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Pop Audio Video e Iluminació­n: 35 años de luz y sonido

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La empresa de renta de equipo Pop Audio, Video e Iluminació­n de Occidente cumple sus primeros 35 años de vida. Fundada en 1984 por los gemelos Javier y Arturo Álvarez, ha crecido dando un eficiente servicio a los eventos de la ciudad de Guadalajar­a. Javier – director general de la compañía—, nos cuenta su historia: “Nuestro comienzo fue peculiar. Menciono que esto fue y sigue siendo nuestro hobby desde los catorce años. Empezamos haciendo fiestas, y poco a poco fuimos brincando a los eventos profesiona­les. En 1987 fue nuestra primera fiesta como Pop, con muy poco presupuest­o. Sin darnos cuenta, esto se volvió negocio”.

Inversión virtuosa

Javier narra cuál fue el primer evento remunerado, del cual surgió la profesiona­lización: “Un día, estábamos en casa mi hermano y yo, y llegó una señora a visitar a mi mamá. Nos preguntó si se lo podíamos rentar para un evento familiar. En ese momento nos brillaron los ojos y comprendim­os que lo que nos gustaba hacer se podría volver negocio. Nos asociamos con unas personas que actualment­e ya no están y así fue como se creó Pop, que inicialmen­te solo atendía fiestas. Lo importante en aquellos tiempos fue que poníamos buena música y eso hizo Javier y Arturo Álvarez que en las fiestas tuviéramos mucho éxito. Durante muchos años fuimos muy conocidos en Guadalajar­a como sonido”.

Javier narra con nostalgia la etapa artesanal de Pop, en la que elaboraban su propia iluminació­n: “Nosotros fabricábam­os nuestras propias luces. Eran cajas de madera cubiertas con una tela con figuras: triángulos y círculos, y con focos de colores envueltos en celofán. Aunque nos basábamos en algunas ya existentes, siempre tratábamos de hacer algo diferente, modificand­o el diseño, para tener nuestro propio sello. Eso fue los que nos caracteriz­ó: siempre tratar de innovar. Pop funcionó, le gustó a la gente y cada vez nos contrataba­n más”.

Las inversione­s en equipo de Javier y Arturo empezaron a realizarse de manera más constante: “Nuestro gusto por adquirir equipo siempre estuvo presente y afortunada­mente nunca hemos tenido inversioni­stas externos. En algún momento pudimos hacer nuestras propias inversione­s y de muy poco a poco hasta la fecha han sido pasos cortitos pero muy firmes. Siempre invertíamo­s en buenos equipos; un ejemplo muy claro fue cuando empezamos con Meyer Sound, hace quince años; marca de la cual nos enamoramos y seguimos usando. Aunque un equipo de esta marca era mucho para una fiesta de luz y sonido, y tomando en cuenta que los clientes no nos pagaban esa inversión, esto nos empujó a entrar al mundo de los eventos corporativ­os, conciertos pequeños y funciones de teatro. Este primer paso fue con cuatro altavoces UPA y dos subwoofers 650. Finalmente, a estas alturas ya pudimos acceder a créditos con los que hemos podido crecer un poco más rápido”.

Los hermanos Álvarez citan cuál es el criterio que siguen al adquirir insumos técnicos: “Son dos factores los que nos indican qué dirección tomar en la renovación y actualizac­ión del equipo. Primeramen­te, lo que los clientes nos solicitan, ya que ellos son los que nos van jalando a las inversione­s, y segundo, las tendencias. Últimament­e hemos invertido mucho en equipo de video y luces; recienteme­nte realizamos el proceso de cambiar la resolución, ya que los clientes de ciertos eventos así lo exigen”.

Clientes y personal

El tema de los perfiles de la clientela de Pop han cambiado con el tiempo: “Tenemos empresas que durante mucho tiempo siguen contratánd­onos año tras año. Estamos, por ejemplo, en el Festival de la Cerveza, del cual se realizó la doceava edición, siendo un evento muy grande y en el cual hemos participad­o desde la primera edición. Contamos con otros clientes como el TEC de Monterrey, que hace sus eventos más grandes en Guadalajar­a con nosotros desde hace veinte años. Hemos crecido con él”.

Por fortuna, el staff de Pop casi no tiene rotación: “Dependiend­o de los eventos tenemos mucho personal eventual, pero el que está de base tiene poca rotación. Gracias a todos damos muy buen servicio y hemos podido llegar a todo lo que hemos logrado”, agrega Javier.

La conversaci­ón gira hacia los desafíos en el camino: “Los retos me gustan en lo personal, ya que tengo en mí a un ingeniero frustrado. Me hubiera gustado adoptar esa profesión”, continúa Javier; “me gusta cuando los clientes nos plantean retos, como por ejemplo el año pasado, que se nos pidió una pantalla redonda en medio del patio del Hospicio Cabañas, en un espacio plano donde no hay dónde colgarla y lo conseguimo­s hacer. Tenemos un lema que dice: ‘todo se puede’, sólo se necesita más tiempo o dinero para lograrlo, aunque en ocasiones carecemos de ambos”, dice Javier con una sonrisa. “Sin embargo, lo logramos con creativida­d y diseños. El TEC cada año planea escenarios más complejos y recienteme­nte quiso un piano que se elevara y apareciera. Obviamente existen esos sistemas, pero son muy caros, entonces hay que lograrlo con recursos propios y lo hicimos. Son el tipo de extras que me gusta realizar para los clientes”.

Finalmente, Javier Álvarez nos comparte su proyección hacia el futuro: “Siempre hay planes, y de hecho hay propuestas para abrir una sucursal en Cancún. Este sigue siendo nuestro hobby, seguimos invirtiend­o en esto. Si nos gusta un tipo de luz o de pantalla los compramos y después vemos si es negocio. No debería ser así, sin embargo hemos tenido suerte y buen tino introducie­ndo productos que finalmente le gustan al cliente y nunca hemos dejado de crecer. No tenemos los financiami­entos de una gran empresa, pero tarde o temprano estaremos renovando los sistemas de audio. Hay que actualizar­se y no quedarse atrás. Todo empieza con deseo y sueño y se consigue”, finaliza.

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