ALCOHOLISMO EN ADOLESCENTES
ANTE LA INTERROGANTE DE: ¿QUÉ HACER PARA EVITAR QUE MI HIJO BEBA ALCOHOL? LO MEJOR ES VISUALIZAR LAS ACCIONES POSIBLES.
Existen varios factores por los cuales los jóvenes tienen un primer acercamiento, que pueden responder a diferentes motivos desde el hecho que crean que eso los hace más sociables y desinhibidos, por imitación o por ser parte de un círculo social.
Lo que es un hecho es que se trata de un problema que los padres deben enfrentar con inteligencia y preocuparse no es la solución, hay que ocuparse y tomar acción de inmediato.
LA INGESTA DESCONTROLADA
El consumo rápido e intensivo de alcohol, mejor conocido como binge drinking, la publicidad y las barras libres promueven e incentivan a los jóvenes para la ingesta de alcohol y cervezas.
Incluso los jóvenes son capaces de ingerir cuatro o cinco bebidas alcohólicas en solo dos horas. Incluso, algunos se emborrachan de dos a cuatro veces al mes y los padres se preguntan a sí mismos: “¿Cómo hacer para que mi hijo adolescente no beba alcohol?”. La primera recomendación es mantener la serenidad.
EXPUESTOS A TODO
Independientemente de las razones, el tema debe ser tratado entre padres e hijos y, en última instancia, con ayuda de especialistas.
Algo muy importante es no dialogar o enfrentarlos no durante el efecto etílico. Si el adolescente llega borracho, lo principal en ese momento, aunque el coraje invada cada una de las células, es el de velar por su seguridad y esperar a que se le pase la resaca ya que corren peligro de sobre dosis o una congestión etílica.
BUSQUE SOLUCIONES
Después, sin reprimendas ni amenazas de castigos, lo mejor es entablar un diálogo, principalmente para conocer las razones que lo lleva a consumir en grandes cantidades.
PREVENIR ES LO MEJOR
Los padres deben ofrecer información relevante a los menores, antes de que salgan por primera vez al mundo de las discotecas y antros, acerca de los efectos negativos del alcohol en su organismo. También pueden establecer normas y modelos alejados del consumo conflictivo.
En medio del problema, la comunicación y la tolerancia son fundamentales. Los padres deben saber si sus hijos adolescentes beben esporádicamente o si, por el contrario, lo han asumido como un hábito.
CONOCER CADA PASO
Sin que se conviertan en policías, es importante tener conocimiento sobre: ¿qué consumen, en qué cantidades, dónde y con quién lo hacen?
Esos pequeños detalles, es información valiosa que sólo los jóvenes podrán ofrecer. Las
conversaciones continuas favorecerán ambientes de confianza, respeto y transigencia.
MEDIDAS PREVENTIVAS
Si tu hijo aún no entra a esa etapa, una opción para que no beba alcohol es tomar medidas preventivas en casa.
Incluso después de adoptado un patrón de consumo, los padres están a tiempo y tienen la obligación de actuar. Para ayudar a sus hijos a construir su proyecto de vida, deben conocerlos bien y saber identificar sus amistades.
Hay que dejar claro a los adolescentes el efecto nocivo del alcohol y otras drogas en la salud, especialmente en su sistema nervioso central. El disfrute de unas pocas horas puede acabar en minutos con su vida o funcionalidad orgánica. Además, al contrario de lo que muchos piensan, beber no resuelve sus problemas: solo adormece por un breve tiempo.
SEÑALES DE ALERTA
La borrachera, ya sea por inexperiencia o adicción al efecto del alcohol, se deben atender las señales de alerta. Si el chico disminuye su concentración y reflejos, deja a un lado las actividades de interés, gasta más dinero de lo habitual y aumenta sus salidas, puede haber problemas.
FALSAS AMISTADES
Tal vez los compañeros del adolescente hayan ganado respeto por sumarse a la bebida y él pretenda conseguir lo mismo. O quizás intente copiar la conducta de personajes o familiares que admira; el acercamiento al alcohol puede responder a diferentes motivos.
Algunos adolescentes sienten que la bebida los hace más sociables, desinhibidos y poderosos; otros encuentran en ella una vía de escape a inconvenientes emocionales o personales, aunque se escondan. Los síntomas son mal carácter y falta de interés en las cosas que antes le gustaba.