DEL BIEN SER AL BIEN TENER
Para Carlos Kasuga Osaka, la educación formativa en valores es la clave del éxito
De Amado Nervo:
“Busca dentro de ti la solución de todos los problemas, hasta de aquellos que creas más exteriores y materiales / Dentro de ti esta siempre el secreto: dentro de ti están todos los secretos. / Aún para abrirte camino en la selva virgen, aún para levantar un muro, aún para tender un puente has de buscar antes, en ti, el secreto. / Dentro de ti hay tendidos ya todos los puentes. / Están cortadas dentro de ti las malezas y lianas que cierran los caminos. / Todas las arquitecturas ya están levantadas dentro de ti. / Pregunta al arquitecto escondido: él te dará sus fórmulas. / Antes de ir a buscar el hacha de más filo, la piqueta más dura, la pala más resistente, entra en tu interior y pregunta... / Y sabrás lo esencial de todos los problemas y se te enseñara la mejor de todas las fórmulas, y se te dará la más sólida de todas las herramientas. / Y acertarás constantemente, pues que dentro de ti llevas la luz misteriosa de todos los secretos”. Y esa luz misteriosa, pienso, se descubre cuando una persona opta por el “bien ser”…
EL ENCUENTRO
Conocí a Don Carlos Kasuga Osaka hace mucho tiempo. Aún recuerdo el momento cuando coincidimos en un simposio de jóvenes emprendedores en el donde me correspondió ser el responsable de una mesa de trabajo y en la cual Don Carlos participó compartiendo con la audiencia sus experiencias de exitoso empresario, pero sobre todo sus vivencias personales.
Recuerdo, como si fuera hoy, la manera en que este menudo y sencillo hombre entusiasmó a los jóvenes que acudieron a ese evento.
PERTURBADORAS DIFERENCIAS
Hoy rescato algunas ideas que ese día compartió don Carlos: << Soy hijo de inmigrantes japoneses, que en los años treinta tuvieron la gran visión de escoger esta tierra. Analizando las diferencias entre Japón y México, veo notables discrepancias: la educación, la religión y la actitud hacia la vida misma.
En México se da mucho la educación instructiva, de conocimientos. A los padres les preocupa el 5 el 6 el 8 de calificación, pero no la educación formativa, qué valores son inculcados en las escuelas. Entre los valores que tenemos que tomar en cuenta están: la honestidad, la puntualidad y la limpieza.
Esta educación se relaciona con la formación necesaria en un empresario de éxito.
Existen cuatro pasos para ser un empresario de excelencia. Estos son: el bien ser, el bien hacer, el bien estar y el bien tener.
BIEN SER
Implica honestidad, limpieza, responsabilidad, puntualidad y disciplina en el trabajo. Con relación a la importancia del tiempo nos da este ejemplo: aquí están cerca de 600 personas. Si el conferencista llega 10 minutos tarde, estamos perdiendo 6,000 minutos en México. No se puede jugar con el tiempo y menos con el tiempo de las demás personas.
Luego haciendo referencia al valor del respeto subraya: “si no es tuyo debe ser de alguien. Si esta pluma te la encontraste en un escritorio debe ser de alguien, entonces devuélvela. Si te encuentras con un reloj o un anillo y no es tuyo, debe ser de alguien.
Si te encuentras una cartera tirada en la calle y no es tuya, debe ser de alguien, y si te encuentras en una fiesta una señora y no es tuya, debe ser de alguien.
BIEN HACER, BIENESTAR Y BIEN TENER
“Haz las cosas bien desde la primera vez, eso es bien hacer”: Si vas a nadar hazlo bien, y si vas a estudiar hazlo bien, entrégate. Las personas que son “bien ser” y dan a la familia y a su escuela más de lo que recibieron, llegarán al “bien estar” que significa dar más de lo que se recibe: a la familia, al trabajo, a la sociedad. Lo que es sinónimo de plenitud y quienes siguen estos pasos en este orden, llegarán a lograr un “bien tener” del dinero y las cosas materiales. Sin embargo, es triste ver gente, entre ellos infinidad de políticos, que logran tener dinero, pero jamás lograrán tener el bienestar y menos el bien tener, porque violaron el “bien ser” y el “bien hacer”.
¿Y LA ACTITUD ANTE LA RELIGIÓN?
Continúa diciendo don Carlos: En un programa de televisión al que se me invitó para fungir de traductor de unos empresarios japoneses a uno de ellos se les preguntó cuál era la diferencia entre los trabajadores japoneses y los mexicanos, su respuesta fue contundente: “Hemos visitado muchas empresas mexicanas y hemos encontrado que el trabajador mexicano es muy hábil, pero aun cuando esto es así, las relaciones entre los obreros y la empresa en ambos países son muy diferentes. Encontramos que aun cuando Japón y México tienen muchas similitudes, a ambos pueblos les gustan las peregrinaciones, las tamboras, los amuletos, los cuetes, etc., existe sin embargo una gran diferencia: cuando en México de va a los templos “a pedir y a esperar”, en Japón los japoneses vamos a los templos “a ofrecer”. De igual manera, nos hemos dado cuenta que mientras los sindicatos mexicanos presentan “pliego de peticiones”, por su parte, los sindicatos japoneses presentan “pliego de ofrecimientos”. ¡Pequeña pero gran diferencia! ¿A qué me refiero cuando digo “pliego de ofrecimientos”? Al hecho de que, por ejemplo, si fabricamos mil carros, “ofrecemos” para el año entrante fabricar mil 200. O bien, si la empresa ha tenido en el año 5 por ciento de errores en la producción, entonces los trabajadores “ofrecen” reducirlo al 3 por ciento. Y en base a esos ofrecimientos, las empresas japonesas alcanzan niveles sorprendentes de competitividad. En México, en contraste, con el “pliego de peticiones”, estos logros no pueden ser posibles, ya que la cultura laboral mexicana se inclina a pedir más días no laborables, más vacaciones, más aguinaldo… Tristemente se pide y exige más beneficios, más derechos, pero menos trabajo, menos compromisos y obligaciones, entonces, como consecuencia, la competitividad es imposible de incrementarla.
UN GORRIÓN
Había un bosque –continua Kasuga– en cual todos los animales vivían en armonía; cierto día se provocó un gran incendio. Los animales huyeron, excepto uno: un pequeño gorrión. El ave volaba al río, mojaba sus alas y dejaba caer unas cuantas gotas sobre el inmenso bosque, intentando apagar el tremendo incendio. El animalito repetía esta acción sin cesar, sin dar muestras de cansancio. El elefante le dijo al pajarito “Gorrioncito, no seas tonto, huye con nosotros”, pero el gorrión respondió: Este bosque me ha dado un hogar, me ha dado a mis amigos, pero sobre todo, me ha dado felicidad; lo mínimo que puedo hacer yo por este lugar que me ha dado tanto, es tratar de rescatarlo. Y así, el gorrión continuó arrojando esas gotas sobre el bosque. Cuando Dios lo vio, se apiadó y mandó una tormenta para apagar el fuego. Así también ustedes, deben saber que esta tierra, este México que les ha dado un hogar, una familia, libertad construida por tantas vidas, por tantos héroes, y sobre todo que les ha dado tanta felicidad a pesar de que en este momento vivamos un incendio de pobreza, de ignorancia, de injusticia y corrupción; así también ustedes, derramen gotas de sudor, de esfuerzo y trabajo. Tiene razón don Carlos: ¡Nos hacen falta muchos gorriones y también aprender a “bien ser”!