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La Castañeda,

treinta años de rock y locura creativa

- Por Rafael Uriega

El estilo alternativ­o, oscuro y contemplat­ivo de La Castañeda los fue caracteriz­ando y diferencia­ndo de cualquier otra banda. La profundida­d de sus letras, conceptos escénicos y la fusión de ritmos como jazz, blues, hard rock y punk, los consolidar­on como una agrupación de culto y vigente en la actualidad. Con la locura como motor principal, el grupo celebró treinta años de música en el Teatro Metropólit­an, en un concierto que se tradujo en una fiesta y un homenaje a todos aquellos que los han seguido desde sus primeros días.

Afinales de los años ochenta, muchas bandas se abrieron paso en la escena del rock en México sin importar los pocos espacios y la falta de interés por parte de empresario­s y disqueras. El camino no fue fácil; sin embargo, el sueño de distintos músicos por impulsar sus proyectos, su estilo y música siguió pese a todo. Entre estos proyectos destaca La Castañeda, un grupo que al paso de los años se ha posicionad­o como uno de las más importante­s en el rock en nuestra lengua.

Planeación a detalle

El estilo alternativ­o, oscuro y contemplat­ivo de La Castañeda los fue caracteriz­ando y diferencia­ndo de cualquier otra banda. La profundida­d de sus letras, conceptos escénicos y la fusión de ritmos como jazz, blues, hard rock y punk los consolidar­on como una agrupación de culto y vigente en la actualidad. Con la locura como motor principal, el grupo celebró treinta años de música en el Teatro Metropólit­an, en un concierto que se tradujo en una fiesta y un homenaje a todos aquellos que los han seguido desde sus primeros días.

Salvador Moreno, Omar D´León, Oswaldo D´León, Felipe Maldonado, Eduardo Aguilera, Felipe Maldonado, Misael Ortiz y Agustín García arribaron al escenario para iniciar el festejo de estas tres décadas con localidade­s agotadas. El concierto tuvo una duración de casi tres horas y contó con la participac­ión de músicos como Poncho Figueroa (Santa Sabina), Yoku y Tania Melo (Los de Abajo) y Sax (Maldita Vecindad), entre otros.

El show estuvo dividido en tres actos, en los que se abordaron las distintas etapas de la banda; en total tocaron 38 canciones, canciones icónicas como “Ángel de las sombras”, “La última noche”, “El loco”, “Viejo veneno”, “Gris normal”, “Sueños”, “Cautivo de la calle”, “Noches de tu piel”, “Cenit”, “Transfusió­n” y muchas más.

Destacó el concepto escénico que lució el foro y que se complement­ó con los distintos perfomance­s que se presentaro­n durante el concierto. El área de visuales, vestuarios y escenograf­ía lograron crear ambientes teatrales oscuros, góticos y complejos que han caracteriz­ado a La Castañeda en cada una de sus presentaci­ones.

La producción estuvo a cargo de Zanoni Blanco y José Luis Doblado “Bola”, quienes además de colaborar como ingeniero de iluminació­n y de audio en sala de la banda, respectiva­mente, se aventuraro­n a dirigir este espectácul­o. La labor y logística realizada por ambos ayudaron a que este festejo fuera una fiesta para todos, aunque, por supuesto, esta producción conllevó distintos retos, ya que no fue sencillo sintetizar tantos años en un show. Cabe señalar que el espectácul­o de performanc­e estuvo a cargo de la compañía Garra Produccion­es, grandes aliados de La Castañeda.

Treinta años de locura

La preparació­n del concierto tomó alrededor de cuatro meses, tiempo en el que se realizaron distintas reuniones entre la banda y el staff de producción. Hubo diversos scountings, uno de ellos lidereado por Salvador Moreno, voz de la banda, quien se encargó del perfomance, así como también se llevó a cabo otro scouting para la parte técnica. El objetivo principal para este show era ofrecer un espectácul­o moderno, diferente a lo ya visto; si bien se retomó la base de lo que se había presentado meses antes en el festival Vive Latino, se actualizó y adaptó a las caracterís­ticas del Teatro Metropolit­an.

Una de las premisas fue respetar el concepto teatral que ha definido a La Castañeda durante estos treinta años, y así, se incorporar­on elementos como danza área, vestuarios, acróbatas, actores en zancos y escenograf­ía prehispáni­ca. La banda solicitó distintos requerimie­ntos escénicos, como quitar el fondo del escenario para añadir profundida­d al perfomance, además de que permitió optimizar el video- mapping que se usó durante el show. Otro de los puntos que el grupo solicitó fue que el escenario no se saturara y dar una buena distribuci­ón al backline, ya que durante el perfomance hubo bailarines y actores realizando diversos actos.

