamos desde pedales y backline, siempre tomando en cuenta las necesidades y requerimientos; se siente bien ver que los músicos se sienten muy relajados. Nosotros nos encargamos de cuestiones técnicas y ofrecemos una atención integral y constructiva”, señala David.
La interacción que se logra entre quienes forman parte de Topetitud Estudio permite que los músicos y todo aquel que acude a este espacio tenga una atención cálida, profesional y humana en el que cada una de las partes resuelve y hace su trabajo en beneficio principalmente de la música.
Las herramientas con las que cuenta este estudio son equipos que no se consiguen tan fácil y que en este lugar son bien aprovechadas, ya sea para hacer publicidad, cine o música. La necesidad de brindar un espacio para el músico por parte de dos músicos como Tito Fuentes y Paco Ayala dio frutos muy apetitosos. Topetitud Estudio cuenta con todo lo necesario para desarrollar ideas, proyectos y conceptos; sus más de diez años de trayectoria, el gran número de músicos que han ocupado sus instalaciones y el interés por profesionalizar la música, lo han consolidado como una opción integral y profesional que se encuentra a un nivel destacado en nuestro país e incluso más allá.