Un papá en extinción
DESCUBRE EL LADO HUMANO QUE EXISTE DETRÁS DEL PROTAGONISTA DE LA PELÍCULA JURASSIC WORLD: EL REINO CAÍDO.
Es capaz de poner cara de rudo y tiene un cuerpo de superhéroe, pero lo cierto es que Chris Pratt sabe hacer trenzas, se identifica con Garfield, le encanta la lasaña, disfruta tomar siestas, pero sobre todo, amar pasar tiempo con su hijo. Y es que a pesar de toda su masa muscular, el protagonista de 'Jurassic World: El reino caído' es más un pedazo de pan que de carne.
No hay forma de compararlo con compañeros de profesión, por mucho que se empeñen en descifrar cómo se ha convertido en una de las estrellas más taquilleras. Mientras otros analizan las cifras de las tres franquicias millonarias que ha protagonizado, él parece más interesado en jugar con las figuritas Lego de sus personajes.
Por cierto, tiene tres:
Star Lord, de Guardianes de la galaxia;
Owen Grady, de
Jurassic World; y Emmet, de La
Lego Película.
En una industria que clama por la igualdad de géneros, Chris es el mejor ejemplo. Tras haber perdido más de 30 kilos y transformar su cuerpo, la presión que siente para mantener su físico es similar a la de cualquier actriz. Sólo hay una cosa que lo mata a la hora de cuidarse: su hijo. “Me puedo aguantar las ganas de pizza o de cerveza pero en cuanto cocino para mi hijo, como deja la mitad en el plato, me termino comiendo sus tortitas o las patatas”, admite.