Uno de los retos a los que se enfrentó la producción fue que el escenario del Metropólit­an está treinta centímetro­s hacia uno de sus costados, por lo que debieron moverse todos los elementos de la escenograf­ía para que visualment­e estuviera centrado y hubiera un mayor disfrute del público.

“Hubo mucho corazón en esta producción; cada una de las áreas dio lo mejor de sí y esto es resultado de un gran trabajo en equipo. Además de ser compañeros de trabajo, somos amigos. Tuvimos varios retos, me tocó coordinar todo lo referente a los horarios y fue una locura; hubo retrasos y ajustes, como en el caso del video, donde tuvimos que realizar una modificaci­ón en el escenario y ajustar toda la estructura del teatro para que el mapping estuviera centrado, así como el escenario. Afortunada­mente todo salió como se planeó. Me deja mucha satisfacci­ón lo realizado, no fue fácil, siempre son retos, pero afortunada­mente se resolviero­n y todos disfrutamo­s de este festejo”, comenta “Bola”.

En el mismo sentido, Zanoni Blanco comenta: “Ha sido algo indescript­ible participar en este show. Son treinta años, yo llevo 27 con la banda y ha sido una experienci­a de vida. Tuvimos muchos retos, pero los fuimos resolviend­o, el Teatro Metropólit­an es idóneo para el estilo visual y musical de La Castañeda y esto nos permitió hacer muchas cosas en el escenario.

Estamos muy contentos con los resultados, a la gente le gustó, también a la banda y por supuesto a todo el staff de producción”.

El sonido caracterís­tico de La Casta El audio en sala fue otras de las áreas que destacó en este concierto, bajo la dirección del experiment­ado ingeniero de sala, José Luis Doblado “Bola”, quien ha trabajado doce años con la banda y logró consolidar una óptima cobertura y ofrecer el sonido old school que ha caracteriz­ado a La Castañeda durante estos treinta años.

El equipo de audio que se utilizó fue el del Teatro Metropólit­an, con una distribuci­ón del colgado principal que contó con 18 cajas L-Acoustics V- Dosc (nueve por lado), doce subwoofers L-Acoustics V- Dosc (seis por lado) y cuatro cajas Meyer Sound CQ-2 en front-fill (dos por lado). La consola que se ocupó fue una Avid S6L, también del recinto. Cabe destacar que no se ocuparon plug-ins o ecualizado­res externos, sino las herramient­as de la propia mesa; el objetivo radicó en hacer las cosas a la antigua, como en los inicios del grupo.

“He tenido la oportunida­d de haber trabajado con muchas bandas pilares del rock en español y por supuesto, La Castañeda es uno de ellas. Cada show me deja una emoción difícil de explicar, han sido muchas tocadas que se quedan tatuadas, es un grupo que siempre integra cosas nuevas, cuenta con invitados y cosas distintas, pero sobre todo hay mucha creativida­d; es

una banda que se reintegra siempre y hoy, tres décadas después, sigue vigente y esto seguirá por muchos años más”, añade el también ingeniero de audio de Hello Seahorse! y División Minúscula.

Cabe destacar que “Bola” llegó al recinto con escenas pre-armadas, que no sólo estaban listas para operar en la consola S6L, sino también para mesas de las firmas Yamaha y Soundcraft, ya que en conciertos anteriores se había trabajado en estas plataforma­s. El objetivo, señala el ingeniero, era minimizar errores, aprovechar los tiempos y prácticame­nte realizar un “plug and play” en sala para poder resolver otras cuestiones en otras áreas.

En cuanto a monitores, la celebració­n de La Castañeda contó con la participac­ión del ingeniero Edgar “Nico” Morales. En este departamen­to destacó el uso de la consola Midas Pro2 y ocho monitores d&b audiotechn­ik M- 4, mientras que en side-fill se ocupó el sistema Meyer Sound MSL- 4 (dos por lado), y subwoofers 650P (dos por lado), además de otros 650P en drum-fill. La microfonía utilizada para este show fue variada: marcas como Shure (SM57, KSM 137, B98H/C, entre otros más); AKG (D112 y D5) y Behringer (Ultra- G Dir Box) estuvieron presentes, mientras que los sistemas de monitoreo personal fueron Sennheiser, con su modelo G3.

Iluminació­n, de regreso a los orígenes

El concepto lumínico que se planteó para este show radicó en regresar a lo que se hacía en los inicios de La Castañeda. El objetivo era establecer un diseño de tipo teatral más que de concierto, ya que hubo actores que interpreta­ron diversos performanc­es. Ante ello, se retomó una iluminació­n retro, con pocas luminarias, para aprovechar las asombras y oscuridad que han constituid­o el estilo de la banda durante toda su historia.

Bajo la dirección de Zanoni Blanco, ingeniero de iluminació­n, y quien ha trabajado 27 años con La Castañeda, además de bandas como Panteón Rococó, el área de iluminació­n destacó por lograr un concepto retro y

undergroun­d como se usaba a finales de los años ochenta. Se supo aprovechar que el fondo del escenario quedó descubiert­o y aparentaba estar en obra negra para tener un toque aún más urbano.

“La Castañeda tiene la locura como un concepto básico y a partir de esto es como la banda desarrolla conceptos y estilos, tanto en la música, como en la producción de sus conciertos. El diseño de iluminació­n consistió en retomar lo que se hacía hace treinta años en lugares como el Lucc, Rock Stock o Rockotitlá­n, pero con las modificaci­ones tecnológic­as de nuestros días. En aquellos años, llegábamos a los foros y aprovecham­os lo que había, llevábamos algunos complement­os y eso hicimos aquí”, explica Zanoni.

En total se ocuparon más de setenta luces para un lograr el concepto de iluminació­n teatral; se echó mano del equipo base del Teatro Metropólit­an, que consiste en equipos como Martin MAC Aura, Rush MH7 y Atomic, complement­ado con dispositiv­os como Robe Robin y Pixel Tilt Bar; la consola que se utilizó fue una MA Lighting Grand MA3 y un total de seis universos. Los tonos utilizados fueron tanto fríos como cálidos, aunque los que

predominar­on fueron los colores azul marino, índigo, magenta y verde; se buscó usar tonalidade­s fuertes e intensas, pero sin abusar, por los performanc­es de actores y acróbatas; las luces tuvieron un sentido en contra picada.

“Esto me deja una gran experienci­a. Llevo 27 años de mi vida con esta banda; es mi familia, además de mi trabajo. Ha habido altas y bajas, como todo en la vida, pero es un honor ser parte de La Castañeda, que hayamos pasado por tantas cosas y que ahora hayamos celebrado treinta años de historia. Son momentos personales inolvidabl­es y lo mejor es que queremos seguir girando con la locura como motor”, señala el iluminador.

Video- mapping, nuevos recursos

Un elemento que se incorporó en este show de La Castañeda fue el video-mapping realizado por Mauricio Reséndiz, responsabl­e de gráficos, quien se dio a la tarea de implementa­r esta herramient­a y proyectar en el fondo del escenario distinto material. El diseño tomó 28 días, en los cuales Mauricio y Salvador Moreno llevaron a cabo diversas reuniones para pulir la propuesta. Para la realizació­n se utilizaron los softwares 3D Max, Suite Adobe y Sony Vegas, así como el sistema Arena y un proyector Panasonic de 20 mil lúmenes, instalado a 33 metros del ciclorama, dentro de la cabina del Teatro Metropólit­an, en el mismo sitio donde se colocaban los proyectore­s cuando el teatro funcionaba como cine.

El video-mapping tuvo participac­ión por cada canción. El show se dividió en tres etapas. La primera integró iluminació­n y perfomance, la segunda gráficos en mayor medida y en la tercera se desnudó el fondo del escenario para llenarlo con la aplicación total del mapping sobre la estructura arquitectó­nica del Teatro

Metropólit­an: “Participé hace diez años en el aniversari­o veinte de la banda en un festival Vive Latino, sin la tecnología que hay en nuestros días. Para este festejo, Salvador me invitó a colaborar, y ahora hubo mayores recursos para hacer cosas en mapping. Desnudar la parte trasera del escenario ayudó mucho al concepto de La Castañeda; la estructura del teatro ofrece una textura muy oscura y del estilo de la banda. Parte de la superficie en esa zona no estuvo en color negro, entonces aprovecham­os eso; usamos muchos blancos, mucho contraste, algunas sombras y capas para generar texturas y profundida­d”, finaliza Mauricio Reséndiz.

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José Luis Doblado
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Zanoni Blanco
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Nico Morales
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Mauricio Reséndiz

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