Satanás y Compañía
sino para invitarlos atentamente a que este 4 de junio voten por Guillermo Anaya, para Gobernador del Estado, y por los candidatos de Acción Nacional.
Esto no fue un hecho aislado, un caso único, un rumor. Fue una campaña bien programada y ejecutada que gran molestia causó entre los trasnochados ciudadanos.
No es para menos. El sueño es sagrado y si nos lo interrumpen, como no sea para avisarnos que murió la tía rica que siempre nos daba domingo de chiquitos, o que estalló finalmente la Tercera Guerra y que hay luz verde para que todos hagamos lo que nos plazca antes del fin del mundo, si no es para eso, repito, constituye un agravio que se penaliza, de acuerdo con el Código Civil, con una rociada de patadas al perturbador.
¡Votar por Anaya! Con el susto, la modorra y el sobresalto, capaz y hasta les anda diciendo que sí, aunque al día siguiente no recuerde si realmente ocurrió o fue sólo un mal sueño por cenar carnitas.
Hay tres escenarios probables. Elija usted cuál le parece más plausible.
Escenario 1.- Anaya es un engendro del inframundo. Tiene apariencia humana, pero es en realidad un íncubo infernal que únicamente puede manifestarse durante las horas en que se tiende un puente entre el Más Allá y el mundo de los vivos.
De tal suerte que no le quedaría al abanderado del PAN -y afiliados- más remedio que despertarnos con llamadas que serían necesariamente impertinentes:
“Disculpe la molestia. Le hablamos de parte del licenciado Guillermo ‘Patas de Cabra’ Anaya, para pedirle su alma…. ¡Quiero decir, su voto! Sí…su voto, eso”.
Escenario 2.- Despertar al electorado con llamadas impertinentes en medio de la noche es una estrategia ganadora. Así lograron triunfos importantísimos algunos de los estadistas más sonados del mundo.
Sucede que subyacente a la molestia lógica de esta irrupción abrupta del descanso, el mensaje se posiciona y fija en nuestro cerebro eficientemente de forma subliminal, así como los cursos para aprender idiomas mientras dormimos.
Luego, algún estratega panista propuso dicha medida porque tiene toda la lógica del mundo hacer encabronar al electorado si queremos que nos favorezca con su voto. ¡Pero por su pollo!
Escenario 3.- Como nada, absolutamente nada de lo anterior cuadra ni hace el menor sentido, las llamadas impertinentes serían por necesidad de los adversarios políticos del candidato panucho.
¿Pero quién de sus oponentes podría ser tan perverso como para incurrir en tan despreciable estrategia?
¿Acaso José Ángel Pérez? ¿Javier Guerrero? ¿Guadiana? ¿El Coronel Mustard, en el estudio, con un candelabro? ¡¿Quién?! ¡Carajo!
No sé, pero me da la levísima impresión de que el autor de estas llamadas es el mismo responsable del paro de los trabajadores sindicalizados del Municipio e incluso de la actual y creciente ola de robos, e incluso asaltos, a casas habitación.
Como no tenemos pruebas de esto, excepto la lógica que, cual perro “pointer” inglés de caza, nos señala apuntando con el hocico (con su patita alzada y todo) hacia donde está la presa, es decir, hacia el responsable, no vamos hoy a nombrarlo.
No referiremos hoy su nombre, apellido o colores. Sólo es hacerle más publicidad. Sólo digamos que se trata del partido aborrecido de quienes sí cursamos la secundaria y que, para mayores señas, es también el partido culpable de la desgracia coahuilense porque es el único que nos ha gobernado.
Sólo una institución política sería tan vil para sacarnos del único ámbito que no nos había pasado ya a perjudicar: el sueño.
Sería el mismo partido que uno apostaría que urde y ejecuta planes en el mismo horario de oficina que Satanás y Asociados, porque sin duda, son una filial del mismo corporativo.
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