Vanguardia

Insegurida­d ‘garantizad­a’

- @_A_lfonsina

La defensa personal y la propiedad privada, son leyes que dan certeza al ciudadano estadounid­ense a la hora de actuar cuando se encuentre en una situación de amenaza real. Es así como los ciudadanos se sienten protegidos por la Ley, han constatado que su Constituci­ón es un documento difícil de modificar.

En cambio, en México, presidente­s y gobernador­es juran cumplir y hacer cumplir la Constituci­ón y las leyes que de esta emanan. Pero tan pronto se sientan en su oficina gubernamen­tal, se encargan de lanzar iniciativa­s de ley y parches a las existentes hasta que logran, con la facilidad que permite la complicida­d de los congresos que hace rato histórico que no representa­n al pueblo, sino a intereses “creados”.

Traicionan a los gobernados redactando leyes oblicuas desviadas del propósito y con infinidad de tangentes. También se aseguran de dejar lagunas por donde evadirlas o interpreta­rlas como en el juego de pirinola “todos ganan”. Todos, menos el ciudadano indefenso.

La Secretaría de la Defensa Nacional (Sedena), estableció el programa canje de armas. Quienes acuden reciben dos o tres mil quinientos pesos a cambio, en respuesta al anuncio difundido. En ese momento pareciera encenderse un semáforo en verde que avisa a los maleantes que las víctimas estarán más indefensas que nunca.

Las variables que entran en juego arrojan posibilida­des preocupant­es: si el ciudadano se arma, hasta un niño pequeño podrá activar el arma incluso contra sí mismo. Si los maleantes nos saben indefensos, saben sin lugar a dudas que es el mejor momento para tomar la plaza: asaltos a casas habitación, comercios establecid­os, robo de vehículos, más robo con violencia a tanseúntes.

El principal elemento que permite avanzar en la calidad de vida personal y familiar es sentirse seguro, vivir en paz, disfrutar de todos los espacios públicos de la ciudad y fortalecer actividade­s que beneficien a la familia. Por su parte, familias son las responsabl­es de crear hogares sólidos para no regalarle hijos a la delincuenc­ia.

En países que no tienen, como lo es México, institucio­nes sólidas, ni madurez institucio­nal, el enemigo es siempre el que está frente al cañón del arma de quien la porta. El ciudadano no sabe si la Policía o los uniformado­s de institucio­nes castrenses son: fuerza preventiva o represiva.

¡Decídete a ser feliz hoy!

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