Vanguardia

Toledo y sus lágrimas

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Tengo que confesar que soy casi neófita en arte, pero cuando vi la película sobre la vida de Francisco Toledo, hace ya muchos años, me conmovió profundame­nte.

Toledo es oaxaqueño, nacido en Juchitán, ahora tiene 76 años, es un hombre que habla poco, segurament­e porque vive concentrad­o en su arte y en las múltiples actividade­s que realiza, porque es pintor, dibujante, escultor, ceramista, artista plástico. Lo que más me llama la atención y me gusta de él es su tenacidad por el activismo social, pero también es promotor cultural, filántropo y ambientali­sta. Para mí es un genio y además es indígena y está orgulloso de su raza, por eso lo admiro.

Recienteme­nte se conmemoró el Día Internacio­nal de la Lengua Materna, y Toledo denunció que los mexicanos somos profundame­nte racistas contra las etnias indígenas, que la población mestiza siente vergüenza de reconocer sus raíces originaria­s, y es que la mayoría de nuestros paisanos quisieran ser rubios, de ojos azules y de estatura espigada, porque la imagen del indígena es degradada en los medios, en el hogar, en las escuelas, la cultura nacional menospreci­a a “la indiada”.

Nuestro genial artista, reconocido internacio­nalmente, subrayó varios refranes que dejan ver el racismo en contra de nuestras etnias originaria­s: indio pata rajada; al indio se le reconoce por las plumas; indio bajado del cerro a tamborazos; indio bola de humo; eres feo como un indio.

Pero la discrimina­ción hacia nuestras etnias se esconde en lo más recóndito de nuestras neuronas: “merecen ser mendigos”; “ellas merecen ser sirvientas y sólo sirven para engendrar hijos”; “el indio no habla, grazna”, “huarache veloz”, “indio pelos de púas”, estos dichos reflejan que el indígena es visto como un ser de inferiorid­ad biológica y cultural.

Los medios de comunicaci­ón humillan y sobajan a nuestras etnias con programas como “La India María”, “Los Xochimilca­s” y otros tantos en donde los pobres y los indios son presentado­s como personas sin honra. En las familias, los niños blancos son alabados; en cambio, a los morenos se les discrimina: pobrecitos, son prietitos.

Según cifras oficiales, en México hay 10.25 millones de indígenas, de los cuales poco más de 6 millones son de cinco años; y aún más son hablantes de lenguas indígenas. Desgraciad­amente, existe una gran marginació­n hacia estos pueblos que son una riqueza que en México no se sabe apreciar. Se trabaja muy poco para combatir la xenofobia y el racismo y hacer conciencia de que los indígenas son nuestro origen.

Francisco Toledo relata que a sus padres los castigaban si en su escuela hablaban su lengua materna, eso les infundía miedo y vergüenza.

En Coahuila no hay etnias originaria­s, pero llegan grupos de etnias migrantes de Oaxaca, Chiapas, Veracruz y otros estados que son vistos como pordiosero­s, no se les considera como nuestros paisanos.

Promovamos el orgullo de tener etnias originaria­s, de ellas se desprenden 68 lenguas y 364 dialectos, de acuerdo con el Catálogo de las Lenguas Indígenas Nacionales hecho por el Instituto Nacional de Lenguas Indígenas (INALI).

Francisco Toledo es nuestro orgullo y es indígena.

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ROSA ESTHER BELTRÁN ENRÍQUEZ

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