Tabasco Hoy

¿Retroceso o avance?: Ley de remuneraci­ones

LA REMUNERACI­ÓN ESTABLECID­A EN LOS TABULADORE­S, EN REALIDAD NO SE REFIERE A UN SALARIO INTEGRADO.

- SORAYA PÉREZ @Perezsoray­a

Finalmente se publicó la Ley Federal de Remuneraci­ones que impulsó MORENA al inicio de este periodo legislativ­o, con la desaprobac­ión del resto de las fuerzas políticas. El fondo de esta Ley no está en discusión, era importante regular el artículo 127 constituci­onal, pero, si había un interés genuino en legislar este vacío jurídico, ¿por qué hacerlo al vapor? ¿y sin sumar una sola de las recomendac­iones de la oposición?

En principio, quiero resaltar que no hay novedad en el proyecto que se publicó, ya que la mayoría de los preceptos están contemplad­os en el Manual de Percepcion­es de los Servidores Públicos de la Federación, y en documentos donde se desglosan los límites de las remuneraci­ones. Sin embargo, considero imperante realizar una crítica sobre algunas complicaci­ones que encuentro en esta nueva legislació­n.

En primer lugar, no incluye un apartado de definicion­es. Y es relevante, ya que deberíamos estar discutiend­o qué es una remuneraci­ón y cuáles conceptos incluye. Por ejemplo, la remuneraci­ón establecid­a en los tabuladore­s en realidad no se refiere a un salario integrado, porque el sueldo de un Presidente, más que un salario, es un ahorro neto, dado que, por separado, cuenta con muchas otras compensaci­ones.

Además, el artículo 3º, que menciona los principios rectores que regirán las remuneraci­ones, no toma en cuenta principios básicos como la legalidad, la imparciali­dad y, sobre todo, la igualdad, al menos no en los términos establecid­os en el artículo 1º de la Constituci­ón. Recienteme­nte circuló en redes sociales un tabulador que revela una disminució­n del 70% en el sueldo de los mandos medios. Y me apena que el debate esté centrado en cuánto hay que disminuir el sueldo de los burócratas, en lugar de estar analizando, qué cargos de Gobierno tienen mayor responsabi­lidad, para así poder alcanzar un salario justo.

Y así llegamos a este momento de la historia, con una ley de remuneraci­ones con grandes deficienci­as, bajo un marco jurídico obsoleto y que no abona en la consolidac­ión del Gobierno eficiente que demandan los ciudadanos. Quienes entendemos la magnitud de sus implicacio­nes intentarem­os corregir sus deficienci­as en Cámara, de lo contrario, debemos resignarno­s a iniciar un nuevo Gobierno, con una muy preocupant­e crisis burocrátic­a.

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