LUIS ANTONIO VIDAL Morena y el grupo radical
Sabrá Dios cuándo, pero algo ocurrirá en los próximos meses para zanjar las diferencias entre los dos grupos al interior del morenismo tabasqueño.
No es falta de cariño, como pensaba Pedro Junco, es la circunstancia política que lleva a varios legisladores federales, locales y presidentes municipales a marcar distancia de sus compañeros de partido.
Digámoslo así: las diferencias se dan al más alto nivel y se traducen en pólvora para infiernitos.
Por cuidar las formas, los simpatizantes de Javier May no invitan a sus “informes” a quienes simpatizan con el secretario de Gobernación, Adán Augusto López.
Quizá sea mejor, porque en esas reuniones se somete a intensa metralla al funcionario más importante del gabinete del
Presidente Andrés Manuel
López Obrador.
Y la concurrencia, jubilosa y aleccionada, aplaude los dichos, ocurrencias y agravios pronunciados, principalmente, por don Pepín en el papel de artillero.
Cuando May marcó la línea a su grupo de amigos de apoyar a Claudia Sheinbaum, también deslizó la consigna de rasparle la cajuela a Adán, actitud que en política significa un agravio. Quien se lleva, se aguanta.
Por lo mismo, durante su reciente informe, el diputado federal Marco Rosendo Medina,
identificado con el titular de Segob, habló de evitar la confrontación en Morena y rechazar la radicalización.
Medina invitó a su evento a legisladores afines al mayismo y nadie asistió. A Pepín, su amigo, no le extendió la cortesía porque en una de esas aprovecha la mesa servida para desatarse contra Adán quien en su momento “cometió el pecado” de darle chamba.
Quienes pertenecen a la cuadra de don Javier han llegado al extremo de asistir a las reuniones del Consejo Político de Morena y sentarse, arrejuntados, en un lado del auditorio, es decir, separados del resto de los consejeros. Hasta en eso pintan su raya. Una palabra de quien manda bastará para disciplinarles.
La Morralla
Hablando de aspiraciones, se equivocan quienes dicen que Ramiro Chávez Gochicoa no da el ancho. Hasta se pasa *** Al fin, el STAIUJAT ya sabía lo que había. Mucho ruido y pocas nueces *** En el sindicato de la UT andan de las greñas mientras su jefe busca padrino para terminar de hundirla cuatro años más.
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