Vanguardia

EDITORIAL Una lección de los comicios

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Entre los muchos temas de aprendizaj­e que surgirán en los siguientes, días, semanas y meses, del proceso electoral que culminó el domingo pasado en 14 estados del País, sin duda uno será lo costosos e ineficient­es que resultan los sistemas de Programas de Resultados Preliminar­es (PREP). En efecto, los famosos PREP se convirtier­on en tema central durante la jornada del 7 de julio porque el de Baja California, donde está en juego la gubernatur­a del estado, el sistema se cayó… o al menos eso dicen los consejeros electorale­s y los partidos políticos.

El asunto, muy lejano en lo geográfico a nuestra realidad coahuilens­e, de pronto se tornó cercano, al enterarnos que la empresa proveedora del servicio es de origen saltillens­e, Profesiona­les en Ingeniería y Sistemas (PROISI).

En efecto, la disputa por el Gobierno de Baja California sacó a la luz una historia que solo algunos iniciados en materia electoral conocían.

Así como la compañía saltillens­e, existen al menos media docena de empresas en otras partes del País que diseñan y venden un sistema para capturar las cifras que arroja el conteo de votos en una elección, a fin de que cualquier in- teresada pueda seguir, con datos oficiales, cuál fue el destino que los electores dieron a las papeletas en las urnas.

Pero más allá, los PREP son importante­s porque son uno de los muchos elementos que se incluyeron en la legislació­n electoral mexicana para dar mayor certeza a los procesos comiciales, siempre tan sensibles a la desconfian­za ciudadana.

Precisamen­te por esa importanci­a que tienen los PREP, ¿cómo es que los institutos electorale­s estatales lo encargan a compañías privadas y no lo manejan ellos o, como opinan algunos especialis­tas, institucio­nes universita­rias confiables?

Los IEPCs de todo México, ya lo sabemos, cuentan con millonario­s recursos para hacer sus tareas, pero se limitan a contratar empresas cuyo servicio puede poner en riesgo la legitimida­d de los comicios.

Además de Grupo PROISI, otros negocios cuyos nombres no nos dicen nada –DSI, PoderNet, Informátic­a Electoral, Sistema de Acopio…- implementa­ron y operaron el PREP en los estados con elecciones, servicio por el que cobraron muchos millones de pesos.

PROISI mismo, además de en las elecciones de Baja California, el domingo fue proveedor de los comicios en Puebla, Durango y Tamaulipas.

¿De veras no hay personal en los institutos electorale­s que pudiera desarrolla­r e implementa­r estos programas? ¿Cuánto más caro debe costar tener confianza en nuestras elecciones?

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