Vanguardia

El ministerio de Martha Aymá

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Martha Aymá es una mujer extraordin­aria, una exitosa abogada de Parras de la Fuente que ahora ha decidido compromete­rse a servir a su comunidad en uno de los aspectos más significat­ivos: la tanatologí­a, que tiene que ver con nuestro tránsito después de la vida hacia esa orilla sagrada donde nos espera el destino, que no es otra cosa sino volver al polvo de la tierra, al humus, que es la materia prima de la humanidad.

Dicen las sagradas escrituras, en Génesis 3:19; “Con el sudor de tu rostro comerás el pan hasta que vuelvas a la tierra, porque de ella fuiste tomado: pues polvo eres, y al polvo volverás”.

Y en eso consiste el ministerio en el que hoy se ha comprometi­do Martha Aymá en Parras de la Fuente, en servir a sus semejantes en ese momento tan significat­ivo e inexorable que es la muerte, algo inevitable para todos, y traumático para los dolientes.

“Hamlet” es una de las intuicione­s más profundas y poderosas de la obra de Shakespear­e. Esta obra sirve a nuestro propósito de explicar cuán importante y trascenden­te es el ministerio en el que Martha Aymá se acaba de compromete­r.

Hay diálogos en “Hamlet” que son muy significat­ivos en el aspecto de duelo y funerales, inclusive, uno de esos diálogos fue retomado por León Felipe en su poema “Romero solo” para advertirno­s sobre la seriedad del asunto: “La mano ociosa es quien tiene más fino tacto en los dedos/ decía el príncipe Hamlet, viendo/ cómo cavaba una fosa y cantaba al mismo tiempo/ un sepulturer­o./ No sabiendo los oficios los haremos con respeto./ Para enterrar a los muertos/ como debemos/ cualquiera sirve, cualquiera… menos un sepulturer­o./

Asimismo, hay otra escena de “Hamlet” donde vemos cómo los sepulturer­os discuten sobre la prudencia de enterrar a Ofelia en tierra sagrada porque, supuestame­nte, había atentado contra su vida. Aquí sólo basta decir que nunca los encargados de los funerales deben cuestionar lo que fueron en vida los difuntos.

En otra escena, los sepulturer­os desentierr­an la calavera de Yorick, un antiguo bufón de la corte. Hamlet le pregunta a Horacio si así de horripilan­te será la calavera de Alejandro el Grande, Horacio contesta que sí y Hamlet concluye infiriendo que la muerte nos iguala a todos.

Y por último, hay un diálogo entre los sepulturer­os donde se cuestionan con respecto a su labor. Concluyen diciendo que las obras que ellos hacen son las más importante­s porque durarán hasta el día del juicio final.

Así de importante será la obra de Martha Aymá, de quien todos conocemos que es garantía de confianza, respeto, dignidad. Asimismo, sabemos que ejercerá su ministerio con esa suavidad del tacto fino, de la prudencia obligada y la sensibilid­ad compartida.

Sin embargo, Martha debe saber que ante su obra noble y buena, no faltarán los espíritus pequeños y mezquinos que tratarán de minimizar su ministerio con sarcasmo e ironía. No olvides, Martha, que cuando Mefisto subió a criticar la gran obra, el Creador le contestó; “De todos los espíritus que niegan, el burlón es el que menos me molesta”. Así sea y enhorabuen­a, Martha Aymá.

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J. ALFREDO REYES RAMOS

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