La belleza y el gusto
Cuando le puse Clásicos de la Bohemia a mi programa de radio lo hice precisamente para contrarrestar la andanada constante que había (y hay) de música chatarra, de zonzonetes absurdos, degradantes y muchas veces ofensivos a todo tipo de valores y principios éticos y morales.
Hay siempre un refugio en las grandes canciones, las que permanecen por su enorme calidad, hay magia en una buena letra cuando se combina con las notas y el intérprete adecuado.
Por ejemplo, en estos días se encuentra en gira de despedida uno de los compositores más exitosos de la generación de la balada romántica, José Ma. Napoleón es, sin lugar a dudas, el autor que más triunfó en la misión de dar un mensaje con sus rolas, Vive, Pajarillo, Hombre y muchas otras son obras maestras que tocaron el corazón de la sociedad y por eso el maestro Napo sigue abarrotando escenarios en su gira de despedida.
Les podría poner de ejemplo contrario a muchos que desaparecieron de la memoria colectiva aún después de un gran éxito fugaz, (pero no lo haré) ¿a que se debe? Obviamente a la baja calidad de la obra, no es fácil tocar el alma del pueblo y menos quedarse ahí con el paso del tiempo.
La apuesta de ir a la moda y escribir canciones con el estilo que está en el gusto momentáneo no es mala, siempre y cuando se entienda que esa euforia es momentánea y pasajera, sin mayores aspiraciones culturales, ni intelectuales, exactamente como los gobiernos en turno, no aspiran a dejar ninguna huella, solo a satisfacer al vulgo, como muestra están sus ferias regionales, terriblemente vulgares y mediocres, a la moda.
Léelo cantadito
La belleza
La belleza es permanente El gusto ese sí es pasajero
La belleza toca el alma El gusto solo es dinero
La belleza vale más El gusto son centavitos La belleza dura más El gusto es un momentito
Belleza es superlativo El Gusto es diminutivo Por eso es que la Belleza No se puede comparar Con un gusto que se esfuma Sin sustancia, sin sustento
La belleza será eterna El gusto solo un momento.