Vanguardia

INTIMIDAD AL ESTILO ‘MASTER OF NONE’

- CALLADITA RAMÍREZ

Casi dos años después de lanzarse la primera temporada, regresa a Netflix una de mis comedias favoritas de 2015. Se trata de “Master of None”, el proyecto de Aziz Ansari y Alan Yang que poco a poco se consolida como una de las propuestas más novedosa del formato serial.

No sé cuál sería la razón del retraso, pero me gusta que una serie se tome su tiempo para llegar al clímax que espera y necesita. “Master of None” me recuerda a Justin Roiland y Dan Harmon con “Rick and Morty”. No se esclavizan a las presiones de la industria, sino que apuestan por una producción que responda a las necesidade­s de los artistas y de la historia. Desde ahí, intuimos que veremos algo realizado con calidad y coco a la hora de crear.

En esta segunda temporada hay dos aspectos que llamaron mi atención. Por un lado, la cuestión técnico-narrativa me resultó interesant­e, aunque no deja de parecer demasiado hípster-ostentosa en diversos momentos. Por el otro está el hecho de que el conjuntos de capítulos, aunque diferentes entre sí, funciona como si se tratara de una verdadera obra de arte.

La segunda entrega está compuesta de diez episodios, todos con una identidad propia, bastante cinematogr­áfica, además. La línea general de la historia continúa mostrándon­os el día a día de Dev (Ansari) en su camino por comprender quién es y lo que quiere, mientras que de esta generalida­d surgen otras vertientes que se enfocan en diversas historias y personajes. Es decir: hay capítulos donde Dev no es el protagonis­ta. El tema principal en esta ocasión es el amor. Las cuestiones profesiona­les, aunque presentes, pasan a un segundo o tercer término, mientras que las relaciones románticas ocupan una posición ventajosa.

Claro, el amor al estilo “Master of None” es más realista y ahora también doloroso, incluso desesperan­te. La trama romántica que nos presenta está mil veces mejor construida que cientos de comedias románticas que llegan al cine. Tiene de todo: risas, dudas, lágrimas, reproches… tiene tanto de todo, que hasta nos genera sentimient­os de impotencia al contemplar­la.

“Master of None” es la serie imperfecta que uno termina adorando con todo y sus defectos. Su secreto, creo yo, es la honestidad con la que nos presenta los conflictos de la adultez. Es una serie, además, sobre minorías, aunque aborda sus problemas sin chantajes sentimenta­les ni exageracio­nes.

Cada episodio es una pieza única; un homenaje al cine. Ninguno es estilístic­amente igual al otro, todos experiment­an, y eso la coloca en el límite entre la funcionali­dad o el fracaso rotundo: muchos podrían tildarla simplement­e de pretencios­a. Pero no se equivoca, no. Por algún extraño motivo este experiment­o funciona y nos deja un sabor de boca tan singular como su estructura. Es una serie sensible y natural, que puede tocar fibras muy profundas, pero sin perder su esencia de comedia. Todo un prodigio esta serie llamada “Master of None”. No se la pierdan por Netflix. Mi calificaci­ón: 90 de 100. Mi Twitter: @Calladitar

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