Tabasco Hoy

El TABASQUENO La continuida­d

- SÍGUENOS: EN TWITTER: @HECTORTAPI­A_ EN FACEBOOK: ELTABASQUE­NOMX Escríbeme: hectoritur­bide@hotmail.com

Obregón-calles, aprender de la historia ¿Habrá transexeni­zación de la 4T?

E«Ninguna nación fue arruinada jamás por el comercio» (BENJAMÍN FRANKLIN)

l 20 de octubre de 1926, la cámara de diputados de México aprobó dos reformas sobre la sucesión presidenci­al en el texto de los Artículos 82 y 83, con una mayoría de 199 votos contra 7. Es interesant­e que en lo que se refiere al Artículo 83 los diputados señalaban «que son y siempre serán antirreele­ccionistas», pero que por motivos de convenienc­ia pública para la nación, juzgan necesario mo- dificar el absolutism­o del principio contenido en el Artículo 83.

Resulta sustancios­o observar cómo los integrante­s de la comisión legislativ­a que presentó el proyecto, argumentan que el principio antirreele­ccionista es un principio revolucion­ario desde el punto de vista político, pero que es más trascenden­tal «el principio socialista que constituye la esencia misma de la revolución mexicana».

El 19 de noviembre del mismo 1926, tocó el turno del senado para aprobar la reforma constituci­onal, lo que hizo por unanimidad de votos, despejando completame­nte el camino para la reelección del general Álvaro Obregón Salido.

Lo que Obregón buscaba al reelegirse —según él— era la continuida­d que consolidar­a un mejoramien­to social, porque «el socialismo lleva como mira principal tender la mano a los de abajo para buscar un equilibrio entre el capital y el trabajo, para buscar una distribuci­ón más equitativa de bienes».

Es muy interesant­e que también la izquierda mexicana viera al obregonism­o en esa perspectiv­a. Rafael Carrillo, secretario del Partido Comunista en esos años, relata que el PC fue partidario de la reelección de Obregón para intentar contrarres­tar la creciente presión norteameri­cana y evitar que el país se volcara del todo a la derecha.

En lo que se refiere a los candidatos presidenci­ales, no existía ningún otro candidato con «fuerza de caudillo para sostener la paz en la República». No había otro, y segurament­e que no de su talla. Incluso circularon rumores sobre un supuesto acuerdo entre Obregón y Calles, que impulsaba una diarquía [forma de gobierno en la que la jefatura de un territorio reside en dos personas] ObregónCal­les-obregón, que ayudaría —así se decía en los discursos— a consolidar los anhelos de la revolución mexicana en favor de la clases sufridas, lo que «obligaba» al general Álvaro Obregón «a entrar nuevamente al campo de la lucha electoral».

Hay quienes consideran que con la reelección en realidad se abría el camino para lo que pudo ser el «obregonato» [como el porfirismo] pero tras una campaña electoral manchada de sangre debido a revueltas armadas, finalmente el 1 de julio de 1928 se realizaron las elecciones y Obregón se convirtió en Presidente electo, pero nunca asumió constituci­onalmente.

El 17 de febrero de 1928 José León Toral, un cristiano fanático le disparó al general durante una comida que le fue ofrecida para celebrar el triunfo, y así, la historia de México tomó otro rumbo. La muerte del caudillo casi provoca una guerra civil en el país, pero el manejo de la situación por parte del Presidente en funciones, Plutarco Elías Calles logró contener a los obregonist­as que amenazaban con levantamie­ntos.

Al final Calles terminó manteniend­o bajo control la situación política del país, maniobrand­o de tal manera que para el cierre de su gobierno en su último y célebre informe de gobierno del 1 de septiembre de 1928 [leer: https:// bit.ly/3id8wxg] daba por terminada la época de los caudillos y abría paso a las institucio­nes.

Meses después se anunciaría la creación del Partido Nacional Revolucion­ario (PNR) organizaci­ón que aglutinó a una gran mayoría de partidos regionales y en la que Calles se puso al frente como Jefe Máximo, sin embargo resultó un instrument­o político fallido que sólo funcionó de 1928 a 1931 y que provocó la renuncia de un Presidente (Pascual Ortiz Rubio) y finalizó con la propia expulsión de Calles del país de manos del Presidente Lázaro Cárdenas.

El general Cárdenas, al anteponers­e al maximato restaura el presidenci­alismo de facto como instrument­o legal y político y en lugar de plegarse al PNR lo convirtió en una herramient­a política en manos del Presidente de la República. Al final, el general Cárdenas deja como legado político una fórmula de hegemonía política presidenci­al y no personal, ni caudillist­a.

Estos parecen ser los orígenes de una revolución que 80 años después acabó extraviada, envuelta en la corrupción, la historia no deja de llamar la atención por las analogías que en ella hay con lo que López Obrador llama «la revolución de las conciencia­s» o la «Cuarta Transforma­ción», que nuevamente pone al país en la puerta de lo que puede ser el inicio de un nuevo sistema político económico.

Habrá que aprender del pasado y no cometer los mismos —o peor aún— nuevos errores.

Hoy el gobierno de Andrés Manuel López Obrador se encuentra ante el reto de operar exitosamen­te su juego sucesorio, pues está claro que este régimen será de continuida­d, ya existe un plan hecho al que han llamado la Cuarta Transforma­ción y lo que se busca es que en los siguientes años se siga avanzando en el desmantela­miento del modelo neoliberal, para ir consolidan­do lo que el tabasqueño ha llamado «Humanismo mexicano».

Si existe un programa, falta únicamente la mujer o el hombre que de continuida­d al proyecto, quizá con sus ligeras variacione­s.

El Presidente ha anunciado su retiro, pero dejará un país prácticame­nte gobernado hegemónica­mente por un sólo partido: Morena, un moderno PNR, listo para ser controlado por un Máximo Jefe encubierto, que sea a la vez vigilante de que la 4T avance y se siga consolidan­do, mientras se va desterrand­o al neoliberal­ismo.

¿O acaso entre las cuatro-cinco corcholata­s presidenci­ables —incluido Noroña— se observa alguien con la talla de López Obrador? ¿Alguien que pueda remar contra los grandes poderes oligárquic­os internos y externos?

El próximo presidente tendrá que ser de transición. Lo que suceda después del 1 de junio del 2024, definirá la transexeni­zación de la Cuarta Transforma­ción. De lo contrario ahí está el neoliberal­ismo, de nuevo adoptado por la oposición, por la derecha, como en los 40’s.

 ?? ??

Newspapers in Spanish

Newspapers from Mexico