“ERA INSISTENTE HASTA DECIR ¡BASTA!”
Víctor Hugo Sánchez cuenta: Conocí a Yrma Lydya en 2014; me contactó en redes para pedirme que la llevara a cantar a Capital 21, canal de televisión donde yo trabajaba. Era insistente hasta decir ¡basta! Jodona, necia pues, pero lograba sus objetivos. Le hice ver que era menor de edad (en ese tiempo ella tenía 16 años), y que debía ir con una carta firmada por sus padres para autorizar su aparición en pantalla.
“ME HABÍA CONFIADO QUE NUNCA HABÍA TENIDO NOVIO”
Así nos conocimos. Ella, impecable, con una seguridad pasmosa, se presentó a cantar en televisión, y nos hicimos cuates. Tan cuates que fue a mi cumpleaños 50. Acompañada de su papá, me llevó un regalo y me pidieron que la apoyara. Fue así como comencé a trabajar con ella. Conversábamos por redes sociales, por WhatsApp... Me pedía consejos y que la ayudara a destacar, a salir en medios de comunicación.
Le decía, entre otras cosas, que era una niña y que no hacía sentido que interpretara canciones de amor y desamor (me había confiado que nunca había tenido novio) porque las cantaba perfecto, pero sin emoción ni sentimiento. Nunca me hizo caso y siguió cantando boleros y regional mexicano.
“FUE AMANTE DE CARLOS QUIÑONES”
Ya entrados en la amistad y cerca de cumplir 18 años, me confiaba que había salido con un magistrado, con el periodista taurino Heriberto Murrieta, todo de cuates, y de dos o tres figuras del espectáculo que la habrían pretendido, pero que ella buscaba algo formal y serio. Y lo encontró... Primero en Carlos Quiñones, dueño de Radio 13, con quien se habría juntado a vivir. De esta relación se dijo que era un amasiato por contrato: él le produciría tres discos. Se dijo, y no me consta, que Yerma Lydya lo habría engañado con un cirujano plástico, y que eso habría detonado que Quiñones la corriera del domicilio donde vivían. A los días, el empresario enfermó de COVID-19, y a su muerte, se dijo (tampoco me consta), ella habría entrado al domicilio llevándose dinero y joyas del empresario.
“JESÚS HERNÁNDEZ ALCOCER LA PRESENTABA COMO SU ESPOSA”
Era muy arriesgada y persistente. Su insistencia le abrió las puertas de grandes medios, incluyendo Televisa, donde se presentó un par de veces para los especiales del Día de la Independencia.
A principios de este año, volvimos a trabajar. Me citó en su casa del Pedregal, en la CDMX, y ahí me enteré de que estaba viviendo con el abogado Jesús Hernández Alcocer. Ahí le pregunté lo de Quiñones y me dijo que era falso, “Pero luego te cuento bien”.
En este nuevo reencuentro, Yrma Lydya y yo no coincidimos; mis estrategias no le gustaban, no ayudaba y terminé por renunciarle. Curiosamente, hace unas semanas fui convocado a una comida en la casa de Jesús Hernández Alcocer, quien la presentaba como “mi esposa”. Ahí nos cantó Señor amor, que era el tema que interpretaba en su ingreso al proyecto GranDiosas, en el que había logrado colarse.
“LA HARÉ BRILLAR NO IMPORTA LO QUE ME CUESTE”, DIJO HERNÁNDEZ ALCOCER
Hernández Alcocer nos dijo: “Quiero que mi esposa brille y destaque; no importa lo que tengamos qué hacer y lo que me cueste”. Se le propuso una reingeniería en su carrera: componerle temas acordes a su edad y a sus vivencias y desarrollarle una estrategia de comunicación. Esa ocasión le dije: “Yrma, déjame hacer mi chamba; confía en mí”. Convenimos.
Todavía hace una semana nos escribimos para agendar una cita con ella, con Hernández Alcocer y cerrar el acuerdo. Ya no sucedió. Ni sucederá. tristemente.
Hoy me duele su tragedia. Su partida.
Sólo quería triunfar y que todo el mundo la conociera.
Descansa en paz, querida y admirada Yrma Lydya.