Tabasco Hoy

Zumba en Miami

- RAQUEL BIGORRA @rbigorra

“Relájate y vamos a gozar”

Me fui a Miami y viví una de las mejores experienci­as de mi vida. Tomé una clase con el creador de Zumba, Beto Pérez, que les juro me cambió la vida. El salón era una locura, la gente desde días antes se anotan en la clase y llegan súper puntuales al salón. Después supe que sólo los miércoles el colombiano da la clase en ese sitio, es por ello que gente de todas nacionalid­ades viene a hacer zumba. Invité a mi cuñada quien estaba aterrada, pues no hace ejercicio, le dije: “relájate y vamos a gozar”, y asimismo fue.

Las canciones más sabrosas del mundo

Se lo dije confiada porque ya sabía que no tienes que saber bailar ni tener una condición física especial para hacer una clase de zumba. El Dj empezó a tocar las canciones más sabrosas del mundo. Desde cumbia, salsa, pop, hasta reguetón con los artistas más escuchados del momento. Quienes además hacen colaboraci­ones especiales de zumba para que en clase podamos movernos a su ritmo. Shakira, Ricky Martín, Gente de Zona, Daddy Yankee, son alguno de ellos. Poco a poco empezamos a sudar y la gente, de la nada, sacaba unos trampeador­es para secar el sudor del piso. Tremenda camaraderí­a y actitud de ayudarnos entre todos para no resbalarno­s.

Nadie te mira con malos ojos

Afuera del salón, nos veían a través del cristal mi marido con Rafaella y mi hermano. Fue gracioso porque ellos también se pusieron a hacer zumba desde la calle.

La formula exclusiva de zumba hace la clase divertida y fácil de seguir, no importa como lo hagas, nadie te mira con malos ojos. Allí no cabe la crítica y nadie te juzga porque el zumba lo que hace es regalarte felicidad. Yo me siento sexy, sabrosa, bonita, mientras lo hago. Mi cuñada y yo nos mirábamos con una sonrisa de lado a lado mientras aflojábamo­s el cuerpo y seguíamos los pasos de Beto y Betsy, una cubanita divina quien también es instructor­a. Tremendo cuerpazo y ritmo que tiene. Aclaro que la clase tampoco es un paseo, se queman calorías, se definen partes del cuerpo con los movimiento­s que ponen los instructor­es, claro. Pero no la sufres ni la padeces, eso es pura gozadera. Y luego con Beto, me enamoré.

Para hacerlo no importa la edad ni el peso

¡A gozar que el mundo se va a acabar! Mi invitación de hoy además de regalarte felicidad, es regalarte vida. Motívate y date el chance de tomar una clase. Zumba está en más de 180 países alrededor del mundo, en más de 200.000 locaciones y 20 millones de personas lo practican semanalmen­te. En México estoy tomando mis clases con Claudia, una instructor­a certificad­a y Zin. ¿Por qué lo menciono? Para que tú preguntes en tu gimnasio o salón si el maestro está certificad­o en zumba y lo hagas con los mejores. La diferencia es total. Yo estoy feliz y emocionada. Seguro pronto nos encontrare­mos en alguna clase meneando el cuerpo y pasándola increíble juntos a ritmo de zumba.

Para hacerlo no importa la edad ni el peso. Esto es 100% actitud. Nos leemos próximo viernes en El manual de la buena esposa.

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