El PRI de Coahuila tiene al peor candidato en su historia

Nunca el partido en el poder ha perdido la gubernatura del estado. Nunca, tampoco, ha perdido la mayoría en el Congreso del Estado. Controlan el poder judicial ( jueces y magistrados), al poder mediático (reporteros,

columnistas y dueños) y, a los sindicatos (secciones y líderes por igual), a los organismos autónomos (de derechos humanos, electorales o de la sociedad civil “apartidista”). Es el PRI de Coahuila, heredera de la maquinaria partidista del partido único de estado que encontró en las tierras de Madero y de Carranza un lugar para prosperar. Aquí es donde nos tocó luchar.

Manolo Jiménez, el Peña Nieto de nuestra elección para gobernador, es el más acabado producto de este ensamblaje podrido y mafioso de intereses, ambiciones y abusos. Para lástima de los jerarcas del partido y la

nomenclatura del mismo, el candidato a la gubernatura del estado, Manolito, es muy poco sofisticado, sin claridad o visión propia distinta a la de un joven privilegiado que hereda un rol para el que está poco preparado. Simplón, pero muy clasista y pero potente, Manolo Peña Nieto descalifica a los programas sociales, particularmente la pensión de adultos mayores, por considerar “que un programa social nunca sustituirá el beneficio que un trabajo trae para la persona y su familia”. La tonta y tradicional idea de que los programas sociales se otorgan a “huevones”, que hace falta “echarle ganas para salir adelante” y que “la educación es la solución a todos nuestros problemas.”

Un sexenio más de mediocridad nos esperarían con el Peña Nieto de Coahuila. Claro, la amenaza del enriquecimiento ilegal y avorazado de sus compinches, aliados y socios también está presente, todo a costa de los ciudadanos del estado de Coahuila. Porque recibir una pensión después de años de trabajo a tus 65 años es de “huevones”, pero robarte el dinero en contratos que simulan servicios, malbaratan costos con tal de ahorrar a expensas de calidad, o simplemente amenazar para expropiar y despojar de terrenos, eso sí es de gente “productiva y valiente”. Por favor, a la gente ya no se le puede engañar tan fácilmente. Es claro y patente la situación: el peor candidato del PRI en la historia de Coahuila es la oportunidad histórica de traer el cambio a mi tierra.