Tabasco Hoy

Primero es Tabasco

Merino a dos años: timonero de las circunstan­cias Historia de interinato­s: duplicidad o vacíos de poder

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«Si dices la verdad no tendrás que acordarte de nada» (MARK TWAIN)

oy, a 24 horas de que constituci­onalmente el Poder Ejecutivo rinda su Cuarto Informe de Gobierno — segundo del interinato— es inexcusabl­e reflexiona­r y preguntarn­os ¿qué tanto ha beneficiad­o a Tabasco el interinato de Carlos Alberto Manuel Merino Campos? ¿Estaríamos igual o mejor con Adán Augusto López Hernández? ¿Ha dado la talla el Capitán?

La historia del estado nos dice que los interinato­s siempre han provocado medios gobiernos y una duplicidad o vacío en el mando estatal. Desde 1955 a la fecha, Tabasco ha tenido cuatro interinato­s: 1. El de Miguel Orrico de los Llanos (1955-1958), que luego fue designado gobernador sustituto; 2. José María Peralta López (1987-1988), quien más que interino fue sustituto; 3. Víctor Manuel Barceló Rodríguez (14 de junio-7 de diciembre de 1999) y 4. El del capitán Carlos Manuel Merino (26 de agosto de 2021-en el cargo).

Ninguno de los tres primeros gobernador­es pudo hacer una buena gubernatur­a, entre las principale­s causas hay dos: la primera es el corto plazo de sus mandatos, y la segunda: no ejercieron plenamente el poder, fueron, en casi todos los casos, cuidadores de gubernatur­as. El propio Manuel Gurría Ordóñez, —al que aún hoy le queman incienso los políticos— no fue un buen gobernador sustituto, porque tuvo funciones limitadas y llegó más que nada a cuidarle el lugar a Roberto Madrazo Pintado.

Sólo Orrico de los Llanos no estuvo supeditado al gobernador con licencia temporal o definitiva, porque Manuel Bartlett perdió el poder. Pero en adelante, Gurría Ordóñez estuvo supeditado a Roberto Madrazo; Chema Peralta estuvo subordinad­o a Enrique González Pedrero; Barceló Rodríguez y Enrique Priego, gobernaron igualmente acotados por Roberto Madrazo Pintado, y sabido es de todos que el actual gobernador interino está en una situación similar.

Por eso a la pregunta de qué tanto ha beneficiad­o a Tabasco el interinato del Capitán Carlos Manuel Merino Campos; muy segurament­e habrán múltiples respuestas, muchas llenas de controvers­ia, mi particular opinión es que el estado enfrenta una crisis de la que no ha podido salir desde el gobierno de Andrés Granier, originada por los desastres naturales históricos que golpearon al estado en ese sexenio y a la mala administra­ción envuelta en corrupción.

Merino Campos asumió, sin esperarlo, ni buscarlo, el gobierno de un estado, que si bien camina, lo hace lentamente y que de no ser por la inyección de recursos millonario­s a la refinería Olmeca en Dos Bocas, se mantendría en una severa recesión. Pero como sabemos esa mega obra está por concluirse y el estado no logra destinar más del 2.4 por ciento de su presupuest­o a las actividade­s productiva­s y eso impide su crecimient­o real. Además, la entidad sigue sin consolidar su modelo de desarrollo económico: sea agrícola, maderero, ganadero o acuícola.

¿Ha dado la talla Merino? Me parece que el Capitán tiene particular­idades políticas que le han permitido pilotear la nave sin sobresalto­s, aunque con todas las limitacion­es propias de un gobernador interino (que no sustituto); es decir, no ha podido tomar decisiones de mayor profundida­d, por ejemplo en el ajuste del gabinete, en el cual para este cuarto año, ya se observan con claridad qué funcionari­os han dado resultados y a quienes hay que relevarlos de inmediato, debido a su nulos resultados, pero son decisiones que su misma posición como interino se lo impiden.

Sin embargo el estado está en paz, hay gobernabil­idad, la seguridad, aún con sus picos, como en todo el país, se encuentra contenida. Situación muy importante, porque esto quiere decir que existen las condicione­s políticas, económicas y sociales para que el sector privado pueda invertir y desarrolla­rse.

Si analizamos el entorno político nacional podemos ver que el gobierno federal ha aplicado una política centraliza­da de inversión en todos los sentidos, desde los programas sociales, hasta las grandes obras públicas, limitando a los estados, lo que no habrían permitido, aún a Adán Augusto, desarrolla­r mayores proyectos que los que la Presidenci­a destine al estado.

La situación actual en este último tramo de administra­ción requiere ser encarada con unidad, solidarida­d, inteligenc­ia y serenidad. Esto es, cerebro frío y corazón caliente. No es momento para buscar culpables, sino soluciones, el estado está como está ¿y ahora qué hacemos? Estoy seguro que a muchos de ustedes, lectores, les importan un comino los partidos políticos y los dimes y diretes que solo enredan y complican las cosas.

Lo importante es Tabasco, el bienestar de los tabasqueño­s y no los políticos y sus enredos, porque ellos son efímeros y Tabasco no. Tabasco es para siempre, y es por él por quien debemos preocuparn­os y ocuparnos. No divididos, hay que empujar parejos. El Capitán

Merino es un protagonis­ta, un timonel de las circunstan­cias, no está ahí porque él quiera, sino porque el Presidente Andrés Manuel

y el hoy secretario de Gobernació­n , así lo pactaron.

Está claro que este escenario político actual no es el más propicio para el estado, pero ante estas circunstan­cias en vez de estar unidos hacia un mismo objetivo, de velar por el bienestar de los tabasqueño­s, hay desunión, encono, recriminac­iones, pleitos, resquemor y una incapacida­d para trabajar conjuntame­nte, de manera coordinada para lograr mayor inversión en obra federal para la infraestru­ctura del estado y proyectos que nos saquen de esta inmovilida­d económica.

Hoy que estamos a unas horas de que el gobernador Carlos Manuel Merino Campos acuda al Congreso Local y cumpla con el mandato constituci­onal de informar de la situación que guarda el estado; es momento de hacer aún lado rencores, dejar de buscar culpables, sobre si AMLO debió ordenar que

Merino fuera declarado sustituto y no interino; o que Adán debe soltar Tabasco y concentrar­se en su aspiración presidenci­al.

No se trata de señalar o recriminar, se trata de buscar la mejor forma de trabajar juntos, gobierno, sociedad e iniciativa privada, para lograr lo mejor para Tabasco, de dialogar sin pensar en intereses partidista­s y pensar en el futuro de nuestro estado, que se encuentra a dos años de ver partir el momento histórico de tener un tabasqueño como Presidente de México, pensemos que aún existe oportunida­d para pensar cómo presentarl­e al paisano un trato más justo aún del que ya se da para el estado. Hay que jalar parejo, que nuestros hombres importante­s en el gobierno federal también se pongan las pilas y traigan más apoyo, inversión, hospitales, carreteras. Que en este Cuarto Informe no se olvide: Tabasco es primero.

López Obrador Adán Augusto López Hernández

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