MUY VIOLENTA
Lejos de las fórmulas perversamente irónicas del cine de horror hollywoodense de los noventa (Scream, Se lo que Hicieron el Verano Pasado y más), Eli Roth marcó con su debut en La Cabaña Sangrienta (2002), un nuevo modelo genérico marcado por el suspenso, la acción y un tenso hiperrealismo.
El mismo en el que cabían escenas de una brutalidad gráfica imparable, como sucedería con sus siguientes filmes: Hostal y secuela.
Deseo de Muerte (EU, 2018) reelaboración de la cinta de culto El Vengador Anónimo (Winner, 1974), uno de los mayores éxitos de Charles Bronson, sigue esa escalada de ultraviolencia palpable.
De nuevo, la novela de Brian Garfield es el pretexto para justificar un festín de sangre y revanchismo y alegar la justicia por propia mano cuando la criminalidad rebasa las instancias legales.
Un pacífico cirujano, Paul Kersey (Willis), cuya esposa e hija son atacadas con lujo de violencia por una pandilla de psicóticos, se ve obligado a llevar a cabo un irrefrenable deseo de venganza lo que pone en jaque a criminales, policías y su propia ética.
Bruce Willis saca el mejor partido de su carisma y tiene algunos momentos muy disfrutables en un thriller reaccionario cercano a la autoparodia que hace apología del uso de las armas tan objetable como entretenido.