El nini insomne
Viene de un viaje el tío pata de perro.
Trae una alforja llena de artesanías de lugares lejanos. Toma unos sorbos de té verde, reclinado en una cómoda mecedora inmóvil. Está cerca del nini que acabó de estudiar, recibió su título y ahora ni estudia ni trabaja. Es su sobrino.
“Oye, tío”, le dice tocándole la mano y haciendo que abra los párpados, “¿por qué este tiempo es tan rutinario? Todos los días son iguales. No pasa nada. La paso con aburrimiento y tedio y hasta flojera. Tú siempre andas pensando a dónde viajar”.
“Mira –responde el tío, haciendo a un lado la alforja– lo importante es soñar, imaginar, proyectar, ilusionarse… A ti te faltan sueños. No te das tiempo para soñar. Tienes el tiempo invadido de chateos, televisiones y musiqueos. No sabes imaginar metas atrayentes. Quedas en un vacío existencial. La verdadera vida está animada por un sueño que tratas de concretar en la realidad. El sueño de un espacio organizado, de un ejercicio cumplido, de una sobriedad alimenticia, de la visita a un amigo enfermo, de una compra necesaria, de conocer un país, de aprender a tocar un instrumento, de visitar un museo, de ir a un concierto, de tomar un curso interesante, de organizar un servicio para tu comunidad… Cuando no hay un sueño no vas a ninguna parte, no eres peregrino sino vagabundo, todos los caminos son iguales porque si a ningún lado vas, cualquiera te puede llevar allá…”
…La tarde cae. Parece que el sueño del sol es ocultarse tras la montaña. La luna ya realiza su sueño de tener, en el atardecer, un cuerpo blanco hecho de nube. Los pájaros de la tarde pasan raudos soñando, en su vuelo, con el cálido nido en el boscaje. Los nubarrones se van yendo lejos con el sueño de grandes chubascos en lo sembradíos…
El tío continúa su meditación. Cierra sus ojos. Piensa que el Universo y la humanidad están siendo un sueño realizado del Padre Creador. Hacerlos pasar de muerte a vida, de tinieblas a luz, de fe a visión, de pérdida a salvación, de tiempo a eternidad, de carne mortal a cuerpo glorioso… El nini insomne ve una pantalla, escucha a Roger Waters, de Pink Floyd con audífonos inalámbricos mientras sus dedos bailan ágilmente en un teclado…