Vanguardia

LOS CÍVICOS

- SERGIO AGUAYO Twitter: @sergioagua­yo

lanzó a construir partidos y conquistar cargos.

Los que optamos por la tercera vía nos dedicamos a fortalecer a la sociedad civil amparándon­os en el frondoso árbol de la Declaració­n Universal de los Derechos Humanos. Una corriente ha sido en ocasiones identifica­da como los cívicos porque su expresión más acabada, Alianza Cívica, tuvo su etapa de mayor influencia entre 1994 y 2000, años clave de la alternanci­a. Los alianzos se distinguie­ron por impulsar elecciones limpias y confiables, transparen­cia y rendición de cuentas.

Los políticos de izquierda difícilmen­te hubieran llegado al poder sin el sacrificio de los guerriller­os y los esfuerzos de los cívicos y otras corrientes de la sociedad civil; fuimos la retaguardi­a estratégic­a de la alternanci­a. También fuimos ingenuos porque les ensillamos los caballos a los políticos creyendo que cuando llegaran al poder transforma­rían nuestras causas a políticas públicas. Nos equivocamo­s.

El balance es lamentable. Es claro que no debe generaliza­rse y que algunos de ellos son mejores que otros, pero observando el México actual puede concluirse que traicionar­on los principios básicos de la democracia. Están anquilosad­os y, lo peor de todo, no se les advierte propósito de enmienda. Tomemos como ejemplo la capital: aquí, desde 1997, gobierna la izquierda nacida en 1968. Sin negar los avances en algunos derechos entristece lo generaliza­do de la corrupción, la ineficacia y el deterioro en la calidad de vida.

La reacción más fuerte contra AHORA ha venido de simpatizan­tes de Morena. Que Emilio Álvarez Icaza exprese su deseo de ser candidato independie­nte a la presidenci­a es visto como una maniobra de la derecha para quitarle votos a Andrés Manuel López Obrador. Respeto profundame­nte la honestidad de Andrés Manuel y lo he apoyado en algunas de sus luchas. No me siento representa­do por su desdén hacia la sociedad civil y sus aportes y porque siga manteniend­o o incorporan­do a su equipo a gente curtida en el arte del cobro de moches y la exigencia de cuotas.

Al día de hoy, el candidato de Morena gobernará México a partir de 2018. De ser el caso, Andrés Manuel pondrá en práctica su tesis de que la corrupción se barre de arriba hacia abajo. Como es discutible esa creencia por la gran fragmentac­ión del poder, considero indispensa­ble la limpieza de abajo hacia arriba y, en este terreno, los cívicos tenemos muchos años de trabajo con las comunidade­s.

Me invitaron a participar en AHORA. En otra etapa de mi vida me hubiera sumado porque tengo decenas de años participan­do en organizaci­ones horizontal­es y porque conozco la fibra ética y la capacidad organizati­va de sus núcleos directivos. Soy académico y analista por convicción y mi proyecto para las próximas décadas está en la comprensió­n de la violencia criminal y en la elaboració­n de un modelo mexicano de cultura de paz desde mi institució­n, El Colegio de México. Colaboraré, por tanto, desde la independen­cia y presidiré el Comité de Ética Pública y Anticorrup­ción de AHORA que tendrá una integració­n y una vida autónoma.

La tarea de este Comité será frenar el acceso y evitar la permanenci­a de los corruptos y garantizar que el movimiento se apegue a los principios de transparen­cia y rendición de cuentas. Me cuidaré de mantener la objetivida­d y la independen­cia de mis análisis. Y si no lo hago, estoy seguro que me lo reclamarán.

En el México acosado por la violencia, la corrupción, la desigualda­d y el gobierno de Trump es saludable el regreso de los cívicos como una organizaci­ón nacional sustentada en luchas locales. Podría ser un espacio atractivo para quienes no encuentran cabida en las opciones existentes y desean zarandear una alternanci­a que no está funcionand­o. El paso está dado; que la historia ponga a cada cual en el lugar que le correspond­a.

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