Tabasco Hoy

LO DEJAN JUGANDO Y LO HALLARON COLGADO

Se pasaba horas jugando en el celular, su madre salió a cenar y al retornar lo halló ahorcado; tenía 10 años.

- JOSÉ ÁNGEL CASTRO

COMALCALCO. “Mi hijo nooo, ¿porqué Dios? ¿porqué? devuélveme a mi hijo, te lo suplico”, eran los lastimosos gritos que provenían del departamen­to número Uno en la calle Reforma, donde el pequeño Jasiel, tras perder presuntame­nte una partida del videojuego Free Fire se quitó la vida al colgarse de la litera. Su madre encontró el cuerpo tras regresar de una cita.

El menor apenas tenía 10 años de edad, cursaba el quinto grado de primaria, vivía con su madre Yesica quien hace algunos años reinició su vida a lado de Gabriel, procreó un segundo hijo. Jasiel se mostraba alegre, era un orgulloso hermano mayor, “adoraba a su hermanito”, comentaron algunas personas que dijeron conocer aquella familia.

EL JUEGO

“Inquieto, preguntón, juguetón y muy amoroso, cualidades como la de cualquier otro niño de su edad, pero al igual que muchos, vivía inmerso en el mundo de los videojuego­s; a su corta edad ya se tenía un celular y descargado un sin fin de aplicacion­es para jugar, entre ellas el popular Free Fire.

El pasado sábado por la tarde Yesica y su pareja Gabriel, habían decidido salir a cenar al centro del municipio, vistieron al más pequeño e indicaron a Jasiel que se cambiara de ropa, pero este seguía ‘pegado’ en el celular, “nos dijo que se quedaría, que no iba, decidimos dejarlo y no tardar”; narraba la madre a las autoridade­s que acudieron a la escena de la tragedia.

Cuando la pareja abandonó el departamen­to serían las seis de la tarde, dos horas después regresaron con la cena del niño, abrieron la puerta y lo llamaron para que comiera, pero este no contestó; la puerta de su cuarto estaba entre abierta y al fondo se escuchaba el celular.

NO DESPERTÓ

Yesica avanzó entre el pasillo de los cuartos, hablando en voz fuerte, “ya deja de jugar y ven a cenar” fue la indicación; pero al empujar la puerta encontró a su hijo semi hincado, sujeto del cuello con un cinturón cafe que estaba atado a la litera. Trató de avanzar a él, pero perdió fuerza en sus piernas y cayó frente al cuerpo del menor.

“Papi, despierta papi, por favor, despierta mi amor”, le decía la joven madre al tiempo que lo tomaba entre sus brazos y levantaba, pero Jasiel estaba muerto, su cuerpo casi rígido, la breve conversaci­ón la escuchó Gabriel desde la sala, pensó que estaba durmiendo, pero se estremeció al escuchar a Yesica gritar “Nooo, Dios mío no, no te lo lleves”.

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