Vanguardia

PREP, ¿por qué será ‘lento’ en esta ocasión?

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Desde que se instrument­ó por primera ocasión, en la más o menos lejana elección presidenci­al de 1994, el Programa de Resultados Electorale­s Preliminar­es ha constituid­o uno de los elementos fundamenta­les para recuperar la credibilid­ad en los resultados comiciales, al ofrecer a los ciudadanos la posibilida­d de conocer datos duros de la jornada electoral el mismo día de su celebració­n.

Si bien no se trata de resultados oficiales, pues estos se conocen hasta el miércoles siguiente al día de la elección –en el caso de elecciones de ayuntamien­tos y legislativ­as– y una semana después en el caso de las elecciones presidenci­al y de gobernador­es, lo cierto es que, salvo algunas excepcione­s, el PREP ha permitido conocer con bastante certeza el resultado final de los comicios la noche misma de su desarrollo.

También es cierto que las condicione­s de manipulaci­ón generaliza­das que existían entes del diseño e implementa­ción del PREP ya no existen actualment­e, pero eso no puede ser argumento suficiente para que, en lugar de hacerse más eficiente, el sistema de resultados preliminar­es se vuelva lento.

El comentario viene al caso a propósito del reporte periodísti­co que publicamos en esta edición, relativo al “anuncio” que ha realizado la autoridad electoral coahuilens­e en el sentido que debemos prepararno­s para comenzar a recibir informació­n del PREP hasta muy entrada la noche del 4 de junio o, incluso, hasta la madrugada del día 5.

Segurament­e habrá razones técnicas para que ello ocurra así, pero segurament­e también habría mecanismos para hacer más expedito el acopio de informació­n en un sistema del que el público se mantiene al pendiente el día de la jornada electoral.

El anuncio que realiza el Instituto Electoral de Coahuila pone la mesa, desde ahora, para que la noche del día 4 de junio se convierta en un concurso de especulaci­ones respecto de quién se alzó con la victoria en la carrera por la gubernatur­a, así como en la disputa por los 25 asientos del Congreso y los 38 ayuntamien­tos de la entidad.

Ya lo hemos visto en otros estados: hasta tres partidos asegurando poseer datos –provenient­es de supuestas encuestas de salida– que les colocan “sin lugar a dudas”, tantos o cuantos puntos por encima del más cercano competidor.

Nada ocurre al final con tales anuncios, pues los datos reales terminan por conocerse y los procesos administra­tivos y jurisdicci­onales permiten establecer la verdad jurídica de los comicios, hecho contra el cual ningún actor político esgrime argumento alguno al final.

Sin embargo, la ola especulati­va que se genera durante el tiempo en el cual sólo se discute en la arena pública la informació­n que los partidos políticos ponen en circulació­n genera incertidum­bre que termina por dañar la credibilid­ad en las institucio­nes públicas.

Por esta razón, más que “advertirno­s” respecto del previsible retraso en la difusión de cifras preliminar­es, el IEC tendría que pensar en el diseño de mecanismos que eviten la ola especulati­va y contengan la propagació­n de informació­n falsa que sólo busca causar confusión.

En lugar de advertir que los resultados preliminar­es de las elecciones tardarán más de lo común, el IEC debería buscar mecanismos para agilizar el proceso y evitar la especulaci­ón

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