“Dios nos dio segunda vida en altamar”
Cuando se daban por muertos, luego de 48 horas en medio del mar de Centla, Alexis y Guadalupe fueron rescatados.
Después de 48 horas del naufragio de su embarcación, botados en el mar, agarrados a un salvavidas, un tanque y un flotador, Alexis y Guadalupe se encomiendan a Dios, le piden perdón y ya sin esperanzas, deciden amarrarse para que resulte más fácil que sus cuerpos sean encontrados.
Alexis grita del dolor que le producen los calambres, luego de tantas horas resistiendo los vientos, las olas y el frío de la noche en el mar del Golfo de México y con mucha dificultad logra tocarse las piernas y frotarse, mientras su compañero pescador comienza a desfallecer ya sin fuerzas, cierra los ojos, pues no puede más.
Para ese momento, ambos han visto pasar la madrugada, la mañana y la tarde. Deshidratados, con la piel lastimada por el sol y el salitre, su fin parece inminente hasta que sucede el milagro.
En el lugar donde su lancha “La Traviesa” se hundió no hay tráfico de embarcaciones, pero de pronto Alexis ve acercarse un buque abastecedor de plataformas petroleras, despierta a Guadalupe y con lo que les queda de aliento, después que intentaran nadar durante la madrugada tratando de salvarse, comienzan a levantar las manos.
La tripulación del “Lady Elizabeth” vio su voyarín flotando y fue lo que los hizo acercarse, pues es una señal de que hay pescadores y pueden pedir o intercambiar alimentos por pescado. Una coincidencia providencial, que Jorge, el papá de Alexis, atribuye a las cadenas de oración que se iniciaron en su iglesia tan luego
se supo del naufragio.
“Mientras tratábamos de sacar el agua, a mi ayudante se le cayó el celular al agua y por esa razón ya no pudimos avisar. Quedamos a la deriva, lo único que pudimos lanzar fue el salvavidas, el tanque y el palo de la bandera”, contó Alexis.
Una vez a bordo del “Lady Elizabeth”, buque propiedad de PM Offshore que los rescató, recibieron atención de emergencia, les dieron líquidos, un caldo de pollo y así hasta que pudieron trasladarlos al muelle del puerto Dos Bocas, donde ya los esperaba una ambulancia.
Alexis no duda que volvió a nacer, que Dios le dio una segunda oportunidad, pues no son pocos los pescadores que mueren en alta mar cuando naufragan, que incluso son arrollados por barcos, al mantener apagadas las luces de sus lanchas cuando realizan su actividad, a fin de no ser víctimas de robos.
“Fue una segunda vida que Dios me dio, porque ya ahí para nosotros estábamos perdidos en el mar. Es un lugar afuera, 30 brazas, donde no pasa lancha, ni barcos, sabes que ya nadie te va auxiliar”, reconoce.
Fue una segunda vida que Dios me dio, porque ya ahí para nosotros estábamos perdidos en el mar".
ALEXIS NÁUFRAGO