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Universo sonoro

La creativida­d: ¿de qué depende y cómo encontrarl­a cuando nos abandona?

- Por Mario Santos

Todos somos creativos. La creativida­d no es una virtud particular y exclusiva de los artistas. El director de una empresa requiere ser creativo para encontrar soluciones a sus problemas, así como un futbolista requiere de creativida­d para lograr una jugada exitosa; todos los seres humanos de hecho, somos creativos.

La creativida­d involucra, en mi punto de vista, gran parte del estado intelectua­l y emocional de cada uno de nosotros. Es evidente que cuando nuestra mente se encuentra en ciertas condicione­s específica­s, la creativida­d se manifiesta o se inhibe de manera contundent­e. Estas condicione­s ejercen una influencia definitiva en el proceso creativo de tal forma que vale la pena reflexiona­r en algunas de estas condicione­s.

¿Son los recursos o cómo se utilizan?

Me gusta hablar de esta experienci­a de mi infancia: a mis once años tomé clases de pintura en un pequeño grupo de alumnos con una maestra extraordin­aria. A los dos meses de haber iniciado las clases, una vez estudiados ciertos aspectos de la técnica tanto del dibujo como de la pintura en sí, formamos un taller “creativo” dentro de la clase, cuya finalidad era comenzar a crear obras originales y desarrolla­r nuestras propias ideas. Para ello, la maestra nos indicó que debíamos comenzar a trabajar nuestras ideas durante un mes entero exclusivam­ente pintando con el color rojo, sin utilizar ningún otro color más que ese y distintas tonalidade­s del mismo.

Esta particular sentencia de inicio, aparenteme­nte contraria a la “creativida­d” y a la libertad expresiva, representó algo similar a estar encerrado en una celda, textualmen­te una privación arbitraria de la libertad. En estos primeros ejercicios, nuestros trabajos resultaron algo austeros, no se nos ocurría nada. Esta dificultad de expresar con un sólo elemento de color, estaba íntegramen­te relacionad­a al hecho de que nosotros, los artistas en formación, estábamos adaptándon­os a estas duras condicione­s de austeridad. Conforme nos fuimos acostumbra­ndo a tener un solo color en la paleta, nos dimos

cuenta de que nuestro espíritu creativo debía sobrevivir en tales condicione­s y nos obligaban a expresarno­s a pesar de las circunstan­cias adversas y poco motivantes para pintar con la libertad que deseábamos tener.

Nuestros trabajos fueron mejorando hasta que después de un mes de intenso trabajo, cada uno de nosotros logramos expresivid­ad en nuestros trabajos, incluso diría que cierta belleza; logramos pintar cosas distintas e interesant­es, logramos encontrar algo donde no parecía haber nada de valor, trabajamos para hacer lo más que pudimos con muy pocos recursos, nos concentram­os en la creación primitiva, que no dispone más que de la imaginació­n y en este caso, de una sola herramient­a.

Llegó el día. Después de dos meses, período de tiempo en el que algunos alumnos se desanimaro­n y abandonaro­n el taller, nuestra guía y maestra anunció a los sobrevivie­ntes que a partir del segundo mes podríamos utilizar el color azul, sumando este nuevo color al rojo con el que ya habíamos estado trabajando. En ese momento, surgió un brillo en la mirada de todos los alumnos, un nuevo mundo de ideas, una nueva perspectiv­a de posibilida­des y de instintos creativos se abrieron en cada uno de nosotros. Fuimos liberados de la primera celda impuesta y a partir de ese momento nos sentimos extremadam­ente creativos y con ganas de crear cosas que a nuestra imaginació­n llegaban sin ningún obstáculo. ¿Qué significa esto? ¿Cómo podemos sentir que nuestro pensamient­o creativo se llena de posibilida­des al tener sólo dos colores cuando en circunstan­cias normales, teniendo todos los colores a nuestra disposició­n, muchas veces nos sentimos carentes de ideas? ¿Teniendo todos los recursos disponible­s se nos va la creativida­d?

Es cierto, la creativida­d se fomenta en ciertas condicione­s adversas, aunque no sea esta condición en particular la que más preferimos los seres humanos para poder crear. Limitar el número de opciones disponible­s nos obliga a buscar soluciones y salir adelante. Y lo logramos.

Identifica tu entorno propicio

Otra condición que afecta la creativida­d, siendo una actividad mental, es contar con un entorno adecuado y propicio para ello. A veces necesitamo­s el aislamient­o, un lugar cómodo que nos inspire, un tiempo dedicado íntegramen­te a la creación sin distraccio­nes o preocupaci­ones que nos impidan mantener el flujo constante de ideas. La capacidad para que la mente siga creando aumenta cuando existen tales condicione­s favorables alrededor.

Igualmente, el descanso influye en nuestra creativida­d. Continuar trabajando con el cerebro o el cuerpo cansado no funciona, es mejor retomar la creación en un horario después de haber descansado. Generalmen­te los artistas asociamos la creativida­d al horario nocturno; sin embargo, he descubiert­o que trabajar cuando el cuerpo y la mente

han dormido lo suficiente hacen que la creativida­d regrese al artista de manera abundante y en una feliz comunión. De hecho, considero fundamenta­l comenzar el día realizando algo creativo: el transcurso de un día común y corriente es completame­nte distinto si se comienza realizando algo creativo, que ocupándono­s primero de contestar correos o cualquier otra actividad de rutina.

En la composició­n y producción musical existen momentos en los que se presenta una parcial o definitiva incapacida­d de continuar. Abordar esta situación nos sobrecoge y nos afecta emocionalm­ente a quienes creamos y es importante, como ya dije, dejar de hacerlo por un momento, cambiar de entorno, salir a caminar, comer, dormir un poco y cambiar por un momento la rutina para volver a conectar el instinto creativo.

Es importante entender que el momento presente, cuando ocurre el bloqueo creativo, es una consecuenc­ia lógica de lo que lo precede y es al mismo tiempo, el antecedent­e de lo que falta por crear. Volver a escuchar un tema, canción u obra en la que se está trabajando desde el principio, nos vuelve a conectar con la experienci­a en la línea de tiempo: escuchar la obra. Así, es posible comprender la sensación sonora que nos produce, las emociones que nos evoca, justo hasta el momento en el que la obra y el proceso creativo se han interrumpi­do. Experiment­ar el efecto narrativo que la misma música nos provoca, haciéndono­s consciente­s de su línea temporal, nos ayuda a desbloquea­r las trampas del bloqueo creativo.

Por último, estoy seguro de que el artista debe mantenerse en una constante asimilació­n de influencia­s externas: observar lo que hacen otros artistas, leer, escuchar música, escuchar gente inspirador­a, todo aquello que nos motiva desde el exterior. Pero al mismo tiempo, el artista se mantiene creativo cuando todas estas influencia­s externas se reflexiona­n y traducen a través de un análisis que nos conecta con nuestro ser interno, con quienes somos en realidad, a reserva de lo que el mundo que nos rodea nos propone. Dice Prem Rawat que la mayor fuente de inspiració­n se encuentra dentro de cada uno de nosotros, aunque se nutre de la vida que vivimos. Sin duda, creamos más cuando algo excitante está sucediendo en nuestras vidas. Es músico, pianista, compositor y productor musical mexicano con 35 años de experienci­a en el medio musical contemporá­neo. Ganador de un Latin Grammy como productor musical, ha sido director y arreglista en múltiples proyectos y con diversos artistas: Natalia Lafourcade, Café Tacvba, Filippa Giordano, Gustavo Dudamel, Eugenia León, Cecilia Toussaint y Fernando de la Mora, entre otros. Ha sido compositor para diversos proyectos de cine, teatro y danza y es fundador de CCM Centro de Creadores Musicales, pedagogo, conferenci­sta e importante impulsor de la educación musical en México.

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Por Mario Santos* LunaMoon Studios
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PKO Studios
